Colosenses 1:9-14
“Por lo cual también nosotros,
desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que
seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia
espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”.
“Interceder” quiere decir mediar
por otro; pedir a alguien un favor para otra persona. Cuando los cristianos
hablamos de intercesión nos estamos refiriendo al acto de orar pidiendo a Dios
que bendiga a una o más personas. Cuando acudimos al Señor rogando por su favor
para alguien que tiene algún tipo de necesidad ya sea física, material o
espiritual, estamos intercediendo.
En la Biblia encontramos muchos
ejemplos relativos a la intercesión. Por ejemplo, en Efesios 6:18 dice que
debemos mantenernos “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos”.
En su Epístola a los Romanos, el
apóstol Pablo les pide que intercedan por él. Dice Romanos 15:30: “Pero os
ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que
me ayudéis orando por mí a Dios”.
El pasaje de hoy, parte de la
carta de Pablo a los colosenses, nos muestra su oración por la Iglesia de Colosas. Aquí
vemos un excelente modelo de oración intercesora que cualquier creyente puede
hacer al pedir por los demás. Cuando Pablo va delante del trono celestial para
interceder por los creyentes colosenses, su petición incluye:
QUE SEAN LLENOS DEL CONOCIMIENTO
DE LA VOLUNTAD DE
DIOS. Conocer la voluntad de Dios es imprescindible en la vida del creyente. Se
empieza por un conocimiento general de su palabra y a medida que establecemos
una relación íntima con él, vamos conociendo aspectos más específicos de su
voluntad. Una vez conocemos la voluntad de Dios debemos obedecerla aunque
sintamos enormes deseos de hacer lo contrario. La Biblia está llena de
ejemplos de hombres y mujeres que obedecieron la voluntad de Dios, aun en contra
de sus propios deseos e invariablemente llegaron a disfrutar de una vida de
victoria y completa felicidad.
QUE ANDEN COMO ES DIGNO DEL
SEÑOR. Cuando tú le pides al Señor que ayude a alguien a andar como es digno de
él, le estás pidiendo que obre en la vida de esa persona para que sea un
testimonio por medio del cual Dios pueda ministrar a los que necesitan de él.
Esto no sucede de la noche a la mañana, es más bien un proceso en el cual el
Espíritu Santo logra una transformación profunda arrancando todo aquello que no
glorifica el nombre de Dios, produciendo su fruto y creando una nueva actitud
agradable al Señor, por medio de la cual otros llegan al conocimiento de Dios.
QUE LLEVEN FRUTO EN TODA BUENA
OBRA. Este nuevo comportamiento de aquellos que buscan y obedecen la voluntad
de Dios produce en ellos “frutos de justicia que son por medio de Jesucristo,
para gloria y alabanza de Dios”, dice Filipenses 1:11. También Jesús dijo: “Por
sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16). Si Cristo es el centro de tu vida,
entonces tu carácter, conducta y conversación deben dar fruto para su reino.
QUE CREZCAN EN EL CONOCIMIENTO DE
DIOS. Llegar a conocer a Dios íntimamente debe ser el objetivo principal de
todo creyente. Y esto sólo es posible a través de Jesucristo, buscando su
rostro diariamente, leyendo y meditando en la Palabra de Dios, pasando
tiempo en oración. La Biblia
dice que cuando aceptamos a Jesucristo como Salvador, nacemos de nuevo, es
decir somos bebitos espirituales. Desde ese momento debemos tratar de crecer
espiritualmente, y no quedarnos en ese estado inicial.
Hagamos nuestra esta oración del
apóstol Pablo, primero para reafirmarnos en los principios del evangelio de
Cristo y continuar nuestro crecimiento espiritual, y segundo para interceder
por los demás de manera que en ellos se cumpla la voluntad de Dios por medio de
la obra del Espíritu Santo.
ORACIÓN:
Padre celestial, te doy gracias
por el privilegio de interceder delante de tu trono de gracia por mis hermanos
en la fe, y por aquellos amigos y familiares que no te conocen para que tu
Santo Espíritu haga en ellos la obra que tú deseas. En el nombre de Jesús,
Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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