Efesios 4:29
“Ninguna palabra corrompida salga
de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de
dar gracia a los oyentes”
Hoy en día decir malas palabras
se ha hecho una mala costumbre, la cual podemos adquirir al juntarnos con malas
personas o en el ambiente que estemos y en el que hayamos crecido. Las palabras
son un reflejo de nuestro corazón y se transmite por medio del habla.
Bien sabemos que al caminar con
Cristo y con ayuda del Espíritu Santo, vamos corrigiendo nuestro actuar,
nuestro decir y nuestro ser, por lo tanto, esa debilidad por decir malas
palabras en un momento debe terminar. En el poder de Cristo, Él elimina
nuestras debilidades. Un buen lenguaje es muy importante para los hijos del
Señor, siendo reflejos de Él. En el nombre de Jesús, amén y amén.
“Gracia y Paz”
Pan de Vida
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