Gálatas 5:19
“Y manifiestas son las obras de
la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia”
Cualquier actividad de tipo
sexual ilícita tiene consecuencias, y es uno de los errores más terribles que
un ser humano puede cometer y más si es
cristiano, porque es un error que
va a trascender a toda la eternidad.
1 Corintios 6:9-10
“¿No sabéis que los injustos no
heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni
los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios”
Los pecados de índole sexual
son los más practicados por los seres humanos, los pecados sexuales son los
pecados que más desgracia y dolor han traído a la humanidad, sin embargo son
los pecados más comunes en el género humano, pero tristemente también dentro de
los cristianos.
Un gran aporte que el
cristianismo ha hecho al mundo pagano fue precisamente la pureza sexual, la pureza sexual que
deberían tener y practicar todos aquellos que quieran seguir a Jesús. Sabemos
que la inmoralidad sexual es una de las razones por la que los grandes imperios
se vinieron abajo, y en la actualidad no es diferente, la inmoralidad sexual es
un distintivo de la decadencia, de las distintas sociedades de alrededor del
mundo.
Jesús promete cambiar el
corazón perverso, por un corazón puro, sensible; que sienta y que razone
espiritualmente; un corazón inclinado hacia Dios y no a la vida pecaminosa, que
es lo que la Biblia menciona como Nacer de Nuevo. Jesús va directo al corazón.
¿Tienes tú el corazón dispuesto para permitirle a Jesús que cambie tu
naturaleza pecaminosa?
¡Gracia y Paz!
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