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martes, 30 de septiembre de 2014

SALMO 13

Salmo 13
“¿Hasta cuándo, Yahweh? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Yahweh Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Yahweh, porque me ha hecho bien”.

La inseguridad no es algo que simplemente se confiese y automáticamente desaparezca. Más bien es una condición que debe ser confrontada por un período de tiempo más o menos largo. Sobre todo la persona que tiene este problema debe tomar la decisión de confiar en lo que Dios ha prometido y no en lo que el enemigo trata de hacerle creer. David estaba pasando por momentos de gran inseguridad e incertidumbre en su vida. Al describir su situación, en el pasaje de hoy, se muestra temeroso e impaciente ante la supuesta “tardanza” de Dios para acudir en su ayuda. Sin embargo, en medio de su ansiedad, su corazón (que “era conforme al corazón de Dios”) le recuerda que, independientemente de lo difícil de la situación, siempre debía confiar en el Señor. Por eso pudo decir con toda seguridad: “Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación” Esta expresión implica seguridad, no en él mismo, no en las circunstancias, no en la suerte, sino en el Dios de amor y misericordia que todo lo puede. Y anticipando esta salvación termina exclamando: “Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien”. Este salmo comienza con un lamento pero termina con una canción.


¡Gracia y Paz!

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