martes, 25 de marzo de 2014

¿ESTÁS OBEDECIENDO LA PALABRA DE DIOS?


¿Estás obedeciendo la palabra de Dios?

Lucas 5:1-11
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”.

Para estos experimentados pescadores, verdaderos profesionales de la pesca, las palabras de Jesús debieron parecerles totalmente ilógicas. Probablemente ante ellos surgieron muchas preguntas. ¿Qué tenía en mente Jesús? ¿Cuál era su propósito al pedirles que regresaran mar adentro y echaran las redes de nuevo?

Ciertamente las palabras del Señor debieron estar apoyadas por una autoridad y una firmeza imposibles de ignorar. Por eso, aún en contra de toda lógica, Simón Pedro le dijo: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”0 Y tan pronto aquellos pescadores obedecieron, sus redes se llenaron de peces de tal forma que comenzaron a romperse. ¡Qué poder tan extraordinario tiene la palabra de Dios!

Mientras las abultadas redes eran arrastradas a la playa, estos hombres comenzaron a entender un principio eterno que muchas personas aun no han entendido: cuando obedecemos la palabra de Dios lo imposible se convierte en posible. Ellos jamás hubieran podido imaginar el resultado de su obediencia. Lo que más buscaban y deseaban era precisamente lo que Dios les dio en exceso: unas redes desbordantes de peces. La diferencia estuvo en que la segunda pesca se llevó a cabo bajo la influencia de la poderosa palabra de Dios. El apóstol Pablo comparte su propia experiencia en este aspecto cuando escribe a los efesios y les dice que Dios “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20).

Cuando estés en medio de una situación muy difícil en la que no encuentres solución, cuando todo te parezca imposible, pon tu confianza en Dios y actúa conforme a su palabra, aunque pienses que es totalmente ilógico;  ten la plena seguridad de que el poder de Dios se manifestará en tu vida tan pronto obedezcas, como les pasó a Simón Pedro y sus amigos. Sólo tienes que confiar y obedecer.

ORACIÓN:
Bendito Dios, gracias por tu palabra y el poder de tu Espíritu que has puesto a mi disposición para ayudarme en las pruebas y aflicciones de este mundo. Ayúdame a depositar toda mi confianza en ti, y a obedecer tu Palabra aunque yo no vea soluciones inmediatas. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

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