Después que el pueblo de Israel fue liberado de la
esclavitud en Egipto, Dios les habló por medio de Moisés, y les ofreció un
pacto. La responsabilidad de ellos era simplemente seguir las instrucciones del
Señor, y entonces serían abundantemente bendecidos. Así les dijo Dios: “Si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial
tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éxodo 19:5). Era
su plan llevarlos a “una tierra buena y ancha, tierra que fluye leche y miel” (Éxodo
3:8). Sin embargo, los israelitas no fueron obedientes y como resultado la
mayoría de ellos murieron en el desierto sin llegar a disfrutar de la tan
ansiada tierra prometida. A través del tiempo, en muchas ocasiones, por medio
de los profetas Dios los amonestó por su desobediencia y los invitó a venir a él.
Por ejemplo en Malaquías 3:7, el Señor les dice: “Os habéis apartado de mis
leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho
Yahweh Dios de los ejércitos”. En la escritura de hoy, por medio del profeta
Jeremías, Dios habla a este rebelde pueblo, y nuevamente les da instrucciones
con el fin de que dejaran el camino que habían tomado y regresaran a “las
sendas antiguas”. Entonces “hallarían descanso para el alma”.
Jesús hace una invitación similar en Mateo 11:28-30:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y
ligera mi carga”. Al igual que dos bueyes se unen por medio del yugo, Jesús
invita a unirse a él a todos aquellos que están cargados y cansados de caminar
sin una dirección determinada. Y les ofrece descanso para sus almas.
Si nos hemos desviado del camino del Señor, ¿cómo podemos
aplicarnos la enseñanza de hoy? Veamos:
1. “Paraos en los caminos, y mirad”. Esta es una
invitación a hacer un alto en el camino, a reconocer que estamos extraviados y
mirar atentamente las diferentes opciones que tenemos, hasta que estemos
seguros cual es la dirección correcta que debemos tomar.
2. “Preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen
camino”. Preguntar y pedir consejo a aquellos que tienen más experiencia es
siempre una buena idea. El camino de las pruebas ha sido bien transitado por
hombres y mujeres cuya fe los ha llevado en dirección a la gloria de Dios. Lee
la Biblia y pide al Señor que te revele el buen camino de la fe, el cual
tomaron aquellos que obtuvieron la victoria.
3. “Andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”.
Toma la firme decisión de caminar por ese camino de fe y ora por fuerzas para
andar por él con los ojos fijos en Jesús, “el autor y consumador de la fe” (Hebreos
12:2). Busca constantemente el poder del Espíritu Santo para dar el próximo
paso, y procura ser obediente en todo lo que hagas. Descubrirás que a medida
que sigues al Señor encontrarás un dulce descanso que llenará tu alma de paz y
de gozo.
Más adelante, Dios se dirige de nuevo a Jeremías y le
ordena que tome un rollo y escriba todo lo que él le había dicho sobre la
rebeldía de Israel y de Judá. Entonces dijo: “Quizá oiga la casa de Judá todo
el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo
perdonaré su maldad y su pecado” (Jeremías 36:1-3). Esta misma promesa la
encontramos en la Biblia escrita por el apóstol Juan casi siete siglos después.
Dice 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Arrepiéntete y cambia el rumbo de tu vida. No hagas como
hizo el pueblo de Israel. El pasaje de hoy dice que ellos dijeron: “No
andaremos”. Por eso no disfrutaron de la paz de Dios. Así les dijo el Señor más
tarde por medio del profeta Isaías: “¡Oh, si hubieras atendido a mis
mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas
del mar” (Isaías 48:18). Aplica esta enseñanza a tu vida y disfrutarás de paz y
descanso en tu caminar por este mundo.
Oración:
Amoroso Dios, te ruego me des discernimiento para ver el
camino que debo tomar, y las fuerzas para mantenerme en él y así disfrutar de
ese descanso para mi alma. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
No hay comentarios:
Publicar un comentario