Isaías 41:8-13
“Pero tú, Israel, siervo mío
eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te
tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi
siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se
enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán
los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no
los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la
guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y
te dice: No temas, yo te ayudo”.
Hoy día, hay muchas razones para
sentir temor. Nuestro mundo parece estar en un estado permanente de guerra y de
crisis. El mercado de trabajo es deprimente, los desastres naturales causan
estragos y los relatos de crímenes son noticias de primera plana. Sabemos, como
cristianos, que el temor no debe tener lugar en nuestras vidas, pero ¿cómo
podemos ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor?
Básicamente, hay dos caminos que
usted puede transitar: el de la fe o el del temor. Es imposible confiar en Dios
y no confiar en Él, simultáneamente. Otra forma de decir esto es que usted no
puede obedecer y desobedecer a Dios --la obediencia a medias es desobediencia.
Sin embargo, algunos cristianos
deciden vivir con temor. Al ver que otros experimentan dificultades, comienzan
a preguntarse si lo mismo pudiera sucederles a ellos. Alguien de mi oficina
perdió su empleo, ¿seré yo el próximo? Alguien falleció en un accidente --yo
podría morir también. Pero esta clase de "lógica" coloca sus
circunstancias por encima de su relación con Dios.
Si Satanás logra hacerle pensar
de esta manera, habrá ganado la batalla por su mente. Pero cuando usted pone
sus ojos en Dios antes que en sus circunstancias, usted gana. La Biblia nos dice: "No
nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio" (2 Timoteo 1:7).
Nuestro Padre celestial entiende
nuestras frustraciones, sufrimientos, dolores y temores. Él siempre está allí
para alentar nuestro corazón y ayudarnos a entender que Él es suficiente para
satisfacer todas nuestras necesidades. Esta verdad es la única que puede
ayudarnos a superar todos nuestros temores.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario