Hebreos 13:5
“Sean vuestras costumbres sin
avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque EL dijo: No te dejaré ni te
desampararé”.
1 Corintios 15:33
“No erréis, las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres”.
Hay muchas costumbres o mañas,
que pueden ser letales para un matrimonio.
Las costumbres son hábitos de
comportamiento en la vida regular de las personas, que pueden ser positivos o
negativos. Todo matrimonio tiene hábitos buenos y malos. Pero cada matrimonio
debe esforzarse por mantener y reforzar los buenos hábitos e ir desechando los
malos. Entre más positivo sea el balance de hábitos más saludable será el
matrimonio.
La mayoría de costumbres buenas o
malas, las aprendemos desde niños en medio de la convivencia familiar y del
ambiente en que nos desarrollamos.
Algunos cónyuges tienen la mala
costumbre de criticar y juzgar a su pareja constantemente. Es como si
estuvieran atentos a cada falla de su cónyuge para criticarle, reclamarle y
hasta condenarle. Esta costumbre es muy destructora, ya que por lo general el
cónyuge afectado termina cansándose de esa actitud y reacciona negativamente.
En la Comunicación , hay
quienes que tienen la costumbre de gritar constantemente, lo cual bloquea la
comunicación. Hay personas que tienden a asumir los pensamientos del cónyuge y
se indisponen porque creen saber lo que el cónyuge está pensando.
Podríamos enumerar un sinfín de
costumbres que afectan al matrimonio. Hay costumbres que quizás para uno no son
molestas, pero lo son para el otro y entonces deben respetarse. Los esposos
deben abrir el corazón y dejarse saber mutuamente con respeto y suavidad, que
costumbres del otro le molestan con el único propósito de informar, para que el
otro lo sepa y tome la decisión por si solo de cambiar esas costumbres que le
hacen sentir mal a su pareja. No por presión, sino por convicción.
La primera y más importante
costumbre que debe tener todo matrimonio es procurar una relación permanente
con nuestro Padre Celestial. O sea, que ambos tomen la decisión de leer la Biblia juntos, orar juntos,
asistir regularmente a la
Iglesia y practicar la obediencia a la palabra de Dios.
Segundo, deben tomar la decisión
de desarrollar hábitos de compartir juntos, afirmarse mutuamente, pensar
diariamente en que podemos hacer para el bienestar de nuestro cónyuge. La
misión más importante de cada cónyuge en el matrimonio es encargarse del bienestar
del otro. Esto debe convertirse en un poderoso hábito de vida en el Matrimonio
que les va a dar excelentes beneficios a la relación y a la familia.
Tomen la decisión hoy mismo de
cambiar esas malas costumbres en el matrimonio y desarrollar nuevos hábitos de
beneficio y bendición para tu familia.
Tu matrimonio y tu familia es el
segundo tesoro más valioso que Dios te ha dado, después de tu salvación.
CUÍDALO!
“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio
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