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miércoles, 1 de agosto de 2012

LA VIDA ES COMO LA NEBLINA


 Eclesiastés 3:1
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.  

Santiago 4:14
“¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.

¿Quién no ha visto a un niño contar orgullosamente sus años con los dedos de sus manos? ¿O a un anciano sorprendido por la brevedad de su vida contar los recuerdos de su juventud? Esta realidad del paso del tiempo está constantemente ahí, en cada uno de nuestros hechos y gestos. ¿Podemos vivir un solo día sin sentir el paso del tiempo?

La Palabra de Dios nos enseña que al contar nuestros días traemos “al corazón sabiduría” (Salmo 90:12). Es evidente que sólo podemos contar los días pasados, pues el mañana no está en nuestras manos, ¡ni siquiera el siguiente minuto! Para el creyente, contar sus días es no malgastar el tiempo que Dios le concede, sino vivir delante de Su mirada, con confianza y dependencia. Para los que todavía no conocen el amor de Dios, contar sus días es apresurarse a obedecer lo que Dios dice en su Palabra: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7-8).

Cuando Jesucristo fue crucificado, a su lado había un malhechor padeciendo también el suplicio; le quedaban sólo algunas horas de vida, pero confesó allí sus faltas y reconoció que Jesús era el Hijo de Dios (Lucas 23:42). Entonces el Señor le respondió: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Nadie sabe cuánto tiempo de vida le queda. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

DELÉITATE EN EL SEÑOR


 Salmos 37:4
“Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón”.

Nuestra  paz y contentamiento siempre dependerán de nuestra rendición a los pies del Señor, sin importar nuestras circunstancias.

Si usted se ha rendido totalmente a las manos de Dios, entonces es capaz de soportar cualquiera y todas las pruebas. El deseo de su Padre es que sea capaz de manejar su vida diaria sin miedo ni ansiedad, confiando totalmente en su cuidado. Y su entrega a Él tiene un efecto muy practico en su vida. Mientras más entregado esté al cuidado de Dios, más indiferente será a las condiciones de su alrededor.

Si está rendido a Él, no estará intentando constantemente descifrar el siguiente paso. No estará asustado por las noticias espantosas alrededor suyo. No estará abrumado pensando en los días venideros porque ha confiado su vida, su familia y su futuro a las manos seguras y amorosas de su Señor.

¿Cuán preocupadas cree que están las ovejas cuando siguen a su pastor? No están preocupadas para nada, porque están totalmente entregadas a su dirección. Así mismo, nosotros somos las ovejas de Cristo, quien es nuestro Pastor. Así que, ¿por qué deberíamos preocuparnos o inquietarnos acerca de nuestras vidas y de nuestro futuro? Él sabe perfectamente cómo proteger y preservar su rebaño ¡porque Él nos guía en amor!

En mi propia vida, he tenido que aprender a confiar a Dios un problema a la vez. Piense en ello: ¿Cómo puedo decir que confío en Dios en todo, si no he podido probar que puedo confiar en Él en una sola cosa? En resumen, decir: “Confío en el Señor completamente” no es suficiente. Tengo que probar una y otra vez esto en mi vida, en muchas áreas y en las cosas diarias.

Muchas personas han dicho: “Me rindo, me comprometo, confío”, sólo después de haber visto que no hay otra salida para su situación. Pero la verdadera rendición, la que le agrada al Señor, es hecha libre y voluntariamente, antes de llegar al final de nuestro problema. Debemos actuar en común acuerdo con el Señor, como Abraham lo hizo, dándole a Dios su vida como un cheque en blanco, y dejando que el Señor la llene completamente.

“Gracia y Paz”
 (David Wilkerson)

¿CREES QUE LA SALVACIÓN ES ETERNA?


Romanos 8:32-39
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".

A través de toda la Biblia leemos acerca del maravilloso plan de Dios para darnos salvación eterna. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Todo el que cree en Jesucristo de todo corazón, y acepta su sacrificio es salvo y tiene vida eterna, dice Romanos 10:9-10. El pasaje de hoy nos afirma una vez más la realidad de ese plan divino. Aquí el apóstol Pablo hace algunas preguntas sumamente importantes:

La primera: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios?” La respuesta es muy simple: nadie puede levantar una acusación en contra de los creyentes y triunfar en su esfuerzo. Ciertamente el diablo trata, pero Dios nos ha justificado a través de Jesucristo, y ha declarado que no hay ninguna culpabilidad en nosotros. Sin duda, a través de nuestras vidas, aun después de haber aceptado a Cristo como salvador, cometeremos pecados pero a pesar de ello no podremos ser juzgados en la corte de Dios por segunda vez.

La segunda pregunta: “¿Quién es el que condenará?” El único que tiene la autoridad y el poder es Cristo, por lo que hizo en la cruz del Calvario. No hay nadie que pueda condenarnos. La Biblia dice que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).

La tercera pregunta: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?” En la vida pasamos por muchas experiencias que prueban nuestra fe, pero lo importante es estar concientes de que somos salvos por gracia, no por nuestras obras (Efesios 2:8-10). Jesús entiende nuestras debilidades y nuestra incapacidad, y no está interesado en echarnos de su lado tan pronto cometamos un error. Dios siempre supo que cometeríamos errores después de haber recibido a Cristo, pero él nos salvó de todas maneras. Así que podemos tener la absoluta seguridad de que “ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."

Algunos piensan que la seguridad de vida eterna puede motivar a los creyentes a vivir una vida pecaminosa puesto que no tienen nada que perder. Este es un concepto puramente humano, que carece totalmente de fundamento espiritual. Cuando aceptamos a Jesucristo como salvador, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y se encarga de llevar a cabo el proceso de santificación en nuestras vidas. Pablo les escribe a los cristianos de Roma: “Gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:17-18). El pecado no puede dominar a un creyente que se ha sumergido en la palabra de Dios, y permite ser guiado por el Espíritu Santo.

Si has aceptado a Jesucristo como tu salvador, ¡Gloria a Dios! Pero si no tienes la absoluta seguridad de que vivirás junto al Señor por toda la eternidad, y crees de corazón que Jesús es el Hijo de Dios y que Dios lo resucitó de los muertos, sólo tienes que confesarlo con tus labios, pidiendo al Señor que entre en tu corazón. Entonces recibirás el regalo de la vida eterna.

ORACIÓN:
Bendito Dios, gracias te doy por haber enviado a tu Hijo para darnos acceso al cielo y morar contigo por toda la eternidad. Ayúdame a vivir en este mundo con mi mente y mi corazón enfocados en la morada eterna que tú has preparado para mí. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

MAS DIOS…


Romanos 5:8
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

EL Pastor de la iglesia donde yo asistía, predicó muchos sermones inolvidables. Después de todos estos años, el mensaje titulado «Mas Dios…» todavía hace que me detenga a pensar cuando leo esas palabras en la Biblia. A continuación, aparecen algunos ejemplos de versículos que me animan haciéndome recordar la intervención justa de Dios en los asuntos humanos:

Génesis 50:20
“Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, […] para mantener en vida a mucho pueblo”

Salmo 49:14-15
“Sus cuerpos se pudrirán en el sepulcro, […]. Pero Dios me rescatará de las garras del sepulcro y con él me llevará”

Salmo 73:26
“Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre”

Romanos 5:7-8
“Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”

1 Corintios 2:9-10
“… Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, […] son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu…”

Cuando te sientas desanimado, busca algunos versículos que digan «mas Dios…» y reconfórtate al saber que Él participa en la vida de aquellos que lo aman.

La participación de Dios en nuestra vida debe darnos certeza de que nos ama.

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LEA: Romanos 5:8-11
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Biblia en un año: Isaías 16–18
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

MEDIDOR DE CRECIMIENTO ESPIRITUAL


1 Corintios 13:11-13
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.

Puesto que nuestro Padre quiere que maduremos en la fe, debemos examinar nuestras vidas y ver si estamos progresando en este terreno. El crecimiento físico es bastante fácil de evaluar, solo se necesita una cinta métrica. Pero, ¿cómo podemos saber si estamos creciendo espiritualmente? De la misma manera en que evaluamos el crecimiento infantil.

Deseos. El proceso de maduración cambia nuestros deseos. Cuando estamos creciendo espiritualmente, los placeres del mundo pierden su atractivo, mientras que nuestra hambre de Dios y de su Palabra aumenta. Estamos ansiosos de estar con Él y de compartir con otros lo que está haciendo en nosotros.

Entendimiento. Cuando éramos pequeños, nuestra percepción del mundo era muy limitada. De la misma manera, nos falta entendimiento espiritual cuando somos creyentes nuevos. Pero, con el tiempo, comenzamos a ver la vida desde la perspectiva de Dios. Las pruebas y las tentaciones se convierten en oportunidades para crecer, y el servicio para el Señor se vuelve un honor.

Generosidad. La señal más evidente de inmadurez de un niño que empieza a andar es su egoísmo. ¡Quiere hacer las cosas a su manera, y las quiere ya! Mientras que un creyente maduro es sumiso al Señor, está dispuesto a esperar y está más preocupado por los demás que por sí mismo.

¿Cómo le está yendo en estos tres aspectos del crecimiento? Tal vez sea hora de que deje algunas cosas de niño para convertirse en un creyente maduro. La mayor evidencia de madurez es el amor. Cuando el Señor y los demás tienen el primer lugar en nuestro corazón, es que somos más semejantes a Cristo.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

LUGAR DE PAZ


Job 22:25-27
“El Todopoderoso será tu defensa, y tendrás plata en abundancia. Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él, y él te oirá; y tú pagarás tus votos”.

Muchos corren desesperadamente tras los afanes del mundo buscando paz y felicidad, pero no las encuentran porque buscan en el lugar equivocado. En la Biblia, y con certeza, usted encontrará la paz interior que su corazón está buscando. Una paz verdadera y eterna. Paz interior que entregará calma a su corazón agobiado por el dolor y las angustias. Paz duradera que Dios desea entregarle a través de las Sagradas Escrituras. ¡Búsquele a Él! y tendrá un lugar de paz.  En el nombre de Jesús, amén y amén.

“Gracia y Paz”
Pan de Vida

JEHOVÁ, ROCA MÍA Y CASTILLO MIO


Salmos 18:2
Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi salud, mi refugio.

David da una comparación tras otra para darnos una idea de la seguridad que el creyente encuentra en el Señor: y si podríamos añadir otras mil ilustraciones, todas resultarían inadecuadas. Hay muchas personas que dicen, “Me gustaría entregarme a Cristo, pero siento que a lo mejor yo no podría seguir firme en el camino”. Esto es un pretexto. Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” Juan 6:37. No hay nada aquí de caerse para atrás.

Sería contra la voluntad del Padre si Jesús perdiera un alma que ha venido a él, porque el verso siguiente dice: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” Juan 6:38. La verdadera razón que alguien no vendrá a Cristo se encuentra en Juan 10:26;27 “pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día