ESCUCHE Y CONSIDERE
“Y yo, Juan, vi la santa ciudad,
la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una
esposa hermoseada para su esposo....Entonces vino a mí uno de los siete ángeles
que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras y habló
conmigo, diciendo: «Ven acá, te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.»”
(Apocalipsis 21:2, 9).
¡Ésta es una imagen hermosa de la
iglesia de Jesucristo en los últimos tiempos! La gran ciudad santa que
descendió del cielo es su novia sin mancha -la iglesia vencedora sentada a su
diestra en lugares celestiales. Esta iglesia está cimentada en las verdades del
evangelio de los doce apóstoles. Y se encuentra rodeada por murallas y puertas
que alejan todo aquello que es impuro y que no debe tener cabida. ¡La reina se
para frente al novio, la boda está por comenzar, y de pronto se escucha la voz
de un tercero! La reina revestida de oro es honrada, favorecida, bellamente
decorada, y ahora se para a la diestra de su Amado. El matrimonio está por
llevarse a cabo. Pero antes de que la ceremonia inicie una voz le suspira una
advertencia a la novia: “¡Oye, hija, mira e inclina tu oído!..." (Salmo
45:10).
Yo creo que esta voz es la del
Espíritu Santo, advirtiéndoles a todos aquellos que son llamados en Su Nombre.
Él le está hablando una palabra a los vencedores - a aquéllos que están muy
enamorados de Jesús - “Escucha, considera.” Esta voz viene a la novia en los
momentos finales, justo antes de que el matrimonio sea consumado.
Ahora, usted debe comprender que
la reina ya ha sido escogida. Su corazón ha sido conquistado por el novio. Ella
ha abandonado su hogar, su familia, su país, y se ha comprometido con Él. Ella
está llena de gozo porque ama apasionadamente al Rey.
Entonces, déjeme preguntarle:
¿Usted se considera escogido por el Señor? ¿Es usted la niña de Sus ojos,
redimida y cubierta con su sangre? ¿Lo ama con todo su corazón? ¿Ha dejado al
mundo entero, a su pasado, por Él? “Él es mío y yo estoy comprometida con Él.
¡Señor, yo te amo con todo mi corazón!” ¿Puede usted decir esto?
Mi punto es este: Si usted quiere
ser la novia de Cristo, a usted le debe importar más allá de escapar
simplemente del infierno. En su lugar, ¡usted debe desear no estar ausente del
gran día de la boda! Usted debe estremecerse con el puro pensamiento de no ser
Su novia- de no ser estar con Él, de no pasar la eternidad con Él.
“Gracia y Paz”
David Wilkerson
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