Romanos 10:17
“Así que la fe es por el oír, y
el oír, por la palabra de Dios”.
Este es uno de los versículos que
más recomiendo a las personas con quienes hablo de Jesús, ya que es la base de
mi conversión. Una vez que hemos decidido recibir a Jesús en nuestro corazón y
declaramos que es nuestro Salvador, como hombres nuevos, debemos ser
fortalecidos, lavados, restaurados con alimento puro y saludable para sanarnos
del pecado que debilita, enferma y mata.
Necesitamos comida espiritual. Nuestra
comida consiste en la lectura diaria de La Palabra de Dios. Es pan del cielo. Si no leemos y
meditamos sobre La Palabra
cada día, nos volveremos ciegos y débiles ante la tentación y perderemos la
comunión con Dios. Memoricemos La
Palabra como lo hizo Jesús. A los doce años sabía más que los
fariseos, los escribas y los expertos en la ley. Leamos La Biblia , “para que habite
Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados
en amor, seáis plenamente capaces de comprender”. Efesios 3:17-18. En el Santo
nombre de Jesús, amén y amén.
“Gracia y Paz”
Pan de Vida
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