Salmo 139:7-10
“¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si
en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del
alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá
tu diestra”.
La mayoría de nosotros anhela
tener una sensación de confianza y seguridad en esta vida. Ve si el siguiente
escenario te describe a ti: Al final de tu día o de tu semana, te sientes
agotado. Tus nervios ya no aguantan más; pareces estar en una temporada de
pruebas, caminando pesadamente a través de valles, de aguas y de fuegos. Sabes
que la Biblia
dice que el Señor es omnisciente y que usa todas las cosas para bien, pero los
sentimientos de aislamiento y desánimo te dejan con la duda si Él está
consciente de la situación.
Si esto te suena familiar,
entonces necesitas recordar que tu no estás transitando por esta vida solo.
Nuestro amoroso Padre celestial está y ha estado con cada creyente todos y cada
uno de sus días. Él viaja con nosotros lado a lado, tomando nuestra mano.
Estamos caminando en la presencia del Dios viviente, cuyo Espíritu mora con y
en nosotros (Juan 14:16, 17).
No importa en qué temporada de la
vida te encuentres tu, y no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil pueda
ser esa temporada, Dios quiere que sepas que nunca estás solo. Él está contigo
siempre (Mateo 28:20). Deja que esta verdad te sirva de aliento.
David reflexionó en cuanto a esta
seguridad en el Salmo 139; comprendió que no importa dónde podamos ir, el Señor
está allí con nosotros. Nunca estamos más allá del alcance de un Dios que está
lleno de misericordia, benignidad y consuelo (1 Crónicas 16:34; 2 Corintios
1:3).
Recuerda que Dios es fiel y
omnipresente. Tu tienes un compañero en esta vida, un amigo que es más fiel que
un hermano (Proverbios 18:24), y Él nunca te dejará ni desamparará. Disfruta
hoy un tiempo maravilloso en compañía de Él.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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