Hebreos 6:7-12
“Porque la tierra que bebe la lluvia
que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los
cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y
abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.
Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y
que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto
para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su
nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que
cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena
certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores
de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Algún día, tu y yo estaremos de
pie en la presencia del Dios santo, y nuestra vida será evaluada. En ese día,
nuestras obras serán juzgadas, y seremos recompensados como corresponda.
Será un momento muy solemne,
porque muchos sufrirán grandes pérdidas, mientras que otros recibirán grandes
recompensas. Aquí no estoy hablando de la salvación, porque la salvación nunca
es una recompensa por el servicio; ella es, simplemente, un regalo que se nos da
a todos los que hemos recibido a Jesucristo como Salvador. Pero las recompensas
son diferentes; están unidas al servicio.
Jesús nos dice mucho en la Biblia en cuanto a las
recompensas que recibiremos por servir. También utilizó palabras fuertes para
referirse al hombre que había escondido su talento en vez de ponerlo a
producir. En la parábola, su amo lo llamó “malo y negligente”, y luego le quitó
lo que le había dado antes (Mateo 25:26).
El Señor nos hizo también otra
advertencia: No debemos realizar el servicio cristiano para asegurarnos de que
las personas que nos rodean nos vean. Cuando eso sucede, Él dice que perderemos
nuestra recompensa en el cielo (6:1-6). Todo lo que pueda haber sido reservado
para beneficio propio se perderá, y lo único que ganaremos será el
reconocimiento de los demás.
La mejor manera de servir a Dios
es hacerlo por amor a Él. Cuanto más conozcas tu a Dios, más lo amarás y más
desearás servirlo. Y cuanto más lo sirvas, más honrará Él tu servicio. Esto nos
lleva a amar más a Dios, y ese ciclo continuará por toda la eternidad.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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