Números 22:31
“Entonces el Señor abrió los ojos
de Balaam, y vio al ángel del Señor que estaba en el camino…”
«De ninguna manera ni por ningún
medio, nada ni nadie impedirá que lo haga». A menudo, oigo personas que
manifiestan este tipo de actitud cuando tienen una idea o ven una oportunidad
que consideran buena y provechosa. Invierten todos sus recursos para lograr el
objetivo.
Para probar que esta manera de
pensar puede ser errónea, presentaré como testigo una asna que le pertenecía a
un hombre llamado Balaam.
Un rey vecino le ofreció a Balaam
una tarea rentable, y este le pidió permiso a Dios para aceptarla (Números 22).
Cuando Dios le dijo que no, los embajadores del rey mejoraron la oferta.
Pensando que el Señor podía cambiar de idea, aquel hombre volvió a preguntarle.
Entonces, Dios le permitió que fuera con ellos, pero con ciertas condiciones
estrictas. Conocía el corazón de Balaam y no le agradó; por eso, puso a su
ángel en el camino. Cuando la asna se negó a seguir avanzando, Balaam se enojó
con el animal por impedirle continuar el camino.
La historia de Balaam nos enseña
que no hay que vencer todos los obstáculos. Dios coloca algunos para impedir
que hagamos cosas insensatas. Cuando algo se interpone en nuestros planes, no
debemos suponer que es Satanás el que trata de detenernos. Quizá sea Dios que
intenta protegernos. Solo debemos poner en oración nuestros asuntos, pidiéndole
al Señor que nos muestre cual es su voluntad.
Dios
siempre nos protege; aun cuando no comprendemos que lo necesitamos.
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LEA: Números 22:10-34
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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