Salmos 37:4
“Deléitate asimismo en Jehová, Y
él te concederá las peticiones de tu corazón”.
Nuestra paz y contentamiento siempre dependerán de
nuestra rendición a los pies del Señor, sin importar nuestras circunstancias.
Si usted se ha rendido totalmente
a las manos de Dios, entonces es capaz de soportar cualquiera y todas las
pruebas. El deseo de su Padre es que sea capaz de manejar su vida diaria sin
miedo ni ansiedad, confiando totalmente en su cuidado. Y su entrega a Él tiene
un efecto muy practico en su vida. Mientras más entregado esté al cuidado de
Dios, más indiferente será a las condiciones de su alrededor.
Si está rendido a Él, no estará
intentando constantemente descifrar el siguiente paso. No estará asustado por
las noticias espantosas alrededor suyo. No estará abrumado pensando en los días
venideros porque ha confiado su vida, su familia y su futuro a las manos
seguras y amorosas de su Señor.
¿Cuán preocupadas cree que están
las ovejas cuando siguen a su pastor? No están preocupadas para nada, porque
están totalmente entregadas a su dirección. Así mismo, nosotros somos las
ovejas de Cristo, quien es nuestro Pastor. Así que, ¿por qué deberíamos
preocuparnos o inquietarnos acerca de nuestras vidas y de nuestro futuro? Él
sabe perfectamente cómo proteger y preservar su rebaño ¡porque Él nos guía en
amor!
En mi propia vida, he tenido que
aprender a confiar a Dios un problema a la vez. Piense en ello: ¿Cómo puedo
decir que confío en Dios en todo, si no he podido probar que puedo confiar en
Él en una sola cosa? En resumen, decir: “Confío en el Señor completamente” no
es suficiente. Tengo que probar una y otra vez esto en mi vida, en muchas áreas
y en las cosas diarias.
Muchas personas han dicho: “Me
rindo, me comprometo, confío”, sólo después de haber visto que no hay otra
salida para su situación. Pero la verdadera rendición, la que le agrada al
Señor, es hecha libre y voluntariamente, antes de llegar al final de nuestro
problema. Debemos actuar en común acuerdo con el Señor, como Abraham lo hizo,
dándole a Dios su vida como un cheque en blanco, y dejando que el Señor la
llene completamente.
“Gracia y Paz”
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