Jeremías 29:11
“Porque yo sé
los planes que tengo para vosotros, declara el Señor, planes de bienestar y no
de calamidad, para daros un futuro y una esperanza”.
Dios tiene un
plan general para toda la humanidad. Él desea que todas las personas sean
salvas, dice 1 Timoteo 2:4. Con ese fin envió a su Hijo Jesucristo. Así dice
Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna”.
El pasaje de hoy
es parte de una carta del profeta Jeremías a los cautivos que fueron
transportados a Babilonia. Es sin duda un mensaje de esperanza para aquellos
que están pasando por circunstancias difíciles. Los planes de Dios para sus
hijos son siempre planes de bienestar y seguridad, pero no se desarrollan de la
misma manera para todos. Todos cometemos errores, por lo tanto la voluntad de
Dios para una persona determinada se lleva a cabo conforme a las decisiones que
ha tomado esa persona y las circunstancias que la rodean en un momento
determinado. Si nos apartamos de la voluntad del Señor, él trabaja dentro de
nuestras vidas, moviéndonos a marchar por el camino que él tiene preparado,
pero en última instancia nuestras decisiones afectarán la manera en que se
desarrollen nuestras vidas.
Pero no sólo
tiene Dios un plan para ti, sino que está muy interesado en que tú sepas cuál
es ese plan. En su carta a los efesios, el apóstol Pablo les dice: “Mirad,
pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17). Es tu
responsabilidad entender cual es la voluntad de Dios, cual es su plan en tu
vida. Para ello, debes andar como sabio, no como necio o insensato, haciendo
buen uso del tiempo. Debes buscar la sabiduría que viene de Dios por medio de
una vida de comunión con él, leyendo su palabra y pasando tiempo en oración
diariamente. Si has estado orando por mucho tiempo y no has tenido respuesta,
debes reflexionar y mirar a tu vida para descubrir la fuente del problema.
Quizás sea una de estas causas:
Primero: Tu
propia voluntad puede estar estorbando la voluntad de Dios para tu vida. Si tú
decides hacer lo que deseas que debe ocurrir, es posible que le estés diciendo
a Dios con tus acciones que no te interesa su plan.
Segundo: La
influencia negativa de otras personas puede estar afectando tu comunión con
Dios. Así le sucedió a Job. Debemos ser precavidos de los que parecen bien
intencionados pero realmente son “amigos” terriblemente equivocados que nos
ofrecen orientación totalmente errónea.
Tercero: El
pecado no confesado en tu vida puede estar endureciendo tu corazón hasta el
punto de la sordera y la ceguera espiritual. ¿Hay algo que se interpone entre
tú y Dios hoy, que necesita ser eliminado?
Cuarto: La
simple duda puede filtrarse en la vida del creyente y hacer morir la fe hasta
hacerla inefectiva. Cree de todo corazón que Dios quiere revelarte sus planes
para tu vida.
Quinto: El afán
es uno de los enemigos más fatales del crecimiento espiritual. ¿Estás demasiado
ocupado para tener un momento a solas con el Señor? No oirás su voz si no
apartas tiempo para escucharle tranquilamente.
Analiza bien
estas cinco razones, y trabaja en aquellas que están afectando tu vida. No
permitas que haya obstáculos en el desarrollo del plan de Dios para tu vida.
ORACIÓN:
Bendito Padre
celestial. Te doy gracias por los planes que tú tienes para mí. Dame un oído
fino y un corazón receptivo para escuchar y obedecer tus instrucciones, y que
esos planes se hagan realidad en mi vida, pero no solo que sean para bendecirme,
sino para servirte mejor y más cada día de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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