El Bautismo se conoce en el Nuevo Testamento como un acto
de Fe por medio del cual nosotros pasamos de ser pecadores a santificados en
Cristo y consiste en ser sumergido completamente en agua, con la plena
convicción de que el que se bautiza está siendo llevado a la muerte por sus
pecados y luego resucitado a una nueva vida al momento de resurgir del agua
para recibir el Espíritu Santo.
Para llegar al bautismo se establece como condición
previa lograr el arrepentimiento, es decir, cambiar los hábitos de vida
volviendo la espalda al pecado para comenzar una nueva vida, ya no en
satisfacción de la carne sino del espíritu. Juan Bautista explica la existencia
de ambos bautismos en Mateo 3:11: “Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de
llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
¡Gracia y Paz!
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