Salmo 139:1-10
“Oh Jehová, tú
me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has
entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y
todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y
he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí
pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no
lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu
presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi
estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el
extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra”.
Cuando
consideramos la omnisciencia y la omnipresencia de Dios, es fácil sorprendernos
de que haya cristianos que traten de huir de Él. Jonás demostró, sin duda, que
eso no puede hacerse, pero muchos siguen intentándolo. ¿Por qué?
A veces, las
personas que tratan de huir de Dios están actuando por pura soberbia —parece
que creemos saber lo que es mejor para nosotros, sin importar lo que Dios
piense o diga. A veces, nos negamos rotundamente a obedecer por temor: nos da
miedo fracasar; nos preocupa que los demás puedan criticar nuestros esfuerzos;
o quizás tememos que la obediencia pueda ser demasiado costosa. Pero, no
importa la razón, muchas veces no somos capaces de reconocer lo costoso que
resulta rechazar al Señor y tratar de huir de Él.
Jonás pagó un
alto precio por su rebeldía. No solo experimentó la vergüenza, el terror y el
sentimiento de culpabilidad, sino que además puso en peligro la vida de hombres
inocentes. No se puede huir del Señor sin provocar un duro castigo a personas
inocentes.
Cuántos padres y
cuántas madres abandonan a sus hijos, y dicen: “Puedo hacer lo que yo quiera.
Es mi vida”. No, no es así. No se puede dejar a los hijos sin padre o madre, y
no cosechar dolor y sufrimiento durante toda la vida. Ni tampoco se puede pecar
contra el Señor sin pagar un precio terrible y herir a otros al hacerlo.
Gálatas 6:7
“No os engañéis;
Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará”.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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