Salmo 8
“¡Oh Jehová,
Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu
gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste
la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al
vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas
que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el
hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles,
y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus
manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y
asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los peces del mar;
todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán
grande es tu nombre en toda la tierra!”
Dos astrónomos
de la Universidad
de Harvard descubrieron un “gran muro” de galaxias que estiman tienen 500
millones de años luz de longitud, 200 millones de años luz de ancho y 15
millones de años luz de espesor. Un año luz equivale a la distancia recorrida
por la luz en un año. Estas cifras son increíblemente enormes. La tecnología
moderna, cada vez más sofisticada, ha hecho descubrimientos similares a este a
través de muchos años. Pero aun quedan sin contestar muchas preguntas. Por
ejemplo, ¿Cómo se formaron estas imponentes galaxias? ¿Cómo se originó el
Universo y todos los planetas y las estrellas que lo constituyen?
En el pasaje de
hoy, el salmista David, bajo la inspiración del Espíritu Santo, anuncia con
muchos siglos de anticipación la respuesta a estas y otras preguntas que los
científicos no han podido contestar. Primero, dice que Dios ha “puesto su
gloria sobre los cielos”. Después dice que Dios es el creador de los cielos y
de los demás cuerpos celestes cuando dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos, la luna y las estrellas que tú formaste...” También Génesis 1:1 dice que
“en el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
Ochocientos años
antes del nacimiento de Jesucristo, el profeta Isaías escribió, por revelación
divina, acerca del “círculo de la tierra” (Isaías 40:22). Muchos siglos después
los científicos todavía discutían sobre la forma de la tierra. Los chinos
creían que la tierra era plana. Algunos escritores griegos imaginaban el mundo
como un paralelogramo. No fue hasta unos 500 años antes de Cristo que por
primera vez el filósofo griego Pitágoras habló sobre la teoría de que la tierra
era esférica. ¿Acaso puede haber alguna duda de la infinita sabiduría de Dios?
Ciertamente Dios puede hablar a todos estos científicos de la misma manera con
que convenció a Job de su ignorancia, diciéndole: “¿Dónde estabas tú cuando yo
fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus
medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están
fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular?” (Job 38:4-6).
El Salmo 147:4
dice que Dios “cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus
nombres”. Y este mismo Salmo dice que “él sana a los quebrantados de corazón, y
venda sus heridas” (v.3). Es decir, que el Dios todopoderoso, que creó los
cielos y la tierra, es además el Dios tierno y amoroso que se preocupa por
aquellos que están sufriendo y los consuela. Aquel que conoce todas las
estrellas por sus nombres, es el mismo que tiene contados todos los cabellos de
nuestras cabezas (Lucas 12:7). El mismo Dios que ordenó las medidas de la
tierra y fundó sus bases declaró que el que toca a uno de nosotros, “toca a la
niña de su ojo” (Zacarías 2:8). ¡Qué Dios tan maravilloso!
Y todos los que
hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador hemos sido hechos hijos de
este maravilloso Dios (Juan 1:12), y podemos llamarle Padre nuestro (Mateo
6:9), y llegarnos a él con toda confianza en busca del oportuno socorro
(Hebreos 4:16). Entonces, ¿crees tú que
Dios puede ayudarte en medio de tu prueba?
Si has entendido
esta enseñanza y estás conciente del inmenso poder, la sabiduría y el infinito
amor de Dios no debes tener la más minima duda de que si pones en él tu
confianza, él se hará cargo de tus problemas y los resolverá todos en su tiempo
y conforme a su voluntad.
ORACIÓN:
Bendito Dios,
Creador del cielo y de la tierra, te alabo de todo corazón por tu grandeza y
magnificencia. Hoy acudo a tu gracia y misericordia y pongo todos mis problemas
en tus manos poderosas. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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