¿Cómo está tu comunión con el Señor?
Juan 12:1-8
"Seis días
antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había
estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí
una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa
con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho
precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se
llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo
de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por
trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara
de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que
se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha
guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí
no siempre me tendréis".
María, Marta y
Lázaro tenían una relación especial con Jesús. La Biblia enfatiza en este
aspecto cuando dice en Juan 11:5 que “Jesús amaba a Marta, a su hermana y a
Lázaro”. Estando Jesús de visita en la casa de ellos, “María tomó una libra de
perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó
con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume”. Esta acción
probablemente lució frívola o superficial para aquellos que estaban presentes.
Aparentemente a algunos de los discípulos les pareció un acto irresponsable.
Por lo menos uno de ellos (Judas Iscariote) se quejó diciendo hipócritamente:
“¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los
pobres?” Pero fue la sincera comunión de María con el Señor lo que la inspiró a
ofrecer aquel costoso perfume a sus pies, ignorando su valor material. Esta debe
ser la actitud de cada cristiano. Debemos sentir un fuerte deseo en nuestros
corazones de poner nuestra relación con Jesucristo por encima de todo lo que
nos rodea, incluyendo la opinión de los demás y nuestros bienes materiales.
¿Cuál es, pues,
el aspecto más importante en la vida del creyente? No hay nada más importante
que nuestra comunión con Dios. Si nuestra vida gira alrededor de este
principio, si nuestro principal esfuerzo está encaminado a establecer una
íntima relación con el Señor por encima de nuestros propios intereses, todo lo
que suceda en nuestras vidas estará dentro de sus planes, y por lo tanto
seremos bendecidos en todos los aspectos.
Lo cierto es que
hemos sido llamados por Dios a tener una íntima comunión con su Hijo
Jesucristo. Así dice 1 Corintios 1:9: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis
llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor”. Pero esta
comunión sólo podemos lograrla si vivimos una vida que agrade a nuestro Padre
celestial, alejados del pecado y la corrupción del mundo, y practicando la
verdad de la palabra de Dios. El apóstol Juan escribió en su primera carta: “Si
decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no
practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado” (1 Juan 1:6-7). Una verdadera comunión con Jesucristo, nos mantendrá
limpios de nuestros pecados y facilitará nuestra comunión con otros creyentes.
Y nuestras acciones, aunque generen críticas entre los incrédulos, serán una
dulce fragancia para nuestro Señor.
Si deseas tener
esta comunión con el Señor, lo primero que tienes que hacer es buscar su rostro
cada día en oración, leer su palabra, meditar en ella y aplicarla a tu vida. No
hay otra manera. Hazte el propósito de pasar tiempo a solas con el Señor
temprano en la mañana antes de comenzar tus actividades diarias, o en cualquier
otro momento del día que te resulte posible. Si eres constante, poco a poco
irás experimentando la paz y la dulzura del Espíritu Santo, resultado
inequívoco de tu comunión con el Señor.
ORACIÓN:
Padre santo, gracias
por tus misericordias y por las enseñanzas que me das día a día. Ayúdame a
recordar siempre que lo más importante en mi vida debe ser mi comunión contigo.
Capacítame para vivir alejado del pecado y de la corrupción del mundo. Quiero practicar
tu verdad, quiero tener una verdadera comunión con Jesucristo, te pido me
ayudes a establecerla desde ahora y para siempre. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te habla
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