Colosenses 3:15
“Y la paz de Dios gobierne en
vuestros corazones, á la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed
agradecidos”.
Solo cuando andemos con Dios en
obediencia podrá gobernar la paz de Dios en nuestro corazón. Cuando examinamos
nuestro corazón honestamente para descubrir cualquier pecado o desobediencia
que se esconda allí, y luego renunciemos a todo lo que sea contrario a la
voluntad de Dios, entonces, y sólo entonces, podrá la paz de Dios reinar en
nuestras almas. ¡Qué gran paz entra a nuestras vidas cuando no hay barrera
entre nosotros y nuestro Creador! Pero podremos tener esta paz solamente cuando
nos entreguemos totalmente a la voluntad de Dios, y caminemos en la luz y en
obediencia a la Palabra
de Dios.
Pero ¡no te confundas! No es por
nuestra obediencia o cualquier obra buena que podamos hacer para que Dios nos
salve y nos de la vida eterna. Tu obediencia y las buenas obras no tienen nada
que ver con esto. La salvación y la vida eterna la compró Cristo en la cruz. Él
pagó el precio completo de nuestros pecados, y no hay nada de obediencia ni
buenas obras por parte nuestra que se pueda añadir a la salvación gratuita que
Jesús nos ofrece. Así es que la salvación es un regalo que Dios nos da, y le
servimos a él por gratitud y amor, porque ya somos salvos, y ÉL nos impartió su
Santo Espíritu. Y él es tan bueno que cuando obedecemos su voluntad, nos
concede la paz que fluye como un río, paz que sobrepasa toda comprensión.
“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día
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