2 Samuel 11:1-5
“Aconteció al año siguiente, en
el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a
sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá;
pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se
levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio
desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió
David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de
Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él,
y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su
casa. Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy
encinta”.
Todos, en algún momento, tenemos
que tomar decisiones cruciales que pueden acarrear consecuencias permanentes.
El problema es: ¿Estaremos preparados para cuando llegue ese momento?
David no estaba preparado para
tomar una decisión que se le presentó de repente. En una ocasión que estaba
inquieto, aislado y preocupado, la tentación y el pecado lo tomaron
desprevenido. Por tanto, debemos estar en guardia cuando observemos estas
señales en nosotros:
Primera, nunca se permita estar demasiado hambriento.
Cuando el cuerpo está debilitado por la falta de comida, es probable que tome
malas decisiones. Cuide de su cuerpo, y déle el sostén que necesita.
Segunda,
no se permita estar demasiado enojado. La ira puede oscurecer el buen
juicio y llevar a decisiones lamentables.
Tercera,
no esté demasiado aislado. Cuando usted se siente solo, puede hallarse
dispuesto a hacer lo que sea para sentirse amado o aceptado.
Cuarta,
no se permita estar demasiado cansado.
El sueño es esencial para poder tomar decisiones prudentes. Cuando usted le
niega a su cuerpo y a su mente un “tiempo de inactividad”, es probable que tome
malas decisiones.
Ser prudente en estos cuatro
aspectos podrá evitarle más tarde lamentarse de la decisión que haya tomado.
Comprométase a nunca tomar
decisiones importantes cuando se sienta hambriento, enojado, aislado o cansado.
Más bien, reconozca en esos momentos que no está preparado para razonar
correctamente. Aplace la decisión hasta que pueda enfrentarla con oración,
paciencia y sabiduría de lo alto.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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