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viernes, 24 de abril de 2015

¿QUIÉN ESTÁ MOLDEANDO TU VIDA?




Jeremías 18:1-6
“Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”

En este pasaje Dios le da una lección a su siervo el profeta Jeremías. El pueblo de Israel se había desviado de los caminos trazados por Dios. Entonces el Señor llama a Jeremías y le dice que vaya a casa del alfarero para que observara como éste trabajaba con el barro haciendo vasijas, desechando aquellas que se echaban a perder, y continuando en su labor hasta quedar satisfecho con el resultado final. Después le expresa sus propios deseos acerca del pueblo de Israel diciendo: “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?"

Los que hemos aceptado a Jesucristo como nuestro salvador hemos sido hechos “hijos de Dios” (Juan 1:12). Es decir, ya formamos parte del pueblo de Dios, y por lo tanto la enseñanza del pasaje de hoy se aplica directamente a nosotros. Dioa nos dice que va a tratar con nosotros de la misma manera que un alfarero trabaja con el barro, moldeándonos hasta lograr que seamos “conforme a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). En su condición de alfarero, Dios elimina aquellas cosas de nuestras vidas que no le agradan, de la misma manera en que se eliminan las irregularidades o las protuberancias del barro. En ocasiones el Señor aumenta la velocidad de “la rueda”, lo cual probablemente nos hará sentir bajo una fuerte presión e incomodidad. Y habrá veces en las que él considere necesario quebrantarnos y hacernos de nuevo, cambiando nuestros patrones y actitudes con el fin de llevarnos en una dirección totalmente diferente a la que llevábamos.

Como barro que somos, nuestra parte consiste en someternos totalmente al propósito del Gran Alfarero. Nuestra responsabilidad es aceptar todos los cambios planeados por Dios, creyendo de todo corazón que sus planes son siempre para nuestro bien (Jeremías 29:11). Esto podemos hacerlo confiadamente pues estamos en las manos de Dios, las cuales son manos poderosas que rescataron al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, manos creativas que formaron el Universo, manos cuidadosas que nos protegen de todo mal, manos proveedoras que suplen todas nuestras necesidades, manos amorosas que enjugan toda lágrima de los ojos de sus hijos, manos que fueron atravesadas por clavos para que nosotros pudiésemos ser justificados y hechos nuevos.

A medida que nuestro Padre celestial nos va moldeando a cada uno de nosotros, nos iremos pareciendo cada vez más a Jesús y sentiremos en nuestros corazones el deseo de imitar su comportamiento mientras estuvo aquí en la tierra siendo ejemplos con nuestro testimonio para aquellos que se mueven a nuestro alrededor, trayendo bendiciones sobre ellos y sobre nosotros y nuestras familias. Por el contrario, cuando ignoramos los preceptos divinos y permitimos que el mundo nos moldee a su manera, conforme a sus principios y conceptos, entonces el resultado es siempre desastroso.

Un antiguo corito dice así:

“Yo quiero ser, Señor amante, como el barro en las manos del alfarero. Rompe mi vida, y hazla de nuevo. Yo quiero ser, yo quiero ser... un vaso nuevo”.

Créelo con todo tu corazón y repítelo como una súplica al Gran Alfarero, rindiendo a él tu vida para que sea moldeada de acuerdo a los planes que él tiene para ti, cuyo propósito final es hacerte conforme a la imagen de su Hijo Jesucristo.

ORACIÓN:
Padre celestial, bendito alfarero de mi vida, me postro ante tu trono de gracia para rogarte que me moldees conforme a los planes que tú tienes para mí. Ayúdame a ser dócil y maleable para que puedas llevar a cabo tu obra en mí sin que yo sea un obstáculo. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

jueves, 23 de abril de 2015

¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?



¿ALGUNA VEZ HAS SENTIDO SED DE DIOS?

Salmo 42:1-2
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”

¿Alguna vez has sentido sed de Dios? ¿Entiendes lo que David sentía cuando en el pasaje de hoy escribió: “Mi alma tiene sed de Dios”? En realidad cada uno de nosotros, en el transcurso de nuestras vidas, sentirá en diferentes ocasiones “sed” y también “hambre” de muchas cosas, es decir “necesidad urgente” de algo. Muchos estudios demuestran que además de las necesidades físicas de agua, comida y otras cosas los seres humanos experimentan también necesidades espirituales y emocionales, como amor, aceptación, paz y seguridad, entre ellas.

Es muy común que una persona pase años buscando alguien o algo que satisfaga sus necesidades de todo tipo. Y en medio de esa búsqueda puede encontrar fracaso tras fracaso, golpe tras golpe que dejan en su vida huellas imborrables. Lo peor de todo es que, generalmente, no es capaz de entender que la única fuente de verdadera y máxima satisfacción es Dios. En él, y solamente en él está la aceptación, la seguridad, el amor, el gozo y la paz que tanto anhela el ser humano. Cuando entendemos esto profundamente, y nos acercamos al Señor de todo corazón estableciendo una íntima comunión con él, nos sentiremos satisfechos en el aspecto espiritual, emocional y hasta físicamente, y por añadidura nuestras necesidades materiales serán también suplidas, de acuerdo a la promesa de Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

David era un hombre “conforme al corazón de Dios”, dice 1 Samuel 13:14. Su constante anhelo era estar cerca del Señor y disfrutar plenamente de la paz y el gozo que sólo se encuentran en su presencia. Así lo manifiesta en el pasaje de hoy, y también en el Salmo 63 cuando estando escondido en el desierto de Judá, huyendo del rey Saúl y su ejército, escribió: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela”. Allí en medio de terribles circunstancias, David satisfizo su sed y hambre de Dios y encontró paz y consuelo en su santa presencia.

Al igual que David, nosotros podemos satisfacer nuestra sed espiritual bebiendo de la fuente inagotable que es nuestro Señor Jesucristo. Recordemos lo que dijo Jesús a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (Juan 4:13-14). Él es el único que puede llenar totalmente cualquier necesidad nuestra. Cuando estés totalmente convencido de esta realidad, y tomes la decisión de buscar en el Señor la satisfacción de todas tus necesidades, el Espíritu Santo pondrá en ti esa sed de Dios que te hará desearlo intensamente, y en la medida que busques su rostro, él te llenará más y más y tu comunión con el Señor será cada vez más íntima. Así tu corazón se llenará del gozo y la paz de Dios.

Hazte el propósito de pasar un tiempo cada día en la presencia de Dios. Lee la Biblia, medita en sus enseñanzas, ora, adora y alaba al Señor. Si persistes en esta rutina diaria, el Espíritu Santo te llenará de tal paz y gozo, que empezarás a sentir un deseo intenso de disfrutar plenamente de ese tiempo, y anhelarás estar siempre en la presencia de Dios. Y al igual que David podrás declarar “Dios mío, mi alma tiene sed de ti”.

ORACIÓN:
Querido Padre celestial, te suplico que pongas en mi corazón una sed profunda de ti, de manera que yo sienta la necesidad de buscarte cada día y disfrutar de tu santa presencia. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

Salmo 124:1-8



Salmo 124:1-8

“A no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra”.

miércoles, 22 de abril de 2015

¿ESTÁS CUMPLIENDO TU ROL EN LA SOCIEDAD SEGÚN EL PROPÓSITO DE DIOS?



¿ESTÁS CUMPLIENDO TU ROL EN LA SOCIEDAD SEGÚN EL PROPÓSITO DE DIOS?

1 Pedro 3:8-9
“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.

Hemos sido llamados para ser de bendición y la escritura de hoy nos da algunas pautas de la voluntad de Dios para con nosotros sus hijos, veamos:

1. “Sed todos de un mismo sentir”. No hay opción, esto es un mandamiento, no tenemos margen de jalar cada uno para su propio lado. Nos habla de tener una misma visión, un mismo propósito y encaminarnos juntos y unánimes a una meta. Solo hay una visión. Podrá tener distintas facetas, pero es una sola visión y un solo compromiso. Quien ara pone un yugo a los bueyes para que ambos caminen para el mismo lado y cumplan un mismo propósito. ¿Qué pasaría si un buey jala para la derecha y el otro para la izquierda?

2. “Compasivos”. Hoy por hoy la Iglesia en muchas cosas ha perdido el rumbo, no alcanzaremos el crecimiento espiritual si no tenemos un corazón compasivo para los que sufren, para los perdidos y para los desprotegidos. El mundo tiene que ver en nosotros el amor y la compasión de Cristo.

3. “Amándonos fraternalmente”. Pablo nos dice en Romanos 12:9 “El amor sea sin fingimiento…”. ¿Cómo vamos a alcanzar a esta sociedad llena de egoísmos, falsedades, mentiras, iras, contiendas, críticas, etc., si dentro de nuestras propias iglesias tenemos conflictos que no sabemos, o no queremos, resolver? El mundo necesita ver un modelo diferente en nosotros, así que si tenemos problemas con un hermano, mejor será que lo solucionemos en el amor de Cristo.

4. “Misericordiosos, amigables…”. La palabra Misericordia o Misericordioso aparece 174 veces en la Biblia, es una de las más usadas. ¿Por qué será? Oseas 6:6 dice: “Misericordia quiero, y no sacrificios…” Este versículo rompe con toda la estructura religiosa. Nos habla que el deseo del Señor no es que tú seas un religioso, sino que muestres el amor de Cristo en forma práctica para con los demás. ¿Sabe que quiere decir amigables? Hay muchos que se creen tan santos que tratan a aquellos que no conocen al Señor como por arriba del hombro, no se dan con nadie por miedo a contaminarse, los vecinos lo creen un nariz parada, engreído y soberbio. Jesús caminó entre las prostitutas, los ladrones, los pecadores y se hizo amigo de ellos, los amó y los trajo a su Reino, ¿Cómo cambiarán si no hay quien se les acerque y les muestre una forma diferente de vida?

5. “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo…” Dios nos bendijo para que seamos de Bendición. El salmista dice en el Salmo 68:19 “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios…” ¿Qué significa ser bendecido para bendecir? Que todo lo que hemos recibido de Dios no es para retenerlo sino para trasmitirlo: Amor, Paz, Misericordia, Perdón, Poder, Salud, etc.

Dios nos bendice con su presencia en nuestras vidas; esto significa que donde tú estés debe estar el Señor, en otras palabras, llevarlo a todas partes, no quitarte el ropaje de buen creyente cuando sales de la congregación. Dios dice que él prosperará a sus hijos, de manera que donde estés debes ser de bendición y provisión.

El Altísimo nos bendice escuchando nuestras oraciones y contestándolas, tú debes ser un intercesor a favor de tus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, por tu barrio, por tu ciudad, por el país.

Dios se hizo de un pueblo para transformarlo en sacerdotes y bendición para todas las naciones, este pueblo perdió el rumbo, fue egoísta; se escogió una tribu para que fueran sacerdotes para sí mismos. Dios ahora está levantando un nuevo pueblo, diferente, conforme a su propósito, para que sea bendición a todas las naciones de la tierra.

Donde estés, Dios te quiere bendecir para que seas de bendición a otros. Dios quiere pasar a través tuyo para llegar a los que no le conocen y bendecirles. La pregunta es ¿Tienes la disposición para hacerlo?



¡Gracia y Paz!

martes, 21 de abril de 2015

2 Timoteo 2:24


2 Timoteo 2:24

"El siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido".

¡ERES IMPORTANTE PARA DIOS!



Génesis 1:26-27
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Un conocido autor cristiano escribió: “No hay gente corriente. Tú nunca has hablado con un simple mortal”. Es cierto, cada ser humano es una creación especial de Dios. Él nos creó a su imagen y semejanza. Él nos hizo para que pudiéramos disfrutar de su creación, pudiéramos amar, y reír, y conocerle a él personalmente.

¡Ciertamente tú eres especial! Créelo o no, nadie en todo el mundo es exactamente como tú. Tu apariencia física, tu voz, tu personalidad, tu inteligencia, tus gustos, todo esto hace de ti un ser único. Hasta tus huellas digitales te diferencian de cualquier otro ser humano nacido en el presente o en el pasado o en el futuro. Y, ¿qué decir del ADN? Esta es una molécula que contiene la información genética que determina las características hereditarias de los seres vivientes. Muchos consideran su descubrimiento “el acontecimiento biológico más importante de los últimos cien años”.

Sin duda el salmista estaba haciendo referencia a este “descubrimiento” cuando, más de trescientos años antes del nacimiento de Jesucristo, escribió el Salmo 139. Dice el versículo 13: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre” Y el v.16: “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. ¡Qué maravilla que desde el vientre de tu madre todas tus características habían sido determinadas! ¡Y Dios estaba consciente de todo! No eres el producto casual de alguna línea de ensamblaje en una factoría cósmica. En verdad eres un ser excepcional, creado por la gracia de Dios con un propósito específico. Sobre esto escribió el apóstol Pablo en su carta a los efesios: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efesios 2:10). Esta es una razón por la que Dios tiene un profundo interés en ti como persona. Él te hizo, te conoció desde antes de tu nacimiento, y desde entonces tiene planes específicos para ti, planes concebidos en amor para tu bienestar y tu prosperidad, según declara Jeremías 29:11.

A medida que profundizamos en el conocimiento de Dios y en su interés por nuestra felicidad, realmente comenzamos a entender lo terrible que es el pecado. El Señor nos ama entrañablemente, sin embargo con mucha frecuencia desobedecemos sus instrucciones, caminamos en nuestros propios caminos y le volvemos la espalda. Entonces sus planes para nuestras vidas son bloqueados y dejamos de recibir sus bendiciones. Pero aun en estas circunstancias somos especiales para Dios, y él continúa amándonos de la misma manera. Él nos sigue mirando como su preciosa creación que somos, a pesar de habernos alejado de su presencia. Por eso Dios ha provisto la manera de perdonarnos y eliminar los obstáculos que nos separan de él. Dice 1 Juan 1:9 que “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Dios no es un insensible e indiferente soberano de los cielos. Él comparte nuestras tristezas, se preocupa por nosotros y nos considera suficientemente importantes para darnos su amor. De hecho, nos ama tanto que dio a su único hijo para que muriera por nuestros pecados. ¡Esto es verdadero amor! La Biblia dice: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:9-10).

Como tú y yo somos especiales para Dios, él quiere que nos alejemos del pecado y nos acerquemos a él para darnos una vida llena de paz y felicidad. ¿Puede haber algo más especial? Actúa cada día de tu vida con el deseo de agradar a Aquel para el cual tienes tanto valor.

ORACIÓN:
Gracias, Padre celestial, por haberme hecho una criatura especial por tu infinito amor y misericordia. Por favor, perdona mis pecados y ayúdame a acercarme cada vez más a ti, para poder disfrutar plenamente de los planes que tú tienes para mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

viernes, 17 de abril de 2015

¡NADIE SE PUEDE ESCONDER DE DIOS!



Salmo 139:7
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?”

No existe ningún lugar a donde pudieras ir sin que estés fuera del alcance de DIOS.

¿Por qué tratas de esconderte de DIOS si ÉL lo ve todo? Te puedes esconder de cualquier persona, pero no te puedes esconder de DIOS.

Nadie se puede esconder de DIOS. ÉL lo sabe todo. Ya no sigas corriendo, huyendo ni escondiéndote de ÉL. Mejor, VEN a ÉL. Arrepiéntete y pídele perdón.


¡Gracia y Paz!

Mateo 6:33



ORACIÓN:

Abba Padre, perdóname porque todo el tiempo me preocupo por mis problemas y mis necesidades y me olvido que tú eres mi proveedor. Ayúdame Padre Santo a fortalecer mi Fe para confiar en ti como un niño pequeño en brazos de su padre. Te suplico que me ayudes a cambiar los afanes y ansiedades de mi vida por el anhelo profundo de buscarte y confiar plenamente solo en ti. En el nombre de Jesús, Amén.

¿CONFÍAS TUS PROBLEMAS A DIOS?



¿CONFÍAS TUS PROBLEMAS A DIOS?

Mateo 6:25-33
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

¿Conoces a alguien que no tenga problemas? Indudablemente todos tenemos problemas y necesidades. Algunas personas tienen problemas de salud, otras en el trabajo, o en las relaciones familiares, o quizás necesidades económicas, o sociales, etc., etc. Esto generalmente causa preocupaciones que pueden traer a nuestras vidas un estado de afán y de ansiedad que, si no se controla, puede llegar a amargarnos y a veces incluso a enfermarnos.

En la escritura de hoy, Jesús nos exhorta a no afanarnos y nos invita a confiar en él cuando enfrentemos los problemas y las necesidades de cada día. La palabra griega usada en el original para definir “afán” quiere decir “preocuparse excesivamente”. Esto no significa que el Señor nos diga que seamos despreocupados o indiferentes, sino que nos anima a enfrentar tranquilamente cada día nuestras responsabilidades y necesidades, a ser precavidos y tener buen sentido al planear, pero sin preocuparnos excesivamente. Cuando Jesús dice “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta”, obviamente no sugiere que seamos irresponsables cuando se trata de nuestro trabajo. Él usa el ejemplo de las aves ya que ellas no están preocupadas por lo que habrán de comer, pues instintivamente saben que su Creador les proveerá el alimento necesario para subsistir. ¡Cuánto más tendrá en cuenta Dios a aquellos por los que ha hecho el sumo sacrificio de dar la vida de su Hijo! ¿Habrá acaso alguna duda de que él va a proveer para nosotros?

Es natural que cuando tenemos una necesidad mostremos algún tipo de preocupación, pero ésta nunca debe llegar al afán o a la ansiedad. Esa es la manera de actuar de aquellos que no conocen al Señor, pero nunca debe ser la actitud de los Hijos de Dios, quien es el creador del Universo, dueño del oro y la plata y todas las riquezas de este mundo; del Dios que nos ha dado infinitas pruebas de su amor por nosotros. Esto debemos creerlo de todo corazón y ponerlo en práctica en medio de las dificultades y necesidades. Lo primero que debemos hacer es reconocer nuestra debilidad y ceder al Señor el control de nuestras acciones y de nuestros pensamientos. Entonces su paz y su fortaleza nos inundarán, y todo afán desaparecerá. Así dice Filipenses 4:6-7: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

El pasaje de hoy termina con estas palabras de Jesús: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Esta debe ser nuestra mayor preocupación, buscar el reino de Dios, buscar el rostro del Señor en oración y leer su Palabra cada día de nuestras vidas. Entonces él se encarga del resto.

ORACIÓN:
Abba Padre, perdóname Señor porque todo el tiempo me preocupo por mis problemas y mis necesidades y me olvido que tú eres mi proveedor. Padre Santo, ayúdame a fortalecer mi Fe para confiar en ti como un niño pequeño en brazos de su padre. Te suplico que me ayudes a cambiar los afanes y ansiedades de mi vida por el anhelo profundo de buscarte y confiar plenamente solo en ti. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

¿LA FRAGANCIA QUE EMANA DE TI ES AGRADABLE A DIOS?






2 Corintios 2:14-17
“Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento. Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? Pues no somos como muchos, que comercian con la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo”.

Antiguamente, cuando un general romano volvía victorioso de una gran conquista con frecuencia llevaba a cabo un desfile triunfal. El vencedor y su ejército desfilaban por las calles inundadas por millares de personas que les aclamaban. Mientras los músicos tocaban sus instrumentos, carros y soldados transportaban los tesoros tomados al monarca vencido, y éste y sus generales eran conducidos encadenados. El desfile se efectuaba en medio de una nube de incienso que quemaban a sus dioses. Tanto los vencedores como los cautivos podían oler la fragancia de las especies que ardían. El olor, sin embargo, significaba algo muy diferente para ambos grupos. Para los triunfadores, el olor era agradable; para los prisioneros, tenía hedor a esclavitud y muerte.

El pasaje de hoy nos enseña que el grato olor de Cristo (el evangelio) es “olor de muerte para muerte” para aquellos que se pierden, porque representa un desfile hacia el castigo final. Sin embargo, aquellos que son salvos hallan en el conocimiento de Cristo el grato “olor de vida para vida”, que representa el camino que conduce a la vida eterna. La Biblia está perfumada con el aroma de Dios. Cuando hacemos el hábito de leerla diariamente y la aplicamos a nuestro diario vivir, el “aroma” que despedimos es olor fragante agradable a Dios. Cuando mostramos a los que nos rodean los principios y las actitudes que aprendemos de la Biblia realmente estamos esparciendo el olor a salvación entre quienes nos rodean. Lamentablemente este olor no es percibido por todos de la misma manera. Al igual que para los cautivos y los vencedores durante la procesión romana el olor del incienso tenía diferente significado, así en nuestros tiempos a muchos les resulta desagradable la fragancia de la Palabra de Dios, mientras que otros disfrutamos de su exquisito perfume.

De manera similar Pablo escribe en 1 Corintios 1:18: “La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. Aquí también vemos claramente la enorme diferencia en la manera en que perciben la palabra de Dios los que viven en pecado y los que hemos sido limpiados y justificados por la sangre de Cristo. Pablo también escribe en el pasaje de hoy acerca de la diferencia entre aquellos que “comercian con la palabra de Dios”, es decir los que usan la verdad del evangelio para su beneficio propio, y los que “con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo”. Seamos nosotros como estos últimos hablando a los demás de nuestro Señor Jesucristo y de la salvación a través de su sacrificio en la cruz. Dios quiere que llevemos al mundo “la fragancia de su conocimiento”. No hay mejor aroma para adoptar como nuestro, ni hay mejor perfume para compartir con los demás que la deliciosa fragancia de las Escrituras.

Imprégnate del fragante olor divino que proviene de la Palabra de Dios. Escudríñala día tras día, medita en ella, reflexiona, memorízala, aplícala a tu vida y compártela con los demás. Sigue las instrucciones del apóstol Pablo en su carta a los Efesios capítulo 6, tomando “el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:17-18). Si lo haces de esta manera no sólo estarás alimentando y fortaleciendo tu espíritu sino además llevando a otros la oportunidad de que participen de las maravillas del reino celestial.

ORACIÓN:
Gracias, mi Dios, por tu Santa Palabra. Ayúdame a dedicar tiempo a leerla cada día y a vivir según tus enseñanzas, esparciendo tú aroma a mí alrededor. Te ruego que toques los corazones de mis familiares y amigos que no te conocen para que puedan disfrutar del olor de vida para vida que trae el conocimiento de Cristo. En el nombre de Jesús. Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

CON EL TIEMPO APRENDERÁS...


CON EL TIEMPO APRENDERÁS que en cualquier tipo de relación la confianza se construye con mucho trabajo y se requieren apenas unos segundos para destruirla; y que harás cosas o dirás palabras de las que te arrepentirás por el resto de tu vida.

Aprenderás que la Honestidad y la lealtad son fundamentales en una relación de pareja (llámese amistad, noviazgo o matrimonio).

Aprenderás que así como la mujer merece ser amada, el hombre merece ser respetado.

Aprenderás que no debes crear falsas ilusiones de amor en nadie, si en tu corazón no existe amor.

Aprenderás que debes decir Te amo a la persona que más te importa, porque nunca sabrás cuando será la última vez que la veas.

Aprenderás que el amor es una decisión, no un sentimiento.

Aprenderás que las verdaderas amistades pueden crecer a pesar de las distancias. Y que no importa que sea lo que tienes, sino a quién tienes en tu vida.

Aprenderás que no tienes que cambiar de amigos, sí tienes disposición de aceptarlos con todos sus defectos y virtudes.

Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que te rodean tienen influencia sobre ti, pero tú serás siempre responsable de tus actos y de tus palabras.

Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlaran a ti y que ser flexible no significa ser débil, o no tener carácter ni personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación, siempre debes de ser humilde.

Aprenderás que no es más grande quien es servido, sino quien sirve a los demás.

Aprenderás que no importa en donde estés ahora, sino a dónde vas a llegar por el camino que te diriges.

Aprenderás que la paciencia y tolerancia requieren de mucha práctica.

Aprenderás que puedes sentir ira, pero eso no te da el derecho de ser cruel con tus semejantes.

Aprenderás que no se madura con los años vividos, sino con la forma que capitalices tus experiencias.

Aprenderás la importancia que tiene el pedir perdón a quienes ofendes y, sobretodo, perdonar a quienes te hacen daño.

Aprenderás que no debes de juzgar a los demás con tanta severidad, sino con justo juicio, porque con la misma vara que mides, serás medido.

Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, aprovecha bien el tiempo porque los días son malos.

Pero lo más… lo más… importante que debes aprender es que, por sobre todas las cosas y circunstancias, debes de poner tu total y absoluta confianza en Dios, porque él es el único que te podrá sustentar en este peregrinar tan breve de tu vida… “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece…” (Santiago 4:13-14).



¡Gracia y Paz!

¿REALIZAS CULTO FAMILIAR EN TU HOGAR?




Los beneficios y las bendiciones del culto familiar son incalculables, aquí enlisto sólo algunas:

1. – El culto familiar evita muchos pecados.
2. – Maravilla el alma
3. – Comunica un sentido de la majestad y autoridad de Dios
4. – Presenta verdades solemnes a la mente.
5. – Brinda beneficios de Dios sobre el hogar.

Un antiguo escritor bien dijo: "Una familia sin oración es como una casa sin techo, abierta y expuesta a todas las tormentas del cielo".

Todas nuestras comodidades domésticas y las misericordias temporales que tenemos proceden del amor y la bondad del Señor, y lo mejor que podemos hacer para corresponderle es reconocer con agradecimiento, juntos, su bondad para con nosotros como familia.

Las excusas para no cumplir este sagrado deber son inútiles y carecen de valor. ¿De qué nos valdrá decir, cuando rindamos cuentas ante Dios por la mayordomía de nuestra familia, que no teníamos tiempo ya que trabajábamos sin parar desde la mañana hasta la noche? Cuanto más urgentes son nuestros deberes temporales, más grande es nuestra necesidad de buscar socorro espiritual".


¡Gracia y Paz!


A.W.Pink

domingo, 12 de abril de 2015

2 Corintios 10:4


Un águila no pelea contra una serpiente en la tierra. La atrapa y la sube a los aires y la deja caer. Una serpiente no tiene aguante, poder o balance en el aire. En el aire es vulnerable, inútil y débil a diferencia de cuando está en la tierra que es peligrosa y poderosa.

No luches tus batallas con herramientas humanas. Ni caigas en la trampa de bajar de nivel. Remóntate a las alturas en las alas del Espíritu y deja que Dios pelee tus batallas.

¡Gracia y Paz!

Osman Florian

No temas, sólo ora



Isaías 43:2
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará.

Mateo 12:34-37



Un corazón dispuesto para Dios es el de un Creyente que es obediente por sobre todas las cosas. Es el de una persona honesta y fiel, que pone en primer lugar la palabra y la voluntad de Dios.

Esto es muy importante en nuestra vida cristiana, pues lo que guardemos en nuestro corazón se manifestará en todas nuestras acciones, ya que “de la abundancia del corazón habla la boca”. Nuestro corazón es el lugar donde existe la fuerza de la vida, el motor que mueve nuestras acciones. Así lo dice Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.


¡Gracia y Paz!

¿LA GRANDIOSA MAJESTAD E INFINITA SANTIDAD DE DIOS TE PRODUCEN CONVICCIÓN DE PECADO?


Isaías 6:1-7
“En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”.

¿Has estado alguna vez delante de la fama y la grandeza? Tal vez le has estrechado la mano a un líder mundial. Quizás has estado cerca de un atleta famoso. O puede que un escritor de mucho éxito te haya firmado un libro. Estar cerca de personas muy famosas es muy emocionante. Los has visto por televisión y has leído acerca de ellos en los periódicos, ¡pero ahora estás en su presencia! Eso puede hacerte temblar. Sin embargo la realidad es que no debía ser así, pues todos ellos son gente común y corriente. Es posible que hayan hecho algo grande, pero en el fondo todos son seres humanos como tú y como yo. A los ojos de Dios son pecadores que necesitan la gracia del único a quien verdaderamente podemos llamar grande: nuestro Dios todopoderoso.

En la escritura de hoy, mientras adoraba ante el altar del incienso, el profeta Isaías recibió una visión y vio al Señor reinar como Dios soberano sobre su reino. Entonces exclamó: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los ejércitos”. La grandiosa majestuosidad e infinita santidad de Dios produjeron en el profeta una profunda convicción de pecado que lo llevó a confesar su miseria y su inmundicia.

Ciertamente esta debía ser la actitud normal de cualquier ser humano ante la santa presencia de Dios. Sin embargo con frecuencia las personas actúan con irreverencia delante del Señor, y por otro lado se inclinan ante la supuesta grandeza de otras personas que se encuentran en niveles sociales más elevados. Por ejemplo, todo aquel que alguna vez en su vida tiene el enorme privilegio de visitar a la reina Isabel de Inglaterra (y son muy pocos) debe seguir el siguiente protocolo:


  1. El visitante jamás debe hablar primero; siempre debe esperar a que la reina le dirija la palabra.
  2. Nunca debe preguntar nada a su majestad real, debe limitarse a contestarle.
  3. En su primera respuesta tiene que añadir las palabras “Su majestad”.
  4. Al retirarse, nunca debe darle la espalda a la reina.

La Biblia dice en Hebreos 4:16: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Es decir, sin ningún protocolo especial, con toda confianza podemos llegarnos hasta el trono de la gracia de Dios y recibir de él la gracia y la misericordia que necesitamos en ese momento. No obstante que él es el Rey de reyes y el Señor de señores, no tenemos que usar títulos de la nobleza al dirigirnos a él. Sólo necesitamos un corazón humilde reconociendo, como el profeta Isaías, nuestra miseria y la infinita santidad de nuestro Creador. Jesús nos dijo que le llamáramos simplemente “Padre Nuestro”. Así se establece una relación de amor y de respeto, y al mismo tiempo de absoluta confianza para llegarnos a él y traer nuestras cargas y nuestras necesidades.

Confía tu vida en las manos de Aquel que es grande en poder, grande en amor y grande en misericordia. Conoce y disfruta de la verdadera grandeza que existe solamente en Dios, buscando su rostro en oración cada día, y deleitándote en su santa presencia.

ORACIÓN:
Dios grande y poderoso, Rey de reyes y Señor de señores, me postro delante de tu santa presencia para adorarte como sólo tú mereces. Gracias por el privilegio que has dado a tu pueblo de acercarnos confiadamente a tu trono, y recibir tu amor y tu socorro. Por Cristo Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla

¿ESTÁS TOMANDO EN CUENTA LAS ADVERTENCIAS DE DIOS?


Génesis 19:12-14
“Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Yahweh; por tanto, Yahweh nos ha enviado para destruirlo. Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Yahweh va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba”.

La historia de la destrucción de Sodoma y Gomorra es muy conocida por todos. Dios reveló a Abraham que destruiría estas dos ciudades porque su pecado era muy grave (Génesis capítulo 18). Abraham intercedió por los justos de la ciudad, y Dios le contestó que no la destruiría si encontraba diez justos en la ciudad. Lamentablemente ni siquiera diez justos había, pues el Señor decidió enviar dos ángeles con la misión de demoler aquel lugar. El pasaje de hoy nos muestra una conversación de los dos ángeles con Lot, el sobrino de Abraham. Dice que los varones le dijeron a Lot que sacara a su familia de la ciudad, porque la iban a destruir. Lot avisó a sus yernos, pero éstos pensaron que él bromeaba, es decir no creyeron la advertencia del suegro; así que Lot marchó solo con su esposa y sus hijas. Después que ellos estuvieron fuera, Dios envió una lluvia de fuego y azufre que incineró completamente ambas ciudades con todos sus habitantes (Génesis 19:24-25).

Muchos siglos después, respondiendo preguntas a un grupo de fariseos acerca de cuándo habría de venir el reino de Dios, Jesús hizo referencia a estos acontecimientos, y les dijo: “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:28-30). El día que Jesús regrese a la tierra sucederá algo similar a lo que sucedió en Sodoma. Y al igual que los yernos de Lot, muchos no creerán en esta advertencia y correrán la misma suerte. Otros creerán, como creyó Lot, y se librarán de la condenación.

Hace años un barco que pasaba por debajo de un puente en la ciudad de Saint Petersburgh, Florida, golpeó accidentalmente una de sus columnas y ésta se quebró, haciendo que parte del puente cayera al vacío. Era de noche y varios automóviles que en ese momento trataban de cruzar el puente, sin percatarse de lo que había sucedido, cayeron al mar. Un automovilista que venía a corta distancia se dio cuenta y pudo frenar a tiempo. Enseguida se bajó de su auto, y comenzó a hacer señas a los que se acercaban para que se detuvieran, pero ninguno hizo caso, quizás pensando que él estaba pidiendo algún tipo de ayuda. Continuaron su camino y este hombre, con horror, pudo ver como uno a uno esos vehículos caían al vacío. Finalmente algunos se dieron cuenta y comenzaron a detenerse antes de llegar al enorme hueco en el puente. Muchos años después, aquel hombre no había podido borrar de su mente aquella escena tan trágica de automóviles cayendo al mar y sus ocupantes muriendo ahogados, sólo por no hacer caso a la voz que los alertaba del peligro.

La Palabra de Dios advierte al mundo del peligro del pecado, y es clara en cuanto a las consecuencias del mismo: condenación eterna. Pero también nos habla de una esperanza en Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Esta esperanza es para los que creen que Jesús es el Hijo de Dios, quien murió en la cruz con el fin de pagar la deuda de nuestros pecados, y después resucitó venciendo a la muerte. A los demás, aquellos que no creen, les espera la muerte eterna. Así dice Juan 3:18: “El que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Como cristianos, es nuestro deber hablar al mundo del inmenso amor de Dios, y la salvación a través de Jesucristo. Y también debemos advertirles acerca del peligro de no creer.

ORACIÓN:
Bendito Dios que estás en los cielos, te ruego me des discernimiento para entender espiritualmente esta enseñanza, y sabiduría para transmitirla a aquellos que no te conocen, de manera que puedan ver claramente el peligro al cual se están enfrentando. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla