Colosenses 1:16
“Porque en él fueron creadas
todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles
e invisibles…”
Los científicos han estado buscando la «teoría de todo». El que piensa
que la encontró es el físico Brian Greene, que escribió El universo elegante:
supercuerdas, dimensiones ocultas y la búsqueda de una teoría final. Su «teoría
de la cuerda» es un concepto complicado que sugiere que todas las cosas, en su
nivel más diminuto, son una combinación de filamentos vibratorios o cuerdas. Ha
descrito su teoría como «una estructura con la capacidad de responder a cada
aspecto sobre el cual está construido el mundo».
A través de los años, pensadores desde Newton, pasando por Einstein y
Hawking, y llegando a Greene, han dedicado gran parte de su vida a averiguar
cómo funciona el universo, y han propuesto teorías fascinantes.
En realidad, para que una teoría explique de manera adecuada todo lo que
existe en el universo, debe empezar y terminar en Dios. «… todas las cosas, […]
visibles e invisibles» (Colosenses 1:16) se originan en Él y existen para su
gloria (Salmo 72:19). Los primeros versículos del Evangelio de Juan nos dicen
que nuestro Señor creó el universo y que, sin su mano creadora, no existiría
nada.
Por esta razón, cuando pensamos en el mundo y en todo lo que contiene,
podemos exclamar con Isaías: «Toda la tierra está llena de su gloria» (6:3).
¡Alabemos su santo nombre!
Toda la creación es un dedo extendido que
apunta hacia Dios.
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LEA: Juan 1:1-13
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Biblia en un año: Jeremías 13–16
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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