UN SUEÑO: En Juan 11:11-14 Jesús compara la muerte con un sueño. “Dicho
esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía
esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del
sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto”. La Biblia compara la muerte
con un sueño más de 50 veces.
Se nos dice en 1 Tesalonicenses 4:15-16 que aquellos que duermen en Jesús
resucitarán en su Segunda Venida. “Por lo cual os decimos esto en palabra del
Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del
Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de
mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los
muertos en Cristo resucitarán primero”.
RESURRECCIONES: Hay dos resurrecciones, una para vida y otra para
condenación (muerte) eterna. Juan 5:28-29 dice: “No os maravilléis de esto;
porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que
hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
Génesis 2:7 registra la creación del hombre en el principio. “Entonces
Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Dios no puso un alma dentro de un
hombre. Es como una ecuación: Polvo + Aliento de vida = Ser Viviente. Si tu
estuvieras por hacer una caja de madera podrías decir: tablas + clavos = caja
de madera. Tomas un par de tablas de madera y clavos, los ensamblas y obtienes
la caja. Si tomas los elementos por separado, quitando los clavos de las
tablas, y colocas los clavos en un montón y las tablas en una pila, ¿qué sucede
con la caja? Simplemente deja de ser una caja hasta que la vuelvas a armar y
clavar. Así es como funciona la muerte. Quitas el aliento, esa chispa de vida
que proviene de Dios y el cuerpo vuelve al polvo (o a veces a las cenizas, en
caso de cremación). ¿Qué sucede con el alma? Simplemente deja de ser hasta que
Dios venga en la resurrección y coloque los elementos todos juntos nuevamente.
En ese momento el polvo y el aliento de vida son reunidos y entonces tienes una
vida, una persona viviente o un alma viviente nuevamente.
El intervalo entre la muerte y la
resurrección está descrito en la
Biblia como un “sueño”. No hay conciencia de lo que está
pasando, o del tiempo que pasa. Morir es como ir a dormir y tu próximo
pensamiento consciente – que parecerá como el próximo momento – es cuando Dios
nos resucite y nos de la vida de vuelta....
ALMA Y ESPÍRITU EN LA
MUERTE : Eclesiastés 12:7 dice que el cuerpo vuelve al polvo y
el espíritu (o aliento de vida) vuelve a Dios. Job 27:3 nos dice que el
espíritu es lo mismo que el hálito de vida de Dios o su poder.
Salmos 146:4 dice, “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese
mismo día perecen sus pensamientos”. Los muertos no alaban a Dios, Salmos
115:17. Los muertos nada saben, Eclesiastés 9:5, “Porque los que viven saben
que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tiene más paga; porque su
memoria es puesta en olvido”.
INMORTALIDAD: Los seres humanos no tienen inmortalidad, sólo Dios (1
Timoteo 6:16). Recibiremos inmortalidad cuando Jesús vuelva (1 Corintios
15:51-54). Cuando Jesús vuelva su recompensa de vida eterna vendrá con él (Apocalipsis
22:12).
Dios nos dará gloriosos cuerpos inmortales. (Lee Filipenses 3:21 y 1
Corintios 15:51-54). Todas las deformidades físicas serán curadas (los ojos de
los ciegos serán abiertos, los oídos de los sordos serán abiertos y el lisiado,
sanado). Lee también Isaías 35:3-6. Construirán casas y habitarán en ellas.
Plantarán viñas y comerán de su fruto (Isaías 65:21-23). El lobo y el cordero
morarán juntos. El Nuevo Reino de Dios será de tranquila paz (Isaías 65:25).
Compartiremos con Abraham, Isaac, Jacob (Mateo 8:11).
Dios mismo estará con nosotros y será nuestro Dios (Apocalipsis 21:3).
Nosotros serviremos con todo amor a nuestro Dios por siempre y gozaremos de la
más estrecha relación con Él (Apocalipsis 22:3-4).
“Gracia y Paz”
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