Colosenses 3:1-2
“Buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra”.
Filipenses 3:20
“Nuestra ciudadanía está en los
cielos”.
Cuando alguien se dispone a ir a
un país lejano, y ante todo cuando piensa fijar en él su residencia, estudia la
región, busca familiarizarse con el idioma y las costumbres del país.
Amados creyentes, ¿Consagramos
suficiente tiempo a “las cosas de arriba”, al cielo, nuestra patria celestial?
Parece que oigo su respuesta: ¿El cielo? ¿Cómo quiere que me lo imagine? ¡Ni
siquiera los astronautas vieron gran cosa ahí arriba! Pero leamos todo el versículo
citado: “Buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de
Dios”. En el cielo tenemos, pues, a un ser querido, a un Salvador viviente que
nos conoce personalmente, que nos ama y nos fijó allí una cita. ¿No sería esto
el mayor motivo de gozo?
Si allá arriba está nuestro
tesoro, allá también estará nuestro corazón. Debemos tomar posesión de ese
lugar por la fe y con gozo santo. Esto no nos llevará a un misticismo soñador,
sino que hará de nosotros unos siervos activos y fieles a nuestro Señor.
Velemos, pues, para que veamos claramente. Hasta un objeto muy pequeño cerca
del ojo nos oculta el sol. Son numerosas, variadas y hasta atrayentes las cosas
que pueden distraernos en la tierra. Dejemos de lado todo lo que nos velaría la
gloriosa persona de Cristo y las cosas que están arriba. En la Palabra de Dios
las descubriremos por la fe.
“Gracia y Paz”
La Buena Semilla
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