1 Samuel 3:1
“El joven Samuel ministraba a Yahweh en
presencia de Elí; y la palabra de Yahweh escaseaba en aquellos días; no había
visión con frecuencia.
Hay dos aspectos en este texto que tienen mucho que ver
con la condición actual del cristianismo. Esta escritura nos dice cual era la
condición espiritual de esa época: “La
palabra de Yahweh escaseaba en aquellos días y no había visión con frecuencia”.
Con mucha tristeza debemos reconocer que esta porción de
las escrituras es aún patente, la
palabra de Dios escasea en los púlpitos; la mediocridad y el hablar
trivialidades, es algo que caracteriza a los predicadores modernos.
Con dolor vemos en muchas iglesias a predicadores hablando
incoherencias y frases sin sentido, contando chistes, haciendo pactos, declarando, atando,
confesando, sin ton ni son. Y para
culminar su “predicación”, como magos, sacan de su manga un “llamamiento” al
pulpito para aceptar al Señor. ¡Es asombroso! ¿Qué tiene que ver el aceptar al
Señor en medio de un rito religioso en el que abundan toda clase de herejías? ¿Por
qué estos hombres se han ganado la fama de “buenos predicadores”?
La otra condición que nos dice el texto en cuestión era que
“no había visión con frecuencia”. Es bastante
triste ver que por causa del pecado falte la palabra profética, la dirección
divina en todo lo que hacemos. Nos hemos conformado con oír un evangelio
diluido lleno de historias y cuentos de hadas. Y la falta de poder nos ha
llevado a la farsa de aparentar que Dios está en nuestras vidas. CIERTAMENTE LA
PALABRA DE DIOS ESCASEA HOY.
¡Dios tenga misericordia de nosotros y de ésos falsos
predicadores!
¡Gracia y Paz!
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