Salmo 13
“¿Hasta cuándo, Yahweh? ¿Me olvidarás para
siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré
consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será
enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Yahweh Dios mío; alumbra
mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he
confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Yahweh, porque me
ha hecho bien”.
La inseguridad no es algo que simplemente se confiese y
automáticamente desaparezca. Más bien es una condición que debe ser confrontada
por un período de tiempo más o menos largo. Sobre todo la persona que tiene
este problema debe tomar la decisión de confiar en lo que Dios ha prometido y
no en lo que el enemigo trata de hacerle creer. David estaba pasando por
momentos de gran inseguridad e incertidumbre en su vida. Al describir su
situación, en el pasaje de hoy, se muestra temeroso e impaciente ante la
supuesta “tardanza” de Dios para acudir en su ayuda. Sin embargo, en medio de
su ansiedad, su corazón (que “era conforme al corazón de Dios”) le recuerda
que, independientemente de lo difícil de la situación, siempre debía confiar en
el Señor. Por eso pudo decir con toda seguridad: “Mas yo en tu misericordia he
confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación” Esta expresión implica
seguridad, no en él mismo, no en las circunstancias, no en la suerte, sino en
el Dios de amor y misericordia que todo lo puede. Y anticipando esta salvación
termina exclamando: “Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien”. Este salmo
comienza con un lamento pero termina con una canción.
¡Gracia y Paz!
No hay comentarios:
Publicar un comentario