Juan 8:36
“Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres”.
Durante este día, los
estadounidenses estarán celebrando la libertad, y con razón. Es uno de los
fundamentos esenciales de su nación. Pero uno pudiera preguntarse: De todos los
que celebran la libertad, ¿cuántos, en realidad, la están experimentando?
Es verdad que muchos están
viviendo el sueño americano. Tienen una profesión bien remunerada y una bella
casa, gracias en parte a la libertad política, pero su “búsqueda de la
felicidad” no ha sido satisfecha. Esto se debe a que muchas personas siguen siendo
prisioneras internamente, a pesar de su éxito aparente. Están atadas por la
ansiedad y la depresión, o por el temor de perder aquello por lo cual
trabajaron. No importa qué tanta libertad parezca tenerse externamente, al
final descubrimos que la libertad tiene que producirse por dentro. Pero, ¿cómo
tenerla?
La respuesta es Jesucristo.
Isaías 61:1 profetizó un aspecto clave del ministerio del Señor, que sigue
vigente: “Vino para sanar a los quebrantados de corazón y dar libertad a los
cautivos”. Cuando ponemos la fe en Él como Salvador, se rompen las cadenas que
nos han privado del gozo. Somos libertados de las mentiras que han sido
programadas en nuestras mentes, y comenzamos a ver las cosas desde la
perspectiva divina. Entonces descubrimos que nuestras necesidades, deseos y
bienestar, descansan seguros en los brazos de un Padre celestial que nos ama.
¿Está usted sintiendo el peso de
la ansiedad o del enojo? Mire a Jesús, el autor y perfeccionador de su fe, y
recuerde que “¡hoy es el día de salvación!” 2 Corintios 6:2. El día en que
usted pone su fe en Jesucristo es el día en que Él le hace libre del temor, y
abre sus ojos para que se vea tal como es realmente.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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