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miércoles, 1 de agosto de 2012

DELÉITATE EN EL SEÑOR


 Salmos 37:4
“Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón”.

Nuestra  paz y contentamiento siempre dependerán de nuestra rendición a los pies del Señor, sin importar nuestras circunstancias.

Si usted se ha rendido totalmente a las manos de Dios, entonces es capaz de soportar cualquiera y todas las pruebas. El deseo de su Padre es que sea capaz de manejar su vida diaria sin miedo ni ansiedad, confiando totalmente en su cuidado. Y su entrega a Él tiene un efecto muy practico en su vida. Mientras más entregado esté al cuidado de Dios, más indiferente será a las condiciones de su alrededor.

Si está rendido a Él, no estará intentando constantemente descifrar el siguiente paso. No estará asustado por las noticias espantosas alrededor suyo. No estará abrumado pensando en los días venideros porque ha confiado su vida, su familia y su futuro a las manos seguras y amorosas de su Señor.

¿Cuán preocupadas cree que están las ovejas cuando siguen a su pastor? No están preocupadas para nada, porque están totalmente entregadas a su dirección. Así mismo, nosotros somos las ovejas de Cristo, quien es nuestro Pastor. Así que, ¿por qué deberíamos preocuparnos o inquietarnos acerca de nuestras vidas y de nuestro futuro? Él sabe perfectamente cómo proteger y preservar su rebaño ¡porque Él nos guía en amor!

En mi propia vida, he tenido que aprender a confiar a Dios un problema a la vez. Piense en ello: ¿Cómo puedo decir que confío en Dios en todo, si no he podido probar que puedo confiar en Él en una sola cosa? En resumen, decir: “Confío en el Señor completamente” no es suficiente. Tengo que probar una y otra vez esto en mi vida, en muchas áreas y en las cosas diarias.

Muchas personas han dicho: “Me rindo, me comprometo, confío”, sólo después de haber visto que no hay otra salida para su situación. Pero la verdadera rendición, la que le agrada al Señor, es hecha libre y voluntariamente, antes de llegar al final de nuestro problema. Debemos actuar en común acuerdo con el Señor, como Abraham lo hizo, dándole a Dios su vida como un cheque en blanco, y dejando que el Señor la llene completamente.

“Gracia y Paz”
 (David Wilkerson)

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