¿Aún albergas pensamientos impuros en tu
mente?
Colosenses
3:1-10
“Si, pues,
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las
de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también
seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los
hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro
tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas
cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No
mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus
hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se
va renovando hasta el conocimiento pleno”.
En esta carta a
la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo considera a los creyentes como habiendo
muerto en Cristo y habiendo resucitado con él de entre los muertos. Desde el
punto de vista espiritual, esto significa que los cristianos nos hemos separado
de la antigua forma de vivir y hemos entrado en una forma de vida totalmente
nueva. Seguimos estando en la tierra pero ahora debemos buscar “las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”. Nuestra perspectiva de
la vida debe ser muy diferente a la de aquellos que no conocen a Cristo;
nuestro pensamiento debe estar enfocado en el reino celestial, no en las cosas
terrenales.
Pablo escribe
una lista de las cosas que debemos eliminar de nosotros, entre ellas:
“fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos”, así como “ira,
enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas” y otras que formaban parte de
la vieja naturaleza. Esto no es fácil lograrlo pues el mundo que nos rodea está
constantemente bombardeándonos a través de los medios de comunicación con miles
de imágenes que producen en nuestras mentes pensamientos de todo tipo, muchos
de los cuales son inmorales, indecentes y totalmente contrarios a la pureza y
la santidad que el Señor desea ver en sus hijos. Es en estos momentos cuando
debemos actuar conforme a lo que Dios desea ver en sus hijos. La Escritura de hoy nos
dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros…” ¿Cómo hacemos morir lo
terrenal en nosotros? En primer lugar apartándonos de las fuentes de ese tipo
de imágenes. Y si aun así llegasen pensamientos impuros a nuestras mentes,
debemos echarlos inmediatamente. A veces no podemos impedir que lleguen, pero
con la ayuda de Dios podemos rechazarlos.
Alguien dijo:
“No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nosotros, pero sí podemos evitar
que hagan un nido en nuestras cabezas”. La Biblia nos da el modelo con el cual evaluar esos
pensamientos. Dice Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad”.
Dice Proverbios
23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Por eso debemos
ser extremadamente cuidadosos al albergar pensamientos en nuestras mentes que
no estén de acuerdo a la
Palabra de Dios. La santidad en nuestras mentes determina la
santidad en nuestras vidas. Ahora bien, con nuestras propias fuerzas es
imposible para nosotros lograr este estado mental. Solamente con la ayuda del
Espíritu Santo podremos lograrlo. Nuestra responsabilidad consiste en alimentar
nuestras mentes con una fuerte dieta basada en la Palabra de Dios. Solamente
la verdad en las Escrituras puede contraatacar las cosas inmundas que entran a
nuestra mente. Pasar tiempo diariamente orando, leyendo la Biblia y meditando en sus
enseñanzas nos permitirá seguir el modelo de pensamiento de Dios. Así viviremos
una vida que agrade a nuestro Padre celestial y nos convertiremos en las
personas que él planeó que fuéramos.
ORACIÓN:
Mi bendito Dios
y Señor, te ruego me ayudes a guardar tu palabra en mi mente y en mi corazón,
para que no haya en ellos lugar para pensamientos e ideas que no glorifiquen tu
santo nombre. Es mi anhelo vivir cada día honrándote en todo lo que pienso,
digo o hago. Dame fuerzas para lograrlo. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
No hay comentarios:
Publicar un comentario