¿QUIERES EL FAVOR DE DIOS?
2 Crónicas 16:7-9
“En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de
Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste
en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus
manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros
y mucha gente de a caballo? Con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los
entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para
mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.
Neciamente has obrado en esto. Ciertamente de aquí en adelante habrá más guerra
contra ti”.
Muchos piensan que el favor de Dios es algo automático
para todos sus hijos, sin embargo la Biblia nos enseña que ese favor se
manifiesta solo en aquellos que de todo corazón buscan el rostro del Señor y
son obedientes a sus mandamientos. Cuando el rey Asa comenzó su reinado, asumió
una actitud que agradó a Dios. Dice 2 Crónicas 14:2-4: “E hizo Asa lo bueno y
lo recto ante los ojos de Jehová su Dios. Porque quitó los altares del culto
extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de
Asera; y mandó a Judá que buscase a Jehová el Dios de sus padres, y pusiese por
obra la ley y sus mandamientos”. En aquellos días vino contra Asa y su pueblo
un ejército etíope de un millón de hombres y trescientos carros (2 Crónicas
14:9). A pesar de la situación desventajosa en la que se encontraba, el rey
salió a enfrentarse a sus enemigos clamando a Dios con estas palabras:
“Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre
venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca
contra ti el hombre” (v.11). Ante este sincero clamor salido del corazón del
rey Asa, y su demostración de verdadera fe, el favor de Dios no tardó en
manifestarse. Dice el próximo versículo: “Y Jehová deshizo a los etíopes
delante de Asa y delante de Judá; y huyeron los etíopes”.
Esta escritura nos muestra una actitud totalmente
diferente de parte del rey Asa. Habiéndose presentado una situación de guerra
similar a la anterior, esta vez optó por buscar alianza con el rey de Siria, en
lugar de clamar, como lo hiciera anteriormente a Jehová de los ejércitos, el
Dios todopoderoso quien lo había librado de un ejército tan numeroso y bien
armado. ¿Por qué cambió Asa su actitud? Sólo Dios lo sabe. Pero no debe
extrañarnos, pues muchas veces, de manera inexplicable, nosotros también nos
olvidamos de las bendiciones que hemos recibido de Dios cuando hemos clamado a
él, y decidimos actuar basados en nuestra propia “sabiduría”. Lamentablemente
esta decisión siempre trae malas consecuencias. El vidente Hanani le recuerda
al rey Asa que cuando él se apoyó en Dios la vez anterior, a pesar de que el
ejército enemigo era “numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo”, el
Señor lo premió con la victoria. Sin embargo, en esta ocasión el favor de Dios
no estuvo con el rey Asa porque su mente y su corazón estaban enfocados en otra
dirección.
Dios es bueno, su amor excede todo conocimiento, su
misericordia es infinita, pero debemos entender que el favor de Dios, ese
regalo especial, está reservado solo para aquellos que le buscan y obedecen sus
mandamientos. El Salmo 5:12 dice: “Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
como con un escudo lo rodearás de tu favor”. "Justo" es aquel que
vive según la ley de Dios, cuyas acciones están de acuerdo al corazón del
Señor. Proverbios 12:2 dice que “el bueno alcanzará favor de Jehová; mas Él
condenará al hombre de malos pensamientos” Por último, Proverbios 8:35, 36
afirma, con una clara referencia a Jesucristo, lo siguiente: “En verdad, quien
me encuentra, halla la vida y recibe el favor del Señor. Mas el que me rechaza,
se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte”.
Reflexiona sobre esto por unos minutos. Medita sobre tus
acciones y tus actitudes en tu vida diaria. Pide perdón a Dios por aquellas
ocasiones en las que tus pensamientos y tus actos no mostraron un “corazón
perfecto para con él.” Y hazte el firme propósito de mejorar tu vida
espiritual, siendo obediente y tratando de agradar a tu Padre celestial.
Oración:
Padre santo, yo anhelo disfrutar de tus bendiciones y tu
favor. Por favor, dame sabiduría para obedecer tu Palabra en todas mis acciones
y a actuar de manera que mi testimonio sea agradable a ti siempre. En el nombre
de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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