¿QUIÉN ES JESÚS PARA TI?
Mateo 1:18-21
“El nacimiento de Jesucristo fue así:
Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que
había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería
infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel
del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas
recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu
Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a
su pueblo de sus pecados”
Para muchos, “Jesús” es simplemente el nombre de un
hombre, quizás un gran hombre. Otros piensan que fue un profeta muy famoso.
Algunos creen que fue un gran maestro moral. Muchos creen que es el nombre del
Mesías, el hombre que vino enviado por Dios a salvar el mundo. Y esto es
cierto. Pero, ¿nada más? Para nosotros, los cristianos, Jesús es mucho más que
todo esto. Él es Dios mismo encarnado en la persona del Hijo. En Juan capítulo
14, cuando Felipe le pidió al Señor que le mostrara al Padre, Jesús le dijo:
“¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el
Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?”
En la gloria, donde estaba desde antes de la creación del
mundo, el Hijo de Dios no tenía nombre de hombre. Pero, al ser manifestado en
carne recibió uno. En la escritura de hoy, un ángel dijo a José que María, su
mujer, estaba embarazada; “y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús”.
En el idioma hebreo, este nombre significa “el salvador”. En Hebreos 1:4 dice
que Jesús fue “hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente
nombre que ellos”. También dice la Biblia que Dios “le dio un nombre que es
sobre todo nombre” (Filipenses 2:9).
En el Antiguo Testamento, cientos de años antes del
nacimiento de Jesús, su nombre era motivo de inspiración de profetas y
cantores. El profeta Isaías anunció: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es
dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Y más
adelante, Isaías dice: “Oh Señor, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son
el deseo de nuestra alma” (Isaías 26:8).
El nombre de Jesús es señal de autoridad y poder para los
que en él han creído. Así dijo el Señor: “Y estas señales seguirán a los que
creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en
las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:17-18). Y el apóstol Pablo
escribió lo siguiente en su carta a los Filipenses refiriéndose a Jesús: “Por
lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses
2:9-11).
Y si nos reunimos en su nombre, podemos tener la completa
seguridad de que él estará con nosotros. Así lo prometió en Mateo 18:20:
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos”. Y nos ha asegurado que todas nuestras necesidades serán suplidas
cuando acudamos al Padre en su nombre. “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:13).
No hay otro nombre dado a los hombres que tenga el poder
de salvarnos de la condenación eterna y darnos la entrada al cielo. Sólo a
través de Jesús, por su muerte en la cruz del Calvario y su posterior
resurrección, somos perdonados, justificados y reconciliados con Dios Padre. Si
has aceptado a Jesús como tu Salvador, ¡Gloria sea al Señor! Si aun no lo has
hecho, y crees en tu corazón todo lo que te ha dicho hoy la palabra de Dios,
confiesa ante el Señor tus pecados, arrepiéntete e invita a Jesús a entrar en
tu vida, “y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).
ORACIÓN:
Padre santo, gracias por tu Hijo Jesús y por la salvación
eterna que a través de él nos ofreces. Hoy traigo ante tu altar a mis
familiares y amigos que no conocen el poder de ese nombre maravilloso que es
sobre todo nombre. Bendícelos y envuélvelos con tu amor y tu misericordia. Te
lo pido en el nombre poderoso de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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