Salmo 119:37
“Aparta mis ojos, que no vean la vanidad;
avívame en tu camino”.
Cerca de donde mi esposo y yo
vivimos, hay una granja con muchos caballos. Durante ciertas épocas, estos
animales tienen máscaras sobre los ojos. Por mucho tiempo, sentí pena por esos
caballos que no podían ver, pero, después, me enteré de que mi suposición sobre
esas máscaras estaba equivocada. Están hechas de una malla abierta y se puede
ver a través de ellas. Estas mallas impiden el paso de las moscas que les
enferman los ojos. Las máscaras no impiden que los caballos vean… ¡evitan que
queden ciegos!
Los incrédulos suelen suponer
cosas sobre la Biblia
similares a lo que yo pensé de las máscaras. Piensan que es algo que Dios nos
pone delante de los ojos para que no veamos toda la diversión que podríamos
tener. Sienten lástima de los creyentes en Cristo porque creen que el Señor no
nos permite disfrutar de la vida. Así como yo no sabía sobre las máscaras de
los caballos, ellos desconocen de la Biblia. No obstaculiza que veamos todas las cosas
buenas, sino que evita que nos infecten las mentiras que producen ceguera
espiritual. La Palabra
de Dios no impide que disfrutemos de la vida, sino que hace posible que gocemos
de aquellas cosas que satisfacen verdaderamente.
Cuando vemos el mundo a través del filtro de la Palabra , aprendemos la
verdad sobre ambos.
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LEA: Salmo 119:33-40
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Biblia en un año: Ezequiel 19–21
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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