Lucas 9:23-24
“Y decía a
todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”.
En este pasaje
se resume el desafío de la vida cristiana. Aquí Jesús establece los requisitos
para aquellos que quieren seguirlo. Quizás el Maestro quiso ser absolutamente
claro ante todos aquellos que se reunían a escucharlo, considerando que muchos
de ellos serían movidos por la curiosidad, o tal vez buscando algún beneficio
físico o material. Jesús se caracterizó siempre por hablar estrictamente la
verdad sin dobleces o pretextos de ningún tipo. Esto hizo que muchos de
aquellos que escuchaban sus enseñanzas se retiraran. Por ejemplo, en Juan
6:66-69 dice: “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no
andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también
vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras
de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente”. Aún a los apóstoles que él mismo escogió les habló de
esta manera, y Pedro, respondiendo en nombre de todos, reconoció que aun siendo
difícil el camino a seguir, no existía una mejor alternativa que estar cerca
del Hijo del Dios viviente.
¿Qué quiere
decir Jesús con “Niéguese a sí mismo”? Todos conocemos la famosa negación de
Pedro cuando dijo: “No conozco a ese hombre” (Mateo 26:72). Negarse a sí mismo
es no conocerse a sí mismo, es ignorar la existencia de uno mismo. Es tratar al
yo como si no existiera, lo cual es todo lo contrario a nuestra tendencia
humana de tratarnos como si nuestro yo fuera lo más importante del mundo.
Negarse a sí mismo significa decirse “no” en todo deseo que no esté de acuerdo
a la palabra de Dios y decir “sí” al Señor. La vida de auto-negación es una
vida de obediencia incondicional a Dios.
“Tome su cruz
cada día” ¿Qué significa esto? Jesús sabía muy bien lo que significaba la
crucifixión. El estaba perfectamente conciente del fin de su misión en este
mundo, y estaba decidido a llevarla a cabo hasta el final. Decirle a alguien
que debía estar dispuesto a tomar una cruz era decirle que debía estar
dispuesto a ser humillado, maltratado e injuriado sin ninguna culpa. La cruz es
símbolo de sacrificio en todos los aspectos. El verdadero cristiano debe estar
dispuesto a abandonar su ambición personal para servir a Dios y su reino. En
resumen, tomar nuestra cruz significa estar listos para enfrentar y soportar lo
peor que pueda pasarnos en la vida por el privilegio de ser fieles a Cristo.
Jesús nunca
llamó a la humanidad a hacer algo que él mismo no estuviera dispuesto a hacer.
Esta es la característica del líder que motiva a sus seguidores. Él nunca
ofreció un jardín de rosas, pero sí nos prometió victoria. En Juan 16:33 les
dijo a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo”. Esta es la autoridad con que sólo puede hablar quien se
enfrentó a la muerte en la cruz y venció de manera terminante y definitiva. Y
después fue exaltado hasta lo sumo, dice Filipenses 2:9.
Seguir a Jesús
implica sacrificio, cohibirse de los placeres que ofrece el mundo, rechazar los
deseos de la carne, soportar las injusticias de este mundo, permanecer humildes
en todas las circunstancias, obedecer la voluntad del Padre, servirle de alguna
manera, y hasta dar la vida si fuera necesario. Ciertamente no es nada fácil,
pero el resultado es la mayor victoria que un ser humano pueda disfrutar; es
una vida abundante en todos los aspectos, llena de una paz y un gozo imposibles
de describir cualesquiera sean las circunstancias; es contar con el amor, el
cuidado, la protección y la provisión de un Padre amante y misericordioso, que
es además omnisciente y todo poderoso.
Medita en esta
enseñanza por unos minutos. Y entonces contesta esta pregunta: ¿Quieres tú seguir a Jesús?
ORACIÓN:
Bendito Dios, te
suplico que me des la fuerza y el valor para negarme a mí mismo y tomar mi cruz
cada día, sabiendo que esta es tu voluntad y que este camino me llevará a la
victoria aquí en la tierra y al disfrute de la vida eterna contigo. En el
nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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