jueves, 3 de mayo de 2012

NO DESCUIDES TU DON ESPIRITUAL


1 Timoteo 4:12-16
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.

Todo cristiano recibe por lo menos un don espiritual con el cual servir al Señor y edificar al cuerpo de Cristo (1 Co 12.7). Pero muchos creyentes descuidan este poder especial que da el Espíritu Santo. Aunque Timoteo tenía buenas razones para desechar el llamamiento de Dios, Pablo le aconsejó: “ocúpate de estas cosas y permanece en ellas” (v. 15). Al considerar a Timoteo, pregúntese si alguna de las siguientes situaciones le está impidiendo servir al Señor.

La edad: No importa la edad que tengamos, el Señor quiere que usemos nuestros dones espirituales. Por su juventud, Timoteo podía fácilmente ser intimidado por quienes tenían más experiencia. Sin embargo, la juventud no es nuestra única excusa. Algunos creyentes piensan que son demasiado viejos para servir al Señor. A pesar de que nuestros ministerios pueden cambiar con los años, nunca somos llamados a jubilarnos espiritualmente.

Incompetencia: ¿Alguna vez evadió usted una oportunidad de servir, porque se sentía incompetente? Así es como probablemente se sentía Timoteo en cuanto a liderar la iglesia en Éfeso. Nuestros dones rara vez llegan a nosotros totalmente desarrollados. Dios, a menudo, requiere que demos un paso de fe. Con el tiempo, a medida que obedezcamos y le sirvamos, Él aumenta la efectividad de nuestro ministerio.

¿Hay algo que le está impidiendo usar sus dones espirituales? Aunque nos fueron dados, no son para nosotros; son para la iglesia. Descuidarlos afecta tanto a nuestros hermanos como a nosotros, porque hay gozo y bendición en servir a los demás, y en hacer el trabajo que Dios nos ha designado.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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