“Como pastor, me estremezco y no puedo dormir de noche cuando pienso en la
posibilidad de que miles de personas que se sentaron frente a mí los domingos
por la mañana hayan pensado que eran salvas cuando en realidad no lo eran.
Miles de personas que han situado sus vidas en un camino religioso que hace
promesas grandiosas a un costo mínimo”.
“Se nos ha enseñado que todo lo que se requiere es una decisión, tal vez
hasta una aceptación solo intelectual de Jesús y que, luego, no debemos
preocuparnos por sus demandas, sus normas ni su gloria. Que tenemos un boleto
para el cielo y que podemos vivir como se nos dé la gana en la tierra. Se nos
tolerará el pecado durante el camino”.
“Hoy en día, gran parte de la evangelización moderna se construye sobre la
idea de conducir a la gente por este camino, y las multitudes van en tropel
detrás de estas premisas, pero al final es un camino construido sobre arena que
se hunde y corre el riesgo de desilusionar a millones de almas”.
“La proclama bíblica del Evangelio nos llama a una respuesta muy diferente
y nos conduce por un camino muy distinto. Aquí, el Evangelio nos demanda y nos
permite apartarnos del pecado, tomar la cruz, morir a nosotros mismos y seguir a
Jesús. Estos son los términos y las frases que vemos en la Biblia ”.
“Entonces, la salvación consiste en una profunda lucha en nuestra alma
contra la pecaminosidad de nuestro corazón, la profundidad de nuestra
depravación y la tremenda necesidad que tenemos de Su gracia. Jesús ya no es
más alguien a quien debemos aceptar o invitar, sino alguien que es
infinitamente digno de nuestra entrega inmediata y absoluta. Por eso debemos
evitar las caricaturas baratas del cristianismo que no exaltan la revelación de Dios en Su Palabra. Por eso es
que tú y yo no podemos
conformarnos con nada menos que un Evangelio centrado en Dios, que exalte a
Cristo y que nos lleve a negarnos a nosotros mismos”.
“Gracia y Paz”
David Platt
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