Romanos 8:28-29
“Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó
para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos”.
El Salmo 34:7 afirma que todo
creyente está rodeado por la presencia de Dios. Tenemos también la seguridad de
que incluso los aspectos más dolorosos de la vida serán entretejidos en su
plan, y de que nada nos podrá ocurrir sin su permiso. Esa es una buena noticia.
Pero el concepto de que Dios está presente en cada cosa, muchas veces hace que
el creyente se pregunte:
• ¿Incita Dios a las personas
para que pequen? Dios nunca da origen al pecado, ni nos anima a pecar. Sus
propósitos son librarnos del poder del pecado (Colosenses 1:13) y
transformarnos a la semejanza del Señor Jesús (Romanos 8:29).
• ¿Cómo puede el Señor utilizar
nuestro pecado para algo bueno? Cuando cometamos errores, Él nos revelará
nuestra verdadera naturaleza, es decir, nuestras debilidades, fallas y orgullo.
Su Espíritu nos convencerá de pecado y nos llevará al arrepentimiento verdadero
(Juan 16:8). Además, Él nos enseñará las consecuencias de la desobediencia y la
maravilla de su naturaleza perdonadora.
• ¿Está Dios con quienes no
forman parte de su familia? El Señor está interesado en los incrédulos, pero de
una manera diferente. Les extiende amor constantemente para mostrarles la
necesidad que tienen de un Salvador y el pecado que los separa de Él. Sin
embargo, no ignora su rebeldía (Romanos 1:18; 2.2).
Contemplemos entonces la vida de
Jesucristo. Nuestro Salvador sufrió de muchas maneras durante su vida terrenal
por la rebeldía espiritual, la ignorancia y las faltas de los demás. Pero
recordemos cómo utilizó el Padre celestial el sufrimiento de su Hijo para
nuestro bien y para la gloria de Él mismo.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario