martes, 26 de agosto de 2014

¿ESTÁS PREPARADO PARA SERVIR AL SEÑOR?



¿ESTÁS PREPARADO PARA SERVIR AL SEÑOR?

Éxodo 34:1-2
“Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte”.

Por regla general, prepararse para algo requiere esfuerzo y dedicación. Con el fin de prepararse para un examen de Matemática, por ejemplo, el estudiante debe dedicar horas al estudio de la parte teórica de la materia, así como a la práctica de los ejercicios y problemas correspondientes. En el proceso de preparación para una competencia deportiva, los atletas dedican tiempo diariamente a practicar su correspondiente deporte, tratando de mejorar en el aspecto físico y llegar a un estado óptimo en cuanto a resistencia, fuerza, flexibilidad muscular, etc. Los soldados se preparan para la guerra por medio de prácticas incesantes de estrategias y técnicas militares, al igual que del manejo de diferentes tipos de armas.

En el aspecto espiritual se requiere también una preparación, la cual comienza con un corazón dispuesto para el Señor. En el pasaje de hoy, Dios le dice a Moisés que se prepare para encontrarse con él al día siguiente en el monte Sinaí. Allí le daría las instrucciones que él debía transmitir al pueblo de Israel. De igual manera nosotros debemos estar preparados para encontrarnos con Dios cada día, listos para escucharle y obedecerle. Dios nos ha provisto de herramientas para nuestra capacitación. La primera de ellas es su palabra. Dice 2 Timoteo 3:16-17: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Por medio de la lectura diaria de la Biblia vamos conociendo cada vez más a nuestro Padre celestial, y el Espíritu Santo usa esta palabra para instruirnos y corregirnos de manera que se logre el propósito de Dios de transformar nuestro carácter, y prepararnos “para toda buena obra”.

Otra herramienta poderosa con la que contamos es la oración. La oración nos permite acercarnos a Dios, depositar en él nuestras cargas, confesar nuestros pecados y ser limpios por la sangre de Cristo (1 Juan 1:9). Por medio de la oración, el Espíritu Santo fortalece nuestra fe y nos da sabiduría y discernimiento espiritual para entender la Palabra de Dios. Con el fin de prepararse para su ministerio aquí en la tierra, Jesús pasó cuarenta días en el desierto orando y ayunando. (Mateo 4:1-11). Allí se enfrentó a las tentaciones del diablo venciendo en cada ocasión mediante las verdades escritas en las Escrituras muchos años antes. Después de este período de preparación estuvo listo para enfrentarse a los muy difíciles tres años que le esperaban, en los cuales llevaría a cabo el plan de salvación de Dios para esta humanidad.

Es necesario que estemos preparados, especialmente con un corazón dispuesto a servir al Señor. Dios espera de nosotros un esfuerzo, una actitud que refleje un corazón deseoso de servir, entonces él se manifiesta con todo su poder. Así le dijo a Josué al darle la responsabilidad de sustituir a Moisés como líder del pueblo israelita: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito” (Josué 1:8). El joven Josué siguió al pie de la letra las instrucciones, y entonces llevó al pueblo de Israel a tomar posesión de la tierra prometida. También el apóstol Pablo estaba mental y espiritualmente preparado para servir al Señor en todo lo que fuera necesario, incluso hasta morir por él. Así lo expresa en Hechos 21:13: “Yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús”.

Quizás pienses que no tienes la habilidad para realizar una cierta función, pero no te preocupes. Si realmente deseas servir al Señor, dispón tu corazón, prepárate espiritualmente leyendo la Biblia y pasando tiempo en oración diariamente y él te capacitará para que le sirvas.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

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