1 Tesalonicenses 1:9-10
“Cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y
verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos,
a Jesús, quien nos libra de la ira venidera”.
Isaías 45:22
“Mirad a mí, y sed salvos”.
En los aviones, antes del despegue, una azafata explica cómo utilizar las
salidas de emergencia. Después de haber indicado su número y posición, a veces
añade: «Localice las salidas de emergencia teniendo en cuenta que la más
próxima a su asiento puede estar situada detrás de usted». Eso significa que
todos deben darse la vuelta para ver si el letrero «salida» más próximo está
detrás de ellos.
¿Y si ocurriese igual en nuestra vida? El profeta describe así nuestra
actitud natural: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas el Señor cargó en él el pecado de todos nosotros”
(Isaías 53:6). Es un camino cuya única salida es la muerte. Esta pregunta
también es importante: ¿Qué hará usted al final? La salida de socorro que
conduce a la vida existe. La salvación está muy cerca de mí, pero para
alcanzarla debo estar dispuesto a dar media vuelta.
Convertirse es cambiar radicalmente de dirección, de pensamiento, de
objetivo; es volver a Dios. Arrepentirse es aceptar lo que Dios dice, creer que
él es verdad, que tiene razón, y reconocer mis faltas con el deseo de
abandonarlas. No puedo seguir por el mismo camino. Para cambiar necesito una
ayuda externa, necesito ser salvo. Pero ¿qué hacer entonces?
El anuncio de seguridad aérea añade: «Una serie de luces alineadas en el
suelo les conducirá a las salidas de emergencia». Hoy, en esta tierra, la Biblia es esa senda
iluminada que conduce hasta el Salvador, es decir, hasta Jesucristo.
“Gracia y Paz”
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