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viernes, 28 de febrero de 2014

¿OBEDECES A DIOS?



Hebreos 11:6
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”

El concepto de ser recompensados por vivir una vida de fe y obediencia a Dios resulta difícil de entender para muchos cristianos. Algunos piensan que nuestra retribución está reservada para cuando lleguemos al cielo. Ciertamente nuestra naturaleza pecaminosa no es merecedora de recompensas, pero por la infinita misericordia de Dios tenemos la promesa de que recibiremos recompensa no solamente en el cielo, sino también aquí en la tierra. Así dijo Jesús en Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”0 Claro que para ello es necesario que escuchemos sus instrucciones y las obedezcamos fielmente. Dice Deuteronomio 28:1-2: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”.

Cuando obedecemos a Dios somos bendecidos abundantemente. No existe la alternativa opuesta, es decir obedecer y no ser bendecidos. Dios no obra de esta manera. La obediencia siempre precede a las bendiciones. Cuando confiamos en Dios y le obedecemos, le estamos dando a él la oportunidad de mostrar su amor y su poder en nuestras vidas. Entonces, ¿debemos ser obedientes sólo con el fin de obtener una recompensa? Por supuesto que no. Debemos obedecer a Dios por quien él es. Debemos amarle y honrarle porque él nos amó primero de tal manera que “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Nuestro agradecimiento y nuestro amor deben dar lugar a nuestra obediencia. Jesús dijo: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). Cuando tú le obedeces, el Señor siempre se manifestará en tu vida y te bendecirá.

En Malaquías capítulo 3, Dios amonesta al pueblo de Israel por su desobediencia. Allí les dice: “Os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos” (v.7). Ciertamente podemos ver en este pasaje la relación directa entre la obediencia a Dios y la recompensa divina. Sin embargo, aun sabiendo esto, muchas veces desobedecemos la palabra de Dios. ¿Por qué? Primeramente por nuestra naturaleza carnal en la cual reside la semilla de la desobediencia desde el pecado original de Adán y Eva. Otras veces preferimos no hacer el esfuerzo que requiere obedecer. Y en ocasiones sentimos temor de dar un paso al frente para seguir las instrucciones del Señor.

En Lucas capítulo 5 leemos que Simón Pedro y sus compañeros habían pasado toda la noche pescando sin haber pescado un solo pez. Entonces Jesús se les acercó y le dijo a Simón: “Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar” (v.4). Él le respondió: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”. Y tan pronto ellos obedecieron, pescaron tantos peces que “su red se rompía” (v.6). Al ver este milagro, sintieron gran temor. “Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”.

¿Acaso sientes temor de dar un paso de obediencia al Señor? El temor es opuesto a la fe. Cuando confiamos en Dios, el temor desaparece. Al igual que aquellos pescadores confiaron en la palabra de Jesús y obedecieron, nosotros debemos confiar plenamente en él y obedecer sus instrucciones. Las bendiciones vendrán después a nuestras vidas.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te ruego aumentes mi fe para confiar en ti y obedecerte sabiendo que tú puedes guiarme a la victoria que me has prometido. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

POR EL PLACER DE AYUDAR Y SERVIR



Un anciano vio como un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo el alacrán lo picó. Por la reacción del dolor, el anciano lo soltó y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El anciano intentó sacarlo otra vez y otra vez el alacrán lo picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al anciano y le dijo:
"Perdone, ¡¡¡pero es usted terco!!!.. ¿no entiende que cada vez que intente sacarlo del agua, el alacrán lo picará..?"

El anciano respondió:

"La naturaleza del alacrán es picar, el no va a cambiar su naturaleza y eso no va a hacer cambiar la mía, que es ayudar y servir".

Y entonces ayudándose de una hoja, el anciano sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

No dejes de ayudar y servir a tu prójimo. No permitas que la conducta de otras personas condicionen la tuya.


“Gracia y Paz”


¿LE HAS HECHO CONCESIONES AL ENEMIGO?



1 Reyes 11:1-6
“Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre”.

La situación de que nos habla este pasaje es muy triste, pues se trata de la última etapa en la caída del rey Salomón. Dice el v.6: “E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová”. Cuando la Biblia usa esta expresión, ciertamente nos muestra la tristeza y la desilusión de Dios ante la actitud de un siervo suyo, el cual se ha alejado de sus preceptos y reglamentos. Al principio la actitud de Salomón fue muy diferente. Cuando originalmente el Señor se acercó a Salomón y le dijo: “Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5), el rey le pidió sabiduría para gobernar al pueblo y dice la Biblia que “le agradó al Señor que Salomón pidiese esto”. Y en 1 Reyes 3:3, la Biblia afirma: “Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos”. Sin duda, inicialmente existía una dependencia de Dios en la vida de Salomón. Su actitud mostraba sumisión y obediencia, y como resultado disfrutaba de la paz y las bendiciones del Señor. Por eso dijo: “Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por todas partes; pues ni hay adversarios, ni mal que temer” (1 Reyes 5:4). ¿Cómo, entonces llegó Salomón a hacer “lo malo ante los ojos de Jehová”?

Todo se originó cuando él comenzó a darse a sí mismo ciertas concesiones que no estaban de acuerdo a los mandamientos de Dios. Primero, empezó a tener relaciones con naciones idólatras, no obstante las advertencias de Dios. Traía caballos y carros de Egipto (1 Reyes 10:28), lo cual parece algo inocente pero es realmente una concesión. También Dios les había dicho a los israelitas que no se acercaran a las mujeres de esas naciones, pero Salomón se casó con la hija de Faraón. Luego se comprometió más hasta llegar a tener cientos de esposas y concubinas. Después permitió que otros adoraran ídolos, y pronto él se involucró también en la práctica. Finalmente se rebajó tanto que construyó un lugar de adoración a Moloc donde se sacrificaba a niños pequeños.

Esta es una horrible demostración de cómo funcionan las concesiones. Realmente no caemos de repente en una vida de pecado, más bien nos deslizamos hacia ella a través de las concesiones. Poco a poco permitimos cosas en nuestras vidas que calificamos de “sin importancia”, pero que no agradan al Señor. Quizás al principio nos sintamos un poco incómodos pero nos vamos acostumbrando, y cuando nos sentimos confortables, seguimos con otra concesión y así una tras otra, hasta que nuestra vida toda es una calamidad espiritual.

La vida del rey Salomón es un ejemplo perfecto de cómo una pequeña concesión puede llevar a la destrucción. En un momento determinado podemos ceder a la presión de los demás en muchas áreas diferentes: la moral, los buenos principios, la forma de vestirse, o la participación en chismes o en conversaciones insinuantes. Pero esa “pequeña” concesión conduce a otra más seria, y con cada concesión nuestra relación con Dios se debilita más, y el pecado va tomando control de nuestras vidas.

Alguien dijo: “Si le das a Satanás una pulgada, él construirá tus reglas.” Ten esto en cuenta al momento de hacer algo que te parece “sin importancia”. No hagas concesiones al enemigo, pues tarde o temprano te llevarán a la destrucción, sino rígete estrictamente por la Palabra de Dios.

ORACIÓN:
Padre santo, te confieso que muchas veces he permitido cosas en mi vida que no te agradan a ti, y que yo he considerado como “algo sin importancia”. Por favor, perdóname y ayúdame a no hacer ningún tipo de concesión al enemigo que afecte mi relación contigo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

jueves, 27 de febrero de 2014

LA MUJER QUE DIOS QUIERE PARA TI



Si eres un hombre soltero, tal vez te habrás afanado por encontrar a una pareja para compartir tu vida. Con el pasar del tiempo te darás cuenta que más que encontrar a esa persona, Dios pide que estemos listos para esa Ayuda idónea que Él ha preparado para nuestras vidas. No se trata tanto de buscar sino de estar alineados con los deseos y pensamientos de Dios para nuestra vida, para que cuando esa persona aparezca, estemos seguros de que también ella este alineada con los pensamientos de Dios y que por lo tanto sea el complemento que hemos esperado.

El tipo de mujer que Dios espera que busquemos para compartir nuestra vida se encuentra descrito en la Biblia. La mujer que Dios quiere para sus hijos (Proverbios 31). El pasaje muestra una serie de consejos de una madre preocupada por un hijo, donde expresa claramente el tipo de mujer que espera que su hijo elija como compañera.

1. Una mujer que enriquezca tu vida (v. 3 ): La madre de Lemuel le aconseja que no dé su fuerza a las mujeres. El término “fuerza” también significa vigor, valor y virtud. Esta frase da a entender que hay mujeres que le quitan fuerza o valor a los hombres, los hace débiles en la fe. Dios te pondrá una mujer que aporte fuerza espiritual y moral a tu vida. Alguien que se preocupe por ti, que no quite sino añada virtudes en tu vida para que juntos glorifiquen al Señor.

2. Una mujer virtuosa (v. 10): Otras versiones dicen “ejemplar”, la versión de Jerusalén dice “completa”. La palabra traducida como virtuosa es la misma que aparece en el versículo 3 como fuerza. También el versículo menciona que dicha mujer es difícil de encontrar pero no imposible. Eso indica también que no es una mujer común y corriente, es una mujer especial, es por ello que se le valora mucho más que a una piedra preciosa. Esto es porque Dios le ha dado un valor especial que aportará también valor a tu vida.

3. Una mujer confiaBLE (vv. 11-12): Es una mujer digna de confianza, en la que puedas confiar todo lo que tienes y lo que eres porque ella tendrá cuidado de ti. Debe ser una mujer de bien, una mujer que sepa administrar los recursos que tú deposites en ella.

4. Una mujer trabajadora (vv. 14-16): Una mujer trabajadora, que aporte para el crecimiento familiar. Una mujer que desde temprano está atenta a servir y a organizar para el bienestar de los suyos. Es una mujer que sabe sacar ganancia de lo que viene a su mano.

5. Una mujer HONESTA (vv. 17): El pasaje habla de una mujer que ciñe sus lomos. Efesios 6 habla que el cristiano debe estar ceñido con la verdad. Busca una mujer que su boca hable verdad, aun cuando se equivoque, que te diga la verdad de lo que hace y es. Es una mujer que se apresta o calza para trabajar. Efesios también menciona que el apresto que debemos llevar es el del evangelio. Una mujer que viva el evangelio de Cristo.

6. Una mujer próspera y que mantenga su lámpara encendida (v. 18): Es una mujer que progresa integralmente. No se conforma con lo que tiene ahora, sino que sueña con mejorar su presente y esto lo logra teniendo su lámpara encendida, siendo esta lámpara la Palabra de Dios hecha real en su vida.

7. Una mujer compasiva (vv. 19:21): Estos pasajes hablan de una mujer que con sus manos protege a los suyos y a los desprotegidos. No es una mujer egoísta, es una mujer que comparte lo que tiene y lo que sabe hacer para beneficio de todos.

8. Una mujer que se arregla (v. 22): Al parecer el arreglo personal también aparece en la lista de cualidades. El púrpura y el lino eran utilizados por los reyes, ella se arregla cual reina para los suyos. Es una mujer que se preocupa de los suyos sin descuidarse a si misma. Ella misma consigue los recursos para verse bien.

9. Una mujer que hace que su esposo sea respetado por la reputación de ella (v. 23): Es una mujer que hace que su esposo sea respetado. Una mujer que añade al prestigio de esposo con su conducta y testimonio.

10. Una mujer de cualidades (vv. 24-29): Una mujer de fuerza, de honor, de optimismo, de sabiduría, de amor para instruir, pendiente de las necesidades de su hogar y que come el pan que se ganó con trabajo no con pereza.


“Gracia y Paz”

Noviazgo y Matrimonio

¡LA GRANDEZA DE DIOS ES INESCRUTABLE!



Isaías 40:21-26
“¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio”

Este pasaje nos habla de la infinita grandeza y sabiduría de Dios. Ochocientos años antes del nacimiento de Jesucristo, el profeta Isaías, por revelación divina, escribió que Dios “está sentado sobre el círculo de la tierra”. Muchos siglos después los científicos todavía discutían sobre la forma de la tierra, y la mayoría de ellos aseguraba que era plana. Unos 500 años antes de Cristo, por primera vez el filósofo griego Pitágoras habló sobre la teoría de que la tierra era esférica. Sin embargo pasaron siglos hasta que en 1492 Cristóbal Colón en su viaje a América y después Fernando de Magallanes al circunnavegar la tierra en 1519 proveyeron evidencia práctica de la forma redonda de nuestro planeta.

¿Acaso puede haber alguna duda de la infinita sabiduría de Dios? La Biblia establece que Dios es Omnisciente, es decir que todo, absolutamente todo lo sabe. Dios es también Omnipotente, o sea todo lo puede. Los extraordinarios milagros descritos desde Génesis hasta Apocalipsis demuestran su infinito poder. Y en Jeremías 32:27 Dios dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” Dios es además Omnipresente, es decir, puede estar en todo lugar simultáneamente. David escribe en el Salmo 139:7-8: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde me iré de tu presencia? Si subiere a los cielos allí, estás tú; y si en el seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”.

También la Biblia afirma que Dios es eterno. Él siempre ha sido y siempre será. Su nombre es YO SOY, dice Éxodo 3:14. Él no ha tenido principio ni tendrá fin. Nunca ha habido un tiempo en el cual no haya gobernado, pues no se le puede sujetar al tiempo ni al espacio. Así lo expresó Moisés en Salmo 90:1-2: “Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Muchos científicos anhelan sostener la idea de que la creación fue fruto de una gigantesca explosión. Pero, ¿qué hubo antes de la explosión? Responderán: “La materia”. Pero, ¿qué hubo antes de la materia? Y en este punto no tienen respuesta alguna. Sus filosofías y razonamientos se quedan en el aire. Tiene que haber algo más allá de toda materia, y ese algo es ALGUIEN, el eterno Dios que siempre ha existido.

Por último, Dios no cambia. Él es por naturaleza inmutable. Por eso podemos confiar plenamente en todas sus promesas con la seguridad de que las cumplirá fielmente. La Biblia dice en Malaquías 3:6: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”. Dios no cambia en su esencia o carácter, pues no hay manera de alterar lo que es completamente perfecto. Dios es completo y total. No le hace falta nada.

Por todo esto y por su infinito amor, su misericordia, su gracia y su fidelidad, dice el Salmo 145:3 que “su grandeza es inescrutable”. Y nosotros podemos contar con esa grandeza. Por eso Colosenses 2:10 afirma que nosotros estamos “completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. No necesitamos nada más. Ciertamente nuestro Dios merece nuestra constante alabanza y adoración. Como dijese el salmista en el Salmo 150: “Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza”.

ORACIÓN:
Bendito Dios, me uno al espíritu del salmista para alabarte de todo corazón por lo que tú eres y por lo que estás haciendo en mi vida. Gracias Señor. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla


miércoles, 26 de febrero de 2014

¿CONOCES EL PROPÓSITO DE DIOS EN TU VIDA?



Dios es un Dios de propósitos. Todo lo que Dios hace y lo que nos permite vivir responde a un propósito divino.

Algo que debemos aprender es preguntarnos en cada situación y tiempo que vivimos: ¿Qué propósito tiene Dios en esto? Aún lo que pueda parecer contrario o crítico para nosotros, Dios siempre tiene un propósito que quiere usar… para que aprendamos, para que recapacitemos, para que reflexionemos, para que nos arrepintamos, para que pidamos perdón, para que comprendamos, para que ayudemos, para que oremos, para que crezcamos, para que consolemos, para que vayamos mas a Él, para que corrijamos, para que nos transformemos, para que ampliemos nuestra visión, para que nos arrojemos, para que nos detengamos, para que crezca nuestra fe, para que mantengamos nuestra capacidad de asombro, para que recordemos que Dios hace milagros, para que veamos de qué estamos hechos, para que reconozcamos nuestras necesidades o fortalezas, para que lo veamos a Él, etc. etc.

Todo tiene un propósito que Dios quiere cumplir en nuestra vida.

Conocer el propósito de Dios nos sirve de mucho, porque entonces podemos ocuparnos, concentrarnos y enfocarnos en el desarrollo y cumplimiento de ese propósito.

2 Crónicas 9:1-12 narra el encuentro que tuvo la reina de Sabá con Salomón. Esta reina representa una visión externa de lo que es el Reino de Dios. Es decir, lo que otros buscan ver en alguien que dice vivir bajo la dirección de Dios.

Esta reina había oído la fama del Rey Salomón y queriendo comprobar por sí misma lo que se decía de Salomón, fue personalmente a ver a Salomón a su casa, y la Biblia dice que la reina quedó asombrada de lo que oyó y vio.

¿Qué fue lo que esta reina vio en Salomón y en su reino?

2 Crónicas 9:3-4
“Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, Y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada”.

Cuando la reina vio todas estas cosas, dijo: “Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos siervos tuyos…” La palabra bienaventurado, aquí significa: tener una posición firme, tener el favor de Dios delante de los hombres, una posición permanente, estar para quedarte.

Dios quiere eso en nosotros, Hebreos 3:5-6 dice: “Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir, pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.

Tu eres la casa de Dios, y su propósito en tu vida es encontrar: ¿Qué es lo que exhibes? ¿Cuál es tu testimonio? ¿Cuál es tu sabiduría? ¿Cuál es tu inteligencia? ¿Cuál es tu postura espiritual? ¿Cuáles son tus valores? ¿Cómo vives bajo la unción y la gracia de Dios? ¿Qué nivel de comunicación tienes con Dios? ¿Qué tan buena es la sincronización en todas las áreas y aspectos de tu vida?

El propósito de Dios es manifestar toda la grandeza de su gloria en su casa, pero recuerda que la casa eres tu.


“Gracia y Paz”

ORACIÓN



Padre Santo, te ruego me ayudes a vivir cada día en total comunión contigo, y que tu nombre sea honrado por medio de mi comportamiento. Desde hoy pongo ante ti mis planes futuros y te suplico que hagas en ellos tu voluntad, cueste lo que cueste. En el nombre de Jesús, Amén.

¿QUÉ ES VUESTRA VIDA?




Santiago 4:13-14
“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”.

Hace varios años, en la ciudad de Miami, Florida, sucedió un lamentable accidente en un centro comercial cuando un hombre de avanzada edad se disponía a estacionar su vehiculo. Por equivocación, en lugar de pisar el freno pisó el acelerador por lo cual el automóvil arremetió contra un banco en la acera en el que estaban sentadas dos mujeres jóvenes, una de las cuales tenía seis meses de embarazo. Fue tal el impacto que recibieron, que ambas murieron instantáneamente en el lugar del accidente.

Obviamente no es posible saber de que hablaban esas dos mujeres mientras conversaban sentadas en aquel banco, pero bien podríamos presumir que, siendo jóvenes, estuvieran hablando de sus planes para el futuro. Quizás la que estaba embarazada se gozaba compartiendo sus ilusiones en relación al próximo nacimiento de su bebé; tal vez lo imaginaba creciendo, dando sus primeros pasos, yendo a la escuela por primera vez. En fin, allí estaba ella disfrutando mentalmente las imágenes de un lindo futuro que es el anhelo de tantos hombres y mujeres jóvenes que han comenzado a establecer una familia. Pero ¿quién pudo haber imaginado que en una fracción de segundo todos esos sueños e ilusiones quedarían destrozados bajo las ruedas de un automóvil salido de la nada?

Claro que accidentes como este no suceden con mucha frecuencia, pero no hay duda de que es un recordatorio de lo frágil y efímera que es la vida. ¡Cuánta verdad encierran las palabras del apóstol Santiago en el pasaje de hoy! “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. Día tras día escuchamos, leemos en los periódicos o vemos en la televisión noticias relativas a muertes repentinas, causadas ya sea por algún accidente automovilístico, o por un tornado u otro fenómeno natural, o por un incendio, o un tiroteo que algún loco llevó a cabo inesperadamente en algún lugar público, o quizás producto de un fulminante ataque al corazón. ¡De tantas y tantas maneras puede una vida humana terminar en un segundo de manera inesperada!

Pero aún en aquellas personas cuyas vidas transcurrieron sin ser afectadas por ninguno de estos eventos, y llegaron a vivir, digamos, 80 ó 90 ó más años, si comparamos ese número de años con la eternidad, todavía podemos decir como Job: “Acuérdate que mi vida es un soplo” (Job 7:7a). De esta manera lo expresó Moisés en el Salmo 90 dirigiéndose a Dios: “Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca”.

Todo esto nos revela la incertidumbre y la fragilidad de la vida. Cuando somos concebidos en el vientre materno, y nacemos, todos saben que ha comenzado una vida. A partir de ese momento, ¿qué va a pasar? ¿Cómo, cuándo o de qué manera va a terminar esa vida? Nadie lo sabe. El pasaje de hoy lo afirma cuando dice: “No sabéis lo que será mañana”. Somos totalmente incapaces de conocer el mañana. Dios nos creó de esta manera precisamente para que dependiéramos de él. Mientras David meditaba sobre esto, oró a Dios diciendo: “Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy” (Salmo 39:4).

Medita en esta enseñanza. Piensa en lo frágil y efímera que es la vida y hazte el propósito de vivir cada día como si fuera el último, tratando de agradar a Dios cada segundo de ese día. Pon tus planes futuros en las manos del Señor y confía plenamente que él los llevará a feliz término conforme a su voluntad.

ORACIÓN:
Padre Santo, te ruego me ayudes a vivir cada día en total comunión contigo, y que tu nombre sea honrado por medio de mi comportamiento. Desde hoy pongo ante ti mis planes futuros y te suplico que hagas en ellos tu voluntad. En el nombre de Jesús, Amén.


“Gracia Y Paz”

Dios te Habla

martes, 25 de febrero de 2014

¡ERES ESPECIAL PARA DIOS!



Isaías 41:9-10
“Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia"

"¡Brenda! ¡Brenda!" Los gritos frenéticos procedían de una madre que comenzaba a llenarse de pánico mientras buscaba a su hija de cuatro años, perdida en la cafetería de un congestionado centro comercial. Los gritos de la madre captaron la atención de muchas personas que almorzaban allí en aquel momento. Algunos se unieron en la búsqueda de la niña, mientras otros parecían molestos con los insistentes gritos de la joven madre. Unos minutos más tarde un oficial de la policía trajo la niña a su mamá. Madre e hija se abrazaron llorando, aliviadas porque la triste experiencia había terminado.

Al igual que esa madre a su niña, Dios nos llama insistentemente mientras nosotros vamos a la deriva, sintiendo el vacío y la soledad que seguramente la niña sintió. El pasaje de hoy dice que desde el principio Dios está llamando a la humanidad con el fin de librarla de la condenación eterna. A través de toda la Biblia vemos el amor de Dios hacia nosotros por medio de su constante invitación a que vengamos a él. En el Antiguo Testamento, a través de los profetas, muchas veces el Señor llamó al pueblo de Israel a que se acercaran a él y escucharan sus instrucciones. Por ejemplo, en Isaías 55:1-3, Dios les hace una invitación por medio del profeta Isaías: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed.” Esta es una exhortación a todos aquellos que tienen sed, pero no se trata de sed física, sino sed y hambre espiritual, es decir alimento para el alma. Y Dios ofrece satisfacer esa sed y esa hambre completamente de gratis. Allí mismo dice: “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma”. Lamentablemente, una vez más, aquel pueblo rebelde y desobediente ignoró la invitación y por ello se perdieron de muchas bendiciones. Así les dijo el Señor: “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Isaías 48:18).

Siglos más tarde Dios envió a su Hijo con un mensaje de reconciliación y con la encomienda de dar su vida para pagar el precio de nuestros pecados. Y mientras estuvo en la tierra, Jesús mostró su amor por un mundo alejado de Dios y expresó siempre su deseo de bendecirlo. Por ejemplo, Mateo 9:36 dice que “al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Y las amó, y las llamó al arrepentimiento, y les ofreció la vida eterna. Dice Mateo 11:28: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Y este llamado a la salvación y a la eterna comunión continúa hasta el último libro de la Biblia, donde Jesús dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Dios llama. Él manda mensajes específicos a las personas para ayudarles a entender que son pecadores, separados de él, perdidos por la eternidad sin él, y su llamado es un llamado a reconciliarse con él recibiendo a su hijo Jesucristo como Salvador personal. Él nos llama con un amor indescriptible, así como aquella madre llamaba a su hijita extraviada. Cuando comprendamos que estamos perdidos y que necesitamos ayuda, cuando escuchemos su voz y vayamos a él disfrutaremos de una vida llena de gozo y de paz.

ORACIÓN:
Amado Dios, ayúdame a entender cuánto te necesito y a escucharte cuando me llamas. Dame discernimiento espiritual para ver lo que tú quieres que yo vea y un oído fino para escuchar lo que tú quieres que yo escuche. En el nombre de Jesús, Amén.

(Lectura: Isaías 41:4-10)


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

lunes, 24 de febrero de 2014

¿TE SIENTES SIN FUERZAS?



1 Samuel 30:3-4
“Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar”.

En una ocasión David y sus hombres regresaron a la ciudad de Siclag después de una corta ausencia, y de repente se encontraron en una situación sumamente difícil y dolorosa. Mientras ellos estaban fuera de la ciudad, los amalecitas la invadieron y la saquearon, y se llevaron cautivas a las mujeres y a los niños. “Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.” Y dice que todos culparon a David, y hablaron de apedrearlo, por haber dejado el lugar tan indefenso que las familias de ellos fueron víctimas fáciles del enemigo. Bajo la presión de tan inesperada calamidad, primero por la pérdida de su propia familia y segundo por la acusación de que era objeto, el espíritu de David se angustió sobremanera.

¡Cuántas veces hemos llorado hasta que “nos han faltado las fuerzas para llorar”! En el transcurso de nuestras vidas nos encontramos a veces en situaciones tan dolorosas que lo único que podemos hacer es llorar y llorar hasta que quedamos exhaustos. Realmente no tiene nada de malo llorar cuando algo ha ocasionado tristeza en nuestros corazones. La Biblia cuenta que cuando Lázaro murió, y Jesús vio a la hermana de éste llorando, “se estremeció en espíritu y se conmovió” (Juan 11:33). Y más adelante dice que “Jesús lloró”. El problema surge cuando continuamos llorando desconsoladamente, permitiendo que esa tristeza sature nuestro espíritu y nos lleve al punto de ser incapaces de levantarnos, y que seamos aplastados y destruidos por las circunstancias. Esto es lo que sucede a la mayoría de las personas que caen en un estado depresivo, del cual resulta extremadamente difícil salir. Por desgracia, existen casos en que algunas personas terminan suicidándose al perder toda esperanza.

David, sin embargo, hizo un alto en su angustia y no se dio por vencido, sino que “se fortaleció en Jehová su Dios”. Continúa el versículo 8 de este capítulo: “Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar?” Y el Señor le contestó: “Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos”. Él obedeció al Señor y el resultado final fue de gran bendición, pues liberaron a todos los cautivos y recuperaron todo lo que los amalecitas habían tomado. No sólo encontró David consuelo en el Señor, sino también su dirección y las fuerzas y el valor para resolver el problema.

Cuando las circunstancias amenazan con aplastarnos, cuando todo parece indicar que no hay solución, cuando la tendencia de la carne es tirarse al piso a llorar desconsoladamente y permanecer inmóviles sin hacer nada, el único que puede librarnos de ese estado y cambiar las circunstancias favorablemente es nuestro Dios todopoderoso.

¿Estás en medio de una prueba? ¿Has perdido tu paz, tu gozo, tu tranquilidad espiritual? ¿Te sientes sin fuerzas? Acude a Dios en busca de su paz y su consuelo. Clama a él y él te dará las fuerzas para recuperar todo lo que el enemigo te ha robado. Sólo tienes que confiar y clamar con todo tu corazón.

ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias por tu promesa de responder al clamor de tus hijos. En medio de la prueba y el dolor, clamo a ti confiando en tu poder y tu misericordia, y confío en que tu me darás la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

(Lectura: 1 Samuel 3:1-6)


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

sábado, 22 de febrero de 2014

ORACIÓN



Mi amante Padre celestial, por favor ayúdame a dedicar tiempo cada día de mi vida a cultivar mi relación contigo, leyendo tu Palabra y orando para vivir en tu presencia y que pueda yo sentir que tú eres mi Pastor, que cuidas siempre de mí y que no debo albergar temor por nada. En el bendito nombre de Jesús, Amén.

¿Sientes temor por algo?



Proverbios 10:24
“Lo que el impío teme, eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean”.

Los tiempos en que vivimos son muy inestables en todos los aspectos. La economía mundial cada vez está en peores condiciones; el número de desempleados es cada vez mayor; la tasa de criminalidad aumenta por día; la maldad y la corrupción se han multiplicado. Por estas y otras razones el temor y las preocupaciones afectan la vida de millones de personas. La gente se preocupa y siente temor por la pobreza, el desempleo, el hambre, la violencia, las enfermedades, las guerras y muchas otras cosas más, incluyendo el futuro, pues el ser humano muchas veces siente temor por lo desconocido que le espera adelante. El temor es totalmente destructivo. Afecta la mente, causa depresión, paraliza la voluntad humana, esclaviza a aquel que es su víctima. El temor es una fuerza satánica que tiene la capacidad de destruir.

No es el temor, por lo tanto, algo que proviene de Dios. La Biblia dice claramente que “Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Por eso el que camina por esta vida de la mano del Señor no teme al futuro, ni a las circunstancias que le rodean, ni a las enfermedades ni a nada. En una ocasión, los discípulos de Jesús se encontraron en medio del mar azotados por una violenta tormenta que amenazaba con hundirlos (Marcos 6:45-50). Allí estaban ellos, llenos de temor, cuando Jesús se les acercó andando sobre el mar y les dijo: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Tan pronto ellos reconocieron a Jesús, y el Señor entró a la barca, los vientos se calmaron y hubo paz. Y el temor desapareció. Esto es lo que sucede siempre que confiamos que el Señor cuida de nosotros: el temor desaparece y reina la paz de Dios.

David también pasó por situaciones muy difíciles en su vida que le hicieron sentir temor, pero su confianza en el Señor, producto de una íntima comunión con él, le permitió superar esos temores. Por eso pudo decir al escribir el Salmo 23: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. ¡Qué seguridad y confianza tan grandes expresa el salmista en la protección y provisión que provienen del Gran Pastor de ovejas! Esto es precisamente lo que caracteriza a los justos, aquellos que han sido justificados por la sangre de Cristo. Esta seguridad y confianza, por lo tanto, no provienen de nuestras propias fuerzas, o de nuestra sabiduría, sino de Dios. Y dice el pasaje de hoy que a ellos “les será dado lo que desean”. En contraste, vemos una diferencia notable en la vida del impío (aquel que vive su vida sin tener una relación con Dios). Estos viven en constante sobresalto y con el temor de que algo malo les va a suceder, y el resultado generalmente es que lo que tanto temen, “eso les vendrá”.

Aquel que no tiene a Cristo viviendo en su corazón no puede vencer los temores. Estos controlan todo su ser y atraen sobre su vida calamidades y desgracias. En cambio los hijos de Dios, por el poder del Espíritu Santo han aprendido a someterse al Señor y a resistir a Satanás quien es el causante del temor. Como consecuencia el diablo tiene que huir, dice Santiago 4:7. Todo aquel que actúa de esta manera puede controlar y vencer los temores y en su mente residen pensamientos de paz y seguridad.

Quizás tu relación personal con Dios se ha vuelto fría y lejana. Tal vez estés siendo víctima de temores ante un futuro que desconoces. Escucha la proclamación del Salmo 27:1 que dice: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”. Haz tuya esta proclamación de fe, créela de todo corazón, confía en Dios, deléitate en él diariamente buscando una relación cada vez más íntima. Como resultado, los temores desaparecerán y podrás disfrutar de una vida de paz y esperanza como Dios ha planeado para ti.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, por favor ayúdame a dedicar tiempo cada día de mi vida a cultivar mi relación contigo, leyendo tu Palabra y orando para vivir en tu presencia y que pueda yo sentir que tú eres mi Pastor, que cuidas siempre de mí y que no debo albergar temor por nada. En el bendito nombre de Jesús, Amén.


“Gracia y Paz”

Dios te Habla

¿QUÉ ES EL PECADO?



Romanos 5:12
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”

¿Cómo sería el mundo si no hubiese guerras, homicidios, robos, ni pleitos familiares? ¿Cómo sería si todos los hombres fueran perfectos como lo fue Adán antes de pecar? Sería un lugar bello ¿verdad? Al comparar nuestro mundo pecaminoso con un mundo sin pecado se nos da una idea de cómo es el pecado.

El pecado ha sido definido de la siguiente manera: “cualquier pensamiento, palabra, acción, omisión o deseo contrario a la ley de Dios”. La palabra pecado se refiere a toda iniquidad y a la corrupción espiritual del alma. Es el opuesto de la justicia.


¿Cómo define la Biblia al pecado?

· “El pensamiento del necio es pecado” (Proverbios 24:9).
· “Todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23).
· “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17).
· “El pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).
· “Toda injusticia es pecado” (1 Juan 5:17).


¿Dónde se origino el pecado?

El relato del origen del pecado en el mundo se encuentra en Génesis 3:1-8. Antes de que el pecado entrara en el mundo el hombre era puro y santo, vivía una vida feliz y estaba contento con todo. Él llevaba la imagen de su Creador; no sabía nada de la culpa ni de la muerte. El hombre estaba libre de toda condenación y gozaba de comunión con Dios. Pero después que Satanás engañó a Eva apareció entonces la primera transgresión del hombre, como dice en Romanos 5:12: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. La naturaleza del hombre fue cambiada. En vez de ser “bueno en gran manera” (Génesis 1:31) como lo hizo Dios, ahora Dios tuvo que decir del hombre: “Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Ser un pecador no depende de la clase o el tamaño de los pecados cometidos. Un hombre roba una manzana y otro hombre roba mil dólares. Delante de Dios los dos son culpables. No por robar una cosa pequeña o grande, sino por el simple hecho de robar. Cuando Dios nos dice una cosa y hacemos otra, lo que nos aparta de Dios es nuestra desobediencia.

No nos engañemos, pues, pensando que los pecados nuestros no son tan malos como los de otras personas. Por tanto, aunque nuestro pecado parezca muy pequeño será suficiente para apartarnos de nuestro Dios.

El pecado de Adán y Eva cuando comieron del fruto prohibido no parece importante en comparación con los pecados y crímenes graves que se cometen en la actualidad, sin embargo su pecado bastó para separarlos de Dios y traer sobre ellos y sobre su descendencia la condenación de muerte.

Entendámoslo bien… Este pecado no consistió solamente en extender la mano y tomar el fruto del árbol prohibido; tomar el fruto fue sólo el resultado del hecho de dejar a Dios y seguir a Satanás. El pecado, por lo tanto, fue la condición del alma y no sólo la acción de la mano que cogió el fruto. Del pecado de Adán recibimos la corrupción de la naturaleza humana, la mortalidad y la separación de Dios. Esta condición se ha trasmitido de generación en generación y conduce a cada persona a sus propios pecados.


¿Cómo podemos obtener la VICTORIA SOBRE EL PECADO?

La libertad del pecado sólo es posible cuando nos sometemos al poder de Dios y a la dirección de su Espíritu. No hay poder en el universo que pueda negarnos la victoria perfecta en nuestro Señor Jesucristo, solo basta con que seamos obedientes de la palabra de Dios. Aunque se trate de los hombres más fuertes y más inteligentes lo cierto es que: “separados de [Cristo] nada podemos hacer” (Juan 15:5). Sin embargo, hasta el más débil puede decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).


¿Cómo, pues, venceremos?

• Por medio de la sangre del Señor Jesucristo: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero” (Apocalipsis 12:11).

• Por medio de la fe: “Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).

• Al vestirnos de toda la armadura de Dios: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios (...) para que podáis resistir en el día malo, y (...) sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:10-16).

• Por medio de la palabra: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).

Nuestra lucha diaria contra el pecado significa una batalla contra los poderes del maligno. Pero tenemos que recordar que “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios” (2 Corintios 10:4). Confiemos en Dios; su poder es infinito, su amor es infalible y él promete que nunca dejará ni abandonará a los suyos. Es nuestro privilegio experimentar continua y diariamente lo descrito por Pablo: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).



“Gracia y Paz”

viernes, 21 de febrero de 2014

¿QUIÉN PREFIERES SER?



Débora (hebreo ‘abeja’).

1. Ama de Rebeca, cuya muerte en Bet-el se registra en Gn. 35.8; el árbol bajo el cual fue sepultada se conocía con el nombre de Alón-bacut, ‘encina (o terebinto) del llanto’.

2. Profetisa que aparece en la lista de los jueces de Israel (ca. 1125 a.C.). Según Jue. 4.4ss ejercía sus funciones "bajo la palmera de Débora", entre Ramá y Set-el, y allí era consultada por los israelitas de diversas tribus que deseaban resolver sus disputas, fueran estas disputas demasiado complejas para los jueces locales, o disputas intertribales. Por lo tanto, ejercía funciones de juez en el sentido corriente del término, y no en sentido militar. Probablemente fue el renombre de que gozaba debido a su capacidad jurídica y carismática, lo que llevó a los israelitas a consultarla ante los aprietos en que se encontraban bajo la opresión de Sísara. Le ordenó a Barac que se lanzara a la guerra contra Sísara como jefe supremo de los israelitas, y ante su insistencia accedió a acompañarlo; el resultado fue la decisiva derrota de Sísara en la batalla de Cisón (Jue. 4.15; 5.19ss).

Se la describe (Jue. 4.4) como mujer de Lapidot (literalmente ‘antorchas’), y como "madre en Israel" (Jue. 5.7). Se ha argumentado que esta última frase significa "metropoli en Israel" (2 S. 20.19), y que se trata de una referencia a la ciudad de Daberat (Jos. 21.28; 1 Cr. 6.72), la moderna Deburiyeh, al pie del monte Tabor en su lado occidental; pero ni el relato ni el poema contienen elementos que nos preparen para la prominencia que súbitamente se le daría en este caso a un lugar tan poco importante.

El canto de Débora (Jue. 5.2–31a) ha sido preservado desde el siglo XII a.C. con su lenguaje prácticamente sin modernización, y por lo tanto constituye uno de los pasajes más arcaicos del AT. Evidentemente fue compuesto a la mañana siguiente de la victoria que celebra, y constituye una fuente importante de información sobre las relaciones entre las tribus en Israel en esa época. Puede dividirse en ocho secciones: un exordio de alabanza (versículos 2–3); la invocación de Yahvéh (4–5); la desolación bajo los opresores (6–8); la convocación de las tribus (9–18); la batalla de Cisón (19–23); la muerte de Sísara (24–27); la descripción de las expectativas de la madre de Sísara mientras espera su regreso (28–30); y el epílogo (31a). La información precisa sobre lo que provocó la derrota de Sísara la obtenemos del cántico, más bien que del relato en prosa que encontramos en el capítulo 4: un turbión inundó el curso del arroyo Cisón y arrastró los carros de los cananeos (21), provocando la confusión en el ejército y convirtiéndolo en presa fácil de los hombres de Barac.

La gráfica y conmovedora descripción de la madre de Sísara (28ss) confirma para algunos que el cántico fue escrito por una mujer; pero si bien revela una especie de solidaridad, no hay en ella indicios de compasión.

Hay referencias a Débora no sólo en el versículo 12, sino probablemente en el versículo 7 también, donde la palabra hebrea qamtéÆ, que se repite, puede entenderse no como la primera persona del singular corriente ("me levanté") sino como una forma arcaica de la segunda persona del singular ("vos os levantasteis").



Jezabel

1. Hija de Et-baal, rey-sacerdote de Tiro y Sidón. Se casó con Acab para ratificar la alianza entre Tiro e Israel, mediante la cual Omri, padre de Acab, trató de equilibrar la hostilidad de Damasco hacia Israel (880 a.C.). Se arregló que ella continuaría adorando a su Dios nativo Baal en Samaria, su nuevo hogar (1 R. 16.31–33).

Era de carácter fuerte y dominante, poseía una gran terquedad, y una personalidad vigorosa. Devota fanática de Melcart, el Baal de Tiro, entre su séquito se encontraban 450 profetas de dicho dios, y 400 profetas de la diosa Asera, en la época en que Acab fue rey (1 R. 18.19). Clamó para que su Dios estuviera, por lo menos, en igualdad de condiciones con Yahvéh, el Dios de Israel. Esto trajo conflictos entre ella y el profeta Elías. Se produjo una batalla entre Yahvéh y Baal en el monte Carmelo, en la que Yahvéh triunfó gloriosamente (1 R. 18.17–40). Aun así, esto y la matanza de sus profetas, aumentaron su celo en lugar de disminuirlo.

Su concepción de una monarquía absoluta estaba en desacuerdo con la relación hebrea establecida en el pacto entre Yahvéh, el rey, y el pueblo. Tuvo un papel preponderante en el incidente de la viña de Nabot con una acción inescrupulosa y arbitraria, que afectó a toda la comunidad y minó el trono de Acab. A causa de ello se produjo la revolución profética y la exterminación de la casa de Acab. Ella había escrito cartas utilizando el sello de su esposo (1 R. 21.8).

Después de la muerte de Acab, el poder de Jezabel continuó en Israel durante 10 años en su papel de reina madre, a través del reinado de Ocozías, y después durante la vida de Joram. Cuando este fue muerto por Jehú, la reina se vistió regiamente (2 R. 9.30), y lo esperó. Se burló de Jehú y marchó hacia su destino con coraje y dignidad (842 a.C.).

Es notable que Yahvéh haya sido honrado en el nombre que le puso a sus tres hijos, Ocozías, Joram y Atalía (si consideramos que realmente fue la madre de Atalía), pero es posible que hayan nacido antes de que su dominio sobre Acab se hiciera tan absoluto.

2. En la carta a la iglesia de Tiatira (Ap. 2.20) "esa mujer Jezabel" es la designación que se da a una profetisa seductora que estimulaba la inmortalidad y la idolatría so capa de religión (Nicolás). Esto puede referirse a una persona o a un grupo dentro de la iglesia. Indica que el nombre se había convertido en sinónimo de apostasía.



“Gracia y Paz”

¿TIENES HAMBRE ESPIRITUAL?



Juan 6:25-35
“Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.

Jesús acababa de alimentar a cinco mil hombres más las mujeres y los niños, con solamente cinco panes y dos pececillos. Sin embargo, la multitud insistía en pedirle señales para creerle, y el Señor les contesta diciéndoles que ellos habían visto las señales, que habían sido testigos de cosas maravillosas que Dios había hecho, y sin embargo, en lugar de buscar al Dios que hizo el milagro, su preocupación se centraba en la búsqueda de pan. En vez de desear la comida espiritual, buscaban la comida material.

Hay dos clases de hambre: el hambre física que se puede saciar con la comida física, y el hambre espiritual que la comida física jamás puede satisfacer. Una persona puede ser inmensamente rica, y sin embargo estar totalmente insatisfecha en el aspecto espiritual. El que fuera ídolo de multitudes en las décadas de los cincuenta y sesenta, Elvis Presley, el "rey del rock and roll", llegó a acumular cientos de millones de dólares. Con sus riquezas podía conseguir todas las cosas materiales que se le antojaban. Sin embargo, él mismo declaró que no era feliz y que en él había un vacío muy grande. Buscando llenar ese vacío comenzó a probar con las drogas y por años vivió en el mundo esclavo de la drogadicción hasta que finalmente murió a los 42 años producto de una sobredosis, sin haber encontrado jamás la tan ansiada felicidad, sin haber podido saciar su hambre espiritual.

Después de su liberación de la esclavitud en Egipto, mientras se dirigían a la Tierra Prometida a través del desierto, los israelitas tuvieron hambre. Entonces comenzaron a quejarse con Moisés, y murmuraban diciendo que en Egipto ellos se saciaban de carne y de pan, pero no se acordaban de la esclavitud en la que vivían. Ellos estaban demasiado preocupados por sus necesidades materiales y no prestaban atención a lo verdaderamente importante: las promesas de Dios para ellos, los planes que él tenía de llevarlos a un lugar donde tendrían de todo lo que necesitaban tanto física como espiritualmente.

En el pasaje de hoy, Jesús les recuerda a los judíos el maná que Dios mandó del cielo para la alimentación física del pueblo de Israel, y entonces se presenta a sí mismo como el pan de Dios “que descendió del cielo y da vida al mundo”. Entonces ellos le dijeron: “Señor, danos siempre este pan”. Y Jesús concluye diciendo una poderosa verdad que, después de tantos años, es aún nuestra esperanza: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.

Jesús es el verdadero pan de vida. Sólo él ofrece una satisfacción duradera y una vida que jamás termina. Nada más en este mundo puede saciar el hambre espiritual del ser humano. La única manera de experimentar una vida abundante, llena de paz y de gozo es confiando en Cristo Jesús. ¿Has probado este “verdadero pan del cielo”? ¿Te deleitas en saciarte de él cada día de tu vida?

Si ya has aceptado a Jesucristo como tu Salvador, busca su rostro en constante oración y alimenta tu alma con su palabra diariamente. Si no lo has hecho, comienza ahora mismo abriendo tu corazón a Jesús, y permitiendo que él satisfaga todas tus necesidades espirituales.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego sacies para siempre mi hambre espiritual con el único y verdadero pan de vida eterna: tu Hijo Jesucristo. En su santo nombre te lo pido, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

"LA GLORIA DE DIOS, LA PERDICIÓN DEL HOMBRE, Y EL EVANGELIO DE CRISTO"



“Como pastor, me estremezco y no puedo dormir de noche cuando pienso en la posibilidad de que miles de personas que se sentaron frente a mí los domingos por la mañana hayan pensado que eran salvas cuando en realidad no lo eran. Miles de personas que han situado sus vidas en un camino religioso que hace promesas grandiosas a un costo mínimo”.

“Se nos ha enseñado que todo lo que se requiere es una decisión, tal vez hasta una aceptación solo intelectual de Jesús y que, luego, no debemos preocuparnos por sus demandas, sus normas ni su gloria. Que tenemos un boleto para el cielo y que podemos vivir como se nos dé la gana en la tierra. Se nos tolerará el pecado durante el camino”.

“Hoy en día, gran parte de la evangelización moderna se construye sobre la idea de conducir a la gente por este camino, y las multitudes van en tropel detrás de estas premisas, pero al final es un camino construido sobre arena que se hunde y corre el riesgo de desilusionar a millones de almas”.

“La proclama bíblica del Evangelio nos llama a una respuesta muy diferente y nos conduce por un camino muy distinto. Aquí, el Evangelio nos demanda y nos permite apartarnos del pecado, tomar la cruz, morir a nosotros mismos y seguir a Jesús. Estos son los términos y las frases que vemos en la Biblia”.

“Entonces, la salvación consiste en una profunda lucha en nuestra alma contra la pecaminosidad de nuestro corazón, la profundidad de nuestra depravación y la tremenda necesidad que tenemos de Su gracia. Jesús ya no es más alguien a quien debemos aceptar o invitar, sino alguien que es infinitamente digno de nuestra entrega inmediata y absoluta. Por eso debemos evitar las caricaturas baratas del cristianismo que no exaltan la revelación de Dios en Su Palabra. Por eso es que tú y yo no podemos conformarnos con nada menos que un Evangelio centrado en Dios, que exalte a Cristo y que nos lleve a negarnos a nosotros mismos”.

“Gracia y Paz”

David Platt

jueves, 20 de febrero de 2014

¿ESTÁS ESCUCHANDO A DIOS?



Hechos 9:3-9
"Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió".

La Biblia nos enseña que Dios desea hablarnos. Él desea que conozcamos el plan que tiene para la vida de cada uno de nosotros. La manera en que él nos hable dependerá de las circunstancias. Por ejemplo, después de la muerte de Moisés, Dios encomendó al joven Josué la tarea de guiar al pueblo de Israel a tomar posesión de la tierra prometida. Con este fin le dio instrucciones, y Josué escuchó atentamente. Así le dijo Dios: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (Josué 1:7).

Hay ocasiones en las que Dios tiene que lidiar con corazones rebeldes, como fue el caso de Saulo de Tarso, fariseo y perseguidor de cristianos. En el pasaje de hoy vemos como Dios llamó la atención de Saulo en el camino a Damasco tirándole a tierra y dejándole temporalmente ciego. Claro que esta es una situación única en la Biblia, pero nos demuestra que cuando el Señor necesita comunicar algo, él lo hará de una manera u otra. Desde aquel momento la vida de Saulo de Tarso cambió radicalmente y llegó a ser el gran evangelista que ahora conocemos como el apóstol Pablo.

En Números capítulo 22, Dios hizo que el asna de Balaan le hablara a su amo cuando fue necesario reprenderlo (vv.28-30). Y cuando los fariseos se quejaron con Jesús porque sus discípulos le alababan mientras él hacia su entrada triunfal en Jerusalén, el Señor les respondió: “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40). Ciertamente tenemos que entender que Dios está muy interesado en hablarnos, y que lo mejor que hacemos es tratar de escucharlo. Alguien dijo que hay dos maneras en que Dios nos habla: con un susurro o con un grito. Con seguridad ninguno de nosotros escogería el “grito” como la manera en que Dios nos hable, pero a veces nuestra insensibilidad a su voz obliga al Señor a usar métodos que demandan nuestra total atención.

Principalmente Dios nos habla por medio de su Palabra, y a través de ella nos comunica su voluntad. El Espíritu Santo entonces la usa para hablar a nuestro corazón. Dios también usa a otras personas para bendecirnos y dirigirnos. Y aún en nuestras decepciones, Dios nos comunica que nuestros aparentes fracasos de hoy pueden hacernos triunfar mañana. Así dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Como un hijo o hija de Dios, vive con la seguridad de que en cada situación el Señor te hablará para guiarte (Juan 16:13), para consolarte (Juan 14:16), para protegerte (Génesis 19:17-26), o para expresarte su infinito amor (1 Juan 3:1-2). No permitas que las voces del mundo te impidan escuchar la voz del Señor. Busca su rostro diariamente por medio de la oración y la lectura de su Palabra. Pide a Dios que te de un oído fino para escuchar su voz, y discernimiento espiritual para entender y aceptar su verdad, sabiendo que este es el primer paso para llegar a ser un instrumento en los planes que él tiene para tu vida, los cuales redundarán en bendiciones para ti y tu familia. Cuando fallamos en escuchar su suave susurro, Dios tiene otras formas para atraer nuestra atención. ¿Le estás escuchando?

ORACIÓN:
Padre mío, yo anhelo escucharte claramente cada vez que tú me hables. Por favor dame un oído espiritual afinado de manera que me resulte fácil distinguir tu voz aunque me hables con un susurro. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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