Proverbios 14:15-16
“El simple todo lo cree; Mas el
avisado mira bien sus pasos. El sabio teme y se aparta del mal; Mas el
insensato se muestra insolente y confiado”.
Una hermosa tarde, mi mejor amigo
y yo encontramos un bote abandonado flotando en el río. Tenía los remos rotos,
pero eso no pareció ser un impedimento para un par de adolescentes. Subimos al
bote, y nos dejamos llevar por la corriente. No estoy seguro de cuánto tiempo
pasó mientras estuvimos flotando a la deriva, pero supimos que estábamos en
problemas cuando oímos un estruendo. Más adelante el agua se precipitaba sobre
una represa. Aterrorizados, echamos mano de los remos rotos y nos pusimos a
remar con fuerza contra la corriente. Nos las arreglamos para llegar bien cerca
de la orilla, y saltamos, pero el bote cayó en la represa. Lo que comenzó como
una diversión sencilla terminó casi en una tragedia.
Eso es exactamente lo que sucede
con muchas personas hoy. Lo que comienza como una diversión, termina en un
naufragio porque las personas se dejan llevar por la corriente, sin pensar
antes o darse cuenta de que se están alejando de la seguridad que ofrece el
plan de Dios. Según la actitud prevaleciente en la sociedad moderna, Dios no
hace falta mientras la corriente esté tranquila. En otras palabras, cuando hay
buenos ingresos, la familia está libre de riesgos y la salud es estable, ir con
la corriente parece bien. Pero, en realidad, una persona a la deriva está
siendo arrastrada a corrientes contrarias a Cristo y la iglesia.
El pasaje de hoy enseña que el
sabio ve el futuro, y evita el desastre. Dicho de otra manera: Dejarse llevar
por la corriente es una insensatez. En muchos aspectos de la vida —matrimonio,
familia, finanzas, etc.— necesitamos tener un plan de navegación claro para
tener éxito (Proverbios 3:6).
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario