Bendito Dios, gracias por tu
Santa Palabra que nos muestra tu fidelidad y tu amor infinito para con tus
hijos. Ayúdame a creerla de todo corazón y a aplicarla en mi vida, sobretodo en
situaciones difíciles en las que la fe flaquea. Que tenga yo la convicción
absoluta que dentro de la tormenta está tu mano poderosa, y que pronto estaré
disfrutando de un precioso amanecer. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
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