Santiago 1:22-23
“Pero sed hacedores de la
palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si
alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al
hombre que considera en un espejo su rostro natural”.
Hay una gran diferencia entre oír
la palabra, y ponerla en practica, tanto que puede significar la diferencia
entre la vida y la muerte. Entre el éxito y el fracaso. Entre la luz y la
obscuridad. Entre la Carne
y el Espíritu. Entre la Teología
y la practica. Entre vivir por Fe y no por vista.
Por años me ha interesado
aprender, estudiar la palabra, memorizarla, y trato de hacerlo todos los días,
pero me doy cuenta que si no pongo en practica lo que estoy aprendiendo, no
experimentare ni recibiré las bendiciones que Dios tiene para mi vida.
“Mas el que mira atentamente en
la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor
olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”
(Santiago 1:25).
Entonces se trata de estudiar y
practicar; aprender y practicar; escudriñar y practicar.
“Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instruir en
justicia. A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16).
Si no eres hacedor pronto vas a
olvidar la palabra. Eso pasa, cuando vamos a la Iglesia , y escuchamos la
palabra, la recibimos y decimos “Amen”, “Gloria a Dios”, “Aleluya”, y saliendo
de allí, llegando a casa, alguien nos pregunta como te fue, nuestra respuesta
es “bien”, si nos preguntan de que trato el mensaje? ...Mmmm pues de ...tenemos
que pensar dos veces antes de contestar, o simplemente compartimos una frase,
el titulo del mensaje, lo que se haya quedado en nuestra mente, a solo unas cuantas
horas de haber oído el mensaje.
Lo que hacemos son comentarios
como: “El mensaje estuvo regular”, “aburrido”. Esto pasa cuando –solo oímos--
la palabra, la cuestionamos, y comenzamos a dudar, a dejar preguntas en el
aire, no la recibimos ni aceptamos para ponerla en practica. Si no somos
hacedores de la palabra, olvidaremos la palabra.
Una de las mayores razones por
las que no practicamos la palabra es porque queremos resultados instantáneos,
no estamos dispuestos a "esperar" o invertir mucho en ello.
“¿Por qué me llamáis, Señor,
Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis
palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre
que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y
cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no
la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo,
semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra
la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella
casa” Lucas 6:46-49.
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen” (Juan 10:27).
"Oír cualquiera lo hace,
Escuchar es de Sabios"
Dios busca hacedores de la
palabra, no solo oidores, para bendecir nuestras vidas. Oidores hay muchos,
pero hacedores no. Se necesita que seamos fieles de compromiso, de un oído
presto para escuchar, de discernimiento de Espíritu, para estudiar la Palabra de Dios y escuchar
su voz. Somos sus ovejas, y Él nos conoce.
¿Será que Cristo, cuando venga
por su Iglesia, nos encontrara siendo hacedores de la Palabra , o seguiremos
siendo solo oidores, engañándonos a nosotros mismos, viendo lo que nuestros
ojos naturales ven, sin atrevernos a ver lo que Dios ve en nosotros?...
Ve y camina la milla extra y atrévete
a Creerle a Dios, y pon en practica su palabra y tu vida será transformada. Esto
es obediencia. Dios usa vidas comprometidas a vivir bajo su voluntad. ¿Serás Una
de ellas?
“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina
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