Tito 2:1
(DHH)
“Lo que digas debe estar siempre de acuerdo
con la sana enseñanza”.
Lamentablemente la manera de hablar de muchos está en
contraste con la realidad que se vive hoy en día. La manera de hablar, en
términos generales, tanto de jóvenes como de los adultos no siempre es sana, ni
edifica, ni motiva, ni estimula a los demás, más bien es todo lo contrario,
destruye, desmotiva.
¿Has pensado como es tu forma de hablar? Como lo dice el versículo
de hoy, la invitación es para que esta petición se vuelva parte de tu manera de
comunicarte a diario, es decir, que cuando hables, lo que digas sea agradable a
Dios, que entusiasme a los demás, que refleje el amor de Jesús, que tus
palabras sean constructivas, y estimulen en la fe a los demás, como certeza de
que Dios está contigo.
Solamente piensa en los diálogos en tu hogar. Reflexiona
por unos instantes en tus palabras, si estas hieren a los demás, hacen daño a
tu pareja o a tus hijos, entonces no están de acuerdo con la sana enseñanza. Toma
un minuto de tu tiempo para pedirle a Dios que te de sabiduría, y dominio
propio para que lo que salga de tu boca siempre sea para construir y no para
destruir.
Por eso la oración es tan importante, porque nos enseña a
hablar y pedir acorde con la Palabra de Dios, y en la medida en que lo hagamos
nuestro lenguaje irá cambiando.
¡Gracia y Paz!
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