Hechos 14:17
“Dios… no se dejó a sí mismo sin
testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos,
llenando de sustento y de alegría nuestros corazones”.
1 Pedro 1:8
“…En quien creyendo (Jesucristo),
aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso”.
En la Biblia , el gozo y la
felicidad son evocados más de 800 veces. Eso significa que la Biblia contiene un mensaje
esencial para tener una vida feliz.
Las simples alegrías de la vida
forman parte del plan de Dios para el hombre. ¡Es él quien nos las da! Por
ejemplo, el gozo que trae una cosecha, una comida, el nacimiento de un bebé, el
gozo que experimentamos ante la belleza de la naturaleza. A menudo Jesús
anunció el reino de Dios usando esas sencillas alegrías. ¿Sabemos alegrarnos
con simplicidad y frescura ante las múltiples bendiciones que Dios nos da cada
día?
Sin embargo, Dios nos invita a ir
más allá, a no detenernos en el carácter humano del gozo que recibimos.
Nuestras alegrías toman su verdadera dimensión cuando son vividas en relación
con Dios, pues la alegría del cristiano es ante todo una alegría espiritual. Es
el gozo de conocer a Dios como Padre. Al ser conscientes de su amor, nuestros
temores y lágrimas se borran para dejar paso a la alegría de ser amados por
Dios y de poder decirle: ¡“Padre”!
Este gozo es más elevado que
todas las alegrías humanas. Para gozar de él, vayamos a la fuente, al Dios
bienaventurado. Hallarlo por la fe hace que en nuestra vida nazca el gozo
perfecto de Cristo, es decir, el que nunca dejará de existir.
“Gracia y Paz”
No hay comentarios:
Publicar un comentario