Un corazón dispuesto para Dios es el de un
Creyente que es obediente por sobre todas las cosas. Es el de una persona honesta
y fiel, que pone en primer lugar la
palabra y la voluntad de Dios.
Esto es muy importante en nuestra vida
cristiana, pues lo que guardemos en nuestro corazón se manifestará en todas nuestras
acciones, ya que “de la abundancia del corazón habla la boca”. Nuestro corazón es
el lugar donde existe la fuerza de la vida, el motor que mueve nuestras acciones.
Así lo dice Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
porque de él mana la vida”.
¡Gracia y Paz!
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