Padre santo, gracias por haber
provisto para nuestra salvación por medio del sacrificio de Cristo. Reconozco
mi incapacidad para salvarme a mí mismo por mis propios esfuerzos, y me entrego
a ti, confesando mis pecados y aceptando a Jesucristo como mi Salvador y mi
Señor. Amén.
“Gracia y Paz”
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