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viernes, 27 de febrero de 2015
miércoles, 25 de febrero de 2015
Salmo 51:1-2
Salmo 51:1-2
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu
misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame
por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado…”
Apocalipsis 22:12
Apocalipsis 22:12
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según su obra”
¿Estás preparado para el encuentro con él? No es solo
cuestión de haberle recibido como Salvador. Esto garantiza el perdón de pecados
y la vida eterna, pero habrás notado que el texto dice que Jesucristo “trae su
galardón, para recompensar a cada uno según su obra”. Esto significa que tan
pronto como nos encontremos con Jesucristo, entraremos a una ceremonia de
entrega de premios. Los premios o los galardones o las recompensas serán otorgados
según la obra que hayamos hecho para el Señor mientras estamos en la tierra.
Nuestra obra será evaluada por el Señor. Lo que hicimos para su gloria nos
servirá para recibir recompensas. Lo que hicimos para nuestra propia gloria
será quemado con fuego y por ello no recibiremos ninguna recompensa. Si ya
somos del Señor, ¿Para quién estamos viviendo en este mundo? ¿Para nosotros mismos
o para el Señor? No corramos el riesgo de llegar a la presencia del Señor con
las manos vacías de obras realizadas para su gloria. ¡Comencemos a vivir para
el Señor hoy mismo!
¡Gracia y Paz!
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martes, 24 de febrero de 2015
¿OBEDECES EN TODO AL SEÑOR?
Lucas 5:1-11
“Aconteció que estando Jesús junto al lago
de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio
dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo
descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas,
la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose,
enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:
Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le
dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas
en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de
peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban
en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas
barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas
ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque
por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos
los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás
pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le
siguieron”.
Aquí vemos una situación en la que Simón probablemente se
vio tentado a decir que no. Después de todo, él había estado toda la noche
trabajando sin haber pescado nada, y con seguridad estaba cansado y con deseos
de irse a casa a descansar. Sin embargo, persuadido por las palabras de Jesús, Simón
fue receptivo aún en contra de lo que su razonamiento le indicaba. Y esto abrió
las puertas para las bendiciones que vendrían después. Esta historia destaca
varias verdades fundamentales:
1. Obedecer a Dios en las cosas pequeñas es un paso
esencial para recibir grandes bendiciones.
La primera petición de Jesús, es decir que apartara la
barca de tierra un poco, fue simple, pero era el primer paso para lo que
vendría después.
2. Obedecer a Dios requiere en ocasiones hacer algunas
cosas que quizás no nos parezcan razonables. Simón era un experimentado
pescador. Había pasado toda la noche en ese lugar sin pescar absolutamente
nada. No tenía sentido echar las redes de nuevo. Sin embargo, siguió las
instrucciones del Señor.
3. Obedecer a Dios nos asegura que nunca seremos
defraudados. La pesca fue tan abundante que las redes se rompían. Pero aun más
importante, este Simón, a quien más tarde el Señor le llamó Pedro fue uno de
sus discípulos más cercanos durante su ministerio en la tierra.
¿Alguna vez has dejado de obedecer la Palabra de Dios en
algo que has considerado “insignificante” o “de poca importancia”? Si es así,
es muy probable que te hayas perdido de grandes bendiciones. Desde hoy hazte el
firme propósito de obedecer la voluntad de Dios, aún en aquellas pequeñas cosas
que parecen intrascendentes, y haz todo lo que el Señor te pida en su palabra
que hagas. De esta manera, estarás asegurando muchas bendiciones para ti y tus
seres queridos.
ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me perdones por las veces que te he
desobedecido, aún en aquellas cosas que yo he considerado sin importancia.
Ayúdame a obedecerte siempre sin aplicar mi razonamiento o mis propias
conclusiones. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
¡CUIDADO CON LOS FALSOS PROFETAS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS!
2 Pedro 2:1-3
“Hubo también falsos profetas entre el
pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán
encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán su
libertinaje, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. 3
Llevados por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre
los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera”.
En los últimos días, muchos van a seguir a estos falsos
maestros: “pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que,
teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
pasiones” (2 Timoteo 4:3). Por dondequiera abundan los cultos falsos, iglesias
liberales, movimientos ocultistas y falsas doctrinas de todo tipo están
proliferando rápidamente en todo el mundo; todos hablando en nombre de “Jesús”
o “el Cristo”, pero nunca de “nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
Estos falsos maestros niegan la doctrina de la redención
por la sangre de Cristo (2 Pedro 2:1); tuercen las Escrituras a sus propias
creencias: “Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad
humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).
Ellos codician el dinero y el prestigio (2 Pedro 2:3) y:
“Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las
almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de
maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino
de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad” (2 Pedro 2:14-15).
Son elocuentes y atraen al público: “Hablando palabras
infladas y vanas, seducen con pasiones de la carne y vicios a los que verdaderamente
habían huido de los que viven en error” (2 Pedro 2:18).
Son engañosos: “recibiendo la recompensa de su
injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Éstos son
inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros se recrean en
sus errores” (2 Pedro 2:13).
Son sensuales y seductores, promoviendo la carnalidad: “y
mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en placeres e inmundicia,
y desprecian el señorío; Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de
pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la
codicia y son hijos de maldición” (2 Pedro 2:10, 14).
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el
mundo” (1 Juan 4:1).
Jesús dijo a sus discípulos que los falsos profetas harían
grandes maravillas: “porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y
harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible,
aun a los escogidos” (Mateo 24:24; Marcos 13:22).
Se nos advierte probar a cada uno de ellos, y si no perseveran
en la doctrina de Cristo, debemos rechazar sus enseñanzas y no tener ninguna
comunión con ellos. “Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina
de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí
tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina,
no lo recibáis en casa ni le digáis: “¡Bienvenido!”, porque el que le dice:
“¡Bienvenido!” participa en sus malas obras” (2 Juan 1:9-11). Porque, ellos son
peligrosos y: “vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces” (Mateo 7:15).
Oremos y leamos la Biblia cada día para no correr el riesgo
de ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de
hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios
4:14).
Pidamos discernimiento al Señor y capacidad para pensar
con claridad; para ver lo correcto e incorrecto, entre la verdad y el error;
usando la Biblia como nuestro único manual de vida. Esto nos permitirá caminar
por un sendero de verdad y sin desviaciones.
¡Gracia y Paz!
lunes, 23 de febrero de 2015
¿TE GUSTA TORCER LAS ESCRITURAS PARA JUSTIFICAR TUS PECADOS?
2 Pedro 3:16b
“…los indoctos e inconstantes tuercen… las
otras Escrituras para su propia perdición”
El Dr. P. J. Van Gorder acostumbraba hablar de un
letrero, colocado fuera de una carpintería, que decía: “Se hacen toda clase de
torceduras y vueltas”. Los carpinteros no son los únicos que sirven para esto;
muchos que profesan ser “cristianos” también tuercen y dan vueltas a las
Escrituras cuando les conviene. Algunos, como dice el versículo, tuercen las
Escrituras para su propia perdición.
Muchos somos expertos para justificar nuestra
desobediencia pecaminosa, ofreciendo elogiosas explicaciones o atribuyendo
motivos dignos según nuestra conveniencia. Torcemos las Escrituras para que se acomoden
a nuestra conducta. Damos razones plausibles, aunque falsas, que den cuenta de
nuestras actitudes. Aquí hay algunos ejemplos:
Un cristiano y hombre de negocios sabe que está mal
recurrir a los tribunales contra otro creyente (1 Corintios 6:1-8). Más tarde,
cuando se le pide cuentas por esta acción, dice: “Sí, pero lo que él estaba
haciendo estaba mal, y el Señor no quiere que se quede sin castigo”.
Mari tiene la intención de casarse con Carlos aún cuando
sabe que él no es creyente. Cuando un amigo cristiano le recuerda que esto está
prohibido en 2 Corintios 6:14, ella dice: “Sí, pero el Señor me dijo que me
casara con él para que así pueda guiarle a Cristo”.
Sergio y Carmen profesan ser cristianos, sin embargo
viven juntos sin estar casados. Cuando un amigo de Sergio le señaló que esto
era fornicación y que ningún fornicario heredará el reino de Dios (1 Corintios
6:9,10), replicó: “Eso es lo que tú dices. Estamos profundamente enamorados el
uno del otro y a los ojos de Dios estamos casados”. Una familia cristiana vive
en lujo y esplendor, a pesar de la amonestación de Pablo de que debemos vivir
con sencillez, contentos con tener sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8).
Justifican su estilo de vida con esta respuesta ingeniosa: “Nada hay demasiado
bueno para el pueblo de Dios”.
Otro hombre de negocios codicioso, trabaja día y noche
para amasar ávidamente toda la riqueza que puede. Su filosofía es: “No hay nada
de malo con el dinero. Es el amor al dinero la raíz de todo mal”. Nunca se le
ocurre pensar que él podría ser culpable de amar al dinero.
Los hombres intentan interpretar sus pecados mejor que lo
que las Escrituras les permiten, y cuando están resueltos a desobedecer la
Palabra y esquivarla como puedan, una excusa es tan buena (o mala) como la
otra.
¡Gracia y Paz!
(Del libro DE DÍA EN DÍA, Editorial CLIE)
Asamblea Betel
¿NO SABES CÓMO SER PACIENTE?
Santiago 5:10-11
“Hermanos míos, tomad como ejemplo de
aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He
aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia
de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y
compasivo”
Era la hora punta y todo el mundo parecía estar movido
por un sentido de urgencia para llegar a su destino. Justo cuando la luz del
semáforo cambió de rojo a verde en una transitada intersección, el auto de
Roberto se paró en medio del congestionado tráfico. El trató por todos los
medios de encender el motor del automóvil, pero todos sus esfuerzos fueron en
vano. Inmediatamente todos los que se encontraban detrás de él, comenzaron a
tocar las bocinas de sus vehículos lo que hizo la situación mucho peor. Ante la
incapacidad de poder resolver el problema, Roberto hizo una corta oración.
Después se bajó del auto, caminó hacia el vehículo que se encontraba detrás del
suyo, y amablemente le dijo al chofer: “Lo siento mucho, caballero, pero no
puedo hacer que mi auto camine. Si usted fuera tan amable de intentarlo, yo me
quedaré en el suyo y continuaré tocando la bocina por usted”.
Como nos enfrentamos a este tipo de situaciones dice
mucho de nosotros mismos. ¿Cómo reaccionarías tú si te encontraras en medio de
un tráfico congestionado de automóviles y ya se te ha hecho tarde para llegar
al trabajo? ¿Qué harías si tu vuelo es retrasado por problemas mecánicos o por
mal tiempo? ¿Cómo actuarías tú si se acaba el papel de la caja registradora
justamente cuando te van a cobrar? Suponte que apenas tienes el tiempo exacto
para llegar a una cita muy importante, y vas a pasar por unas vías de ferrocarril
en el momento en que baja la barrera que indica que va a pasar un tren. ¿Puedes
respirar profundo y esperar cinco o diez minutos tranquilamente?
La manera de reaccionar en situaciones como estas depende
fundamentalmente de la paciencia de cada persona. “Paciencia”, según el
diccionario de la Real Academia Española, es “la capacidad de padecer o
soportar algo sin alterarse”. Otra definición de paciencia es: “Facultad de
esperar con calma cuando algo se desea mucho”. Lamentablemente nuestra
naturaleza carnal carece de estas habilidades, y por regla general tenemos la
tendencia a irritarnos ante la tardanza o la adversidad. Proverbios 14:29 nos
muestra el espíritu que hay detrás de esta actitud. Dice así: “El que tarda en
airarse es grande de entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu
enaltece la necedad”. Solamente una estrecha comunión con el Señor puede darnos
el entendimiento y la capacidad para actuar pacientemente en medio de un problema
inesperado, un contratiempo o una contrariedad imprevista, pues la paciencia es
fruto del Espíritu Santo, dice Gálatas 5:22. En el Salmo 40:1, David nos
muestra la actitud correcta en medio de las pruebas: “Pacientemente esperé a
Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”. Y Hebreos 6:15 nos dice que
Abraham, “habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa”.
No pierdas el control la próxima vez que tus planes sean
interrumpidos o cambiados repentinamente. Pide al Señor paciencia para
mantenerte en calma y con gozo en medio de una de estas situaciones. Recuerda
siempre que los planes que Dios tiene para ti no se deshacen por las tardanzas
ni las dificultades. Muchas veces es exactamente lo contrario, para que los
planes de Dios se lleven a cabo es necesario esperar a su tiempo, y esto, por
regla general a nosotros nos parece una espera demasiado larga. El pasaje de
hoy menciona “la paciencia de Job”. Todos conocemos la miseria y los
sufrimientos por los que pasó este hombre. Pero él actuó con gran paciencia y
al final Dios lo recompensó aumentando al doble todo lo que había perdido (Job
42:10).
Hazte el firme propósito de reaccionar con paciencia en
situaciones de demora o tardanza. Ponte a orar, repite algún versículo de la
Biblia, o entona un himno o un corito de alabanza al Señor. El Espíritu Santo
tomará control de la situación, y te resultará fácil esperar pacientemente. Y
el plan de Dios en tu vida se llevará a cabo sin problemas.
ORACIÓN:
Padre amado, te ruego me llenes de tu paz y de tu gozo
cuando las cosas no suceden de la manera o con la rapidez que yo deseo, y que
tu Santo Espíritu produzca en mí la paciencia que necesito para esperar tus
bendiciones. Por Cristo Jesús te lo pido. Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
¡¡VIVE ESTE DÍA CON LA CERTEZA DE QUE DIOS ESTÁ CONTIGO!!
TRANQUILÍZATE, AL FINAL TODO SALDRÁ BIEN. De manera
milagrosa, Dios hará que los efectos de esta adversa situación que estas
viviendo, no te toquen. Él, en su soberanía tiene sus métodos perfectos,
ilógicos, únicos y oportunos para hacer que todo resulte de manera diferente, y
no como tú piensas que sucederá.
Nada te afectará aunque así lo parezca. La fuerza de “las
olas” no te golpeará ni te hundirá. Aquí se aplicará en tu vida la alentadora
promesa que nos da por medio del profeta Isaías: “Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).
¡Gracia y Paz!
domingo, 22 de febrero de 2015
sábado, 21 de febrero de 2015
5 FORMAS EN LAS QUE ESTÁS DESTRUYENDO A TU ESPOSA Y TERMINANDO CON TU MATRIMONIO —SIN SABERLO.
El siguiente es un tema que trata de las consecuencias
que provoca la falta de interés y atención del marido hacia su esposa. Y esto
no solo ocurre entre los matrimonios no cristianos, también ocurre dentro de
los matrimonios entre cristianos. ¿Increíble verdad? Leamos:
Hay cosas que no sabes que pueden hacerte daño. Estos
cinco hábitos están destruyendo a tu esposa y lastimando tu matrimonio.
Es difícil ser hombre en estos días. Se espera que los
hombres modernos sean sensibles, cariñosos y estén en sintonía con sus
sentimientos; al mismo tiempo se espera que sean fuertes, protectores y capaces
de arreglar cualquier cosa que se rompa. Los hombres no pueden ser demasiado
sensibles porque no estarían siendo buenos protectores. Por otra parte, no
pueden ser sobreprotectores porque no estarían siendo suficientemente
sensibles.
Como hombres tratamos de mantener este equilibrio entre
ser cariñosos y ser fuertes y debido a que puede ser una línea tan borrosa, hay
muchas veces que fallamos. Por lo mismo, hay cosas que hacemos a diario que
están haciendo daño a nuestras esposas y destruyendo nuestros matrimonios. Te
las comparto a continuación:
1. No proveer lo
básico para la familia
Como hombre es tu responsabilidad proveer para tu
familia, independientemente de si tu esposa trabaje o no. A veces esto
significa trabajar algunas horas extras para que tus hijos puedan tener los
zapatos nuevos que tanto necesitan. Y a veces esto significa que te las tengas
que aguantar cuando tu jefe te trata mal porque necesitas estabilidad económica
para tu familia. Sin embargo, vale la pena cuando llegas a casa por la noche y
ves las sonrisas en las caras de todos.
2. El pesimismo
Desde que eras niño se te enseñó a "ser
hombre", y "no llorar", y aceptar el hecho de que te van a pasar
cosas malas en la vida. Si bien este es un buen consejo, a veces tu esposa
también necesita que seas optimista. La relación necesitará recuperarse de todo
tipo de retos, fracasos, sentimientos heridos, y problemas de salud. Tu esposa
no necesita que alguien le diga que deje de llorar, ella necesita un hombro
donde que le pueda brindar consuelo.
3. Abstenerse de
dar afecto físico
Sí, los hombres también hacen esto. El afecto físico es
algo más que las relaciones sexuales. Incluye darle un abrazo antes de salir
para el trabajo, ir de la mano cuando salen de compras y acercarla cuando estén
viendo una película en el sofá. Si no estás haciendo estas cosas con ella,
estás reteniendo el afecto físico que la nutre. El afecto que intentas
demostrarle en la cama nunca compensará el afecto físico que se demuestra fuera
del dormitorio.
4. Darle prioridad
a otras cosas
De todas las chicas que conociste y con quien saliste, tu
esposa fue con quien elegiste pasar el resto de tu vida. Ella necesita saber
que todavía es la elegida. Cada vez que revisas tu teléfono cuando salen juntos
o cada vez que vas a llegar tarde a casa del trabajo sin avisarle, le envías un
mensaje de que ella no es importante para ti. En consecuencia, ella se pregunta
si todavía te importa tanto como cuando se casaron.
Tu trabajo es importante, pero no te olvides por lo que
trabajas. Recuerda que no hay nada en tu teléfono que sea más importante que lo
que está pasando a tu alrededor.
5. No hablar su
idioma
Las mujeres necesitan saber que son amadas y tu esposa
necesita saber que estás agradecido por tenerla. Uno cree que demuestra su amor
al ir a trabajar todos los días y traer el sueldo cada mes, así que la mayoría
de las veces uno no hace mucho más que eso.
Pero ella necesita más que eso para sentir tu amor y ella
necesita que le demuestres que estás haciendo todo para ella. Así que toma un
poco más de tiempo y haz algo especial. Envíale un par de mensajes de textos
durante el día o tráele flores de vez en cuando. Te podría sorprender la
reacción que tendrá.
Traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del
artículo original: "5 ways you are unknowingly destroying your wife and killing
your marriage" por Aaron Anderson.
¡Gracia y Paz!
Edificando Matrimonios conforme al Propósito de Dios
¿CONOCES LAS CONSECUENCIAS DE LA SOBERBIA?
Daniel 5:18-21
“El Altísimo Dios, oh rey, dio a
Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por
la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y
temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida;
engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón
se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del
trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de
los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos
monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue
mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene
dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place”.
Estas palabras fueron pronunciadas por el profeta Daniel
a Belsasar, rey de Babilonia, cuando éste le llamó con el fin de que
interpretara una escritura que había aparecido en la pared de uno de los
salones del palacio (Daniel 5:1-5). Daniel entonces le contó acerca del reinado
de su padre Nabucodonosor muchos años antes, y de la actitud de soberbia del
mismo, y las consecuencias de esa actitud.
En el capítulo 4:29-32 de este libro, vemos la descripción
de este evento al cual se estaba refiriendo Daniel. Dios le había dado a
Nabucodonosor el reino y la gloria. Y un día, paseándose en el palacio real,
mientras contemplaba todas sus riquezas, el rey dijo en voz alta: “¿No es ésta
la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y
para gloria de mi majestad?” Inmediatamente después que Nabucodonosor pronunció
estas palabras llenas de orgullo y soberbia se escuchó la voz de Dios que le
decía: “A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y
de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu
habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre
ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los
hombres, y lo da a quien él quiere”.
En el Nuevo Testamento encontramos otra historia que
refleja una actitud similar con sus correspondientes malas consecuencias. Se
trata del rey Herodes Agripa, el cual “echó mano a algunos de la iglesia para
maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto
había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro” (Hechos
12:1-3). Más adelante la Biblia dice que “un día señalado, Herodes, vestido de
ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba
gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre!” El rey no los corrigió, ni se mostró
en desacuerdo con los halagos de la multitud, sino todo lo contrario, se
envaneció y se llenó de orgullo. Y “al momento un ángel del Señor le hirió, por
cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos” (Hechos 12:23).
Quizás estos ejemplos puedan parecer extremos en cuanto a
los resultados de la soberbia de esos dos hombres, pero siempre debemos
aprender de lo que leemos en la Biblia. En mayor o menor grado la persona
soberbia tendrá que sufrir malas consecuencias. La Biblia lo resume en Santiago
4:6: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. La humildad es
una característica que está relacionada con la obediencia y la sumisión a la
voluntad de Dios. El ejemplo por excelencia lo tenemos en Jesús, el cual dejó
su gloria y “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz”. Por eso Dios “le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
es sobre todo nombre” (Filipenses 2:7-9). Y en Mateo 11:29, Jesús nos exhorta a
imitarle cuando dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
La persona soberbia no tiene en cuenta para nada la
autoridad de Dios, pues su orgullo le hace pensar que no necesita del Señor.
Tampoco agradece sus bendiciones pues cree que todo se lo merece. Por eso su
vida va dirigida al fracaso.
Reflexiona en esta enseñanza y hazte el firme propósito
de conocer la voluntad de Dios leyendo su palabra y orando diariamente.
Entonces sé humilde y obedece sus instrucciones. Y sobretodo agradece todas sus
bendiciones.
ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego me ayudes a asimilar
esta enseñanza y a aplicarla a mi vida, de manera que yo pueda actuar con
humildad siempre, obedeciéndote y agradeciéndote todas tus bondades para
conmigo. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
viernes, 20 de febrero de 2015
¿CREES QUE TU PROBLEMA ES MUY GRANDE?
1 Samuel 17:32-37
“Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón
de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo
Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque
tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a
Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o
un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo
libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la
quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y
este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al
ejército del Dios viviente. Añadió David: Yahweh, que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de
este filisteo.”
Este pasaje nos narra los momentos que precedieron a uno
de los acontecimientos bíblicos más conocidos por todos: la pelea entre David,
un jovencito judío, pastor de ovejas, cuyo armamento se limitaba a una simple
honda y algunas piedras, y Goliat, un enorme gigante filisteo, experimentado
guerrero, armado hasta los dientes. David había llegado al campamento del
ejército de Israel con el fin de traer un encargo de su padre para sus hermanos
mayores. Allí se enteró que este gigante filisteo estaba retando a que saliera
un hombre de entre los israelitas para que peleara con él. Entonces David se
ofreció como voluntario para pelear contra el gigante.
Sin duda, la situación a la que se enfrentó David era
extremadamente difícil. Desde el punto de vista humano, las posibilidades de
éxito eran prácticamente nulas. Muchas veces nos encontramos en medio de
circunstancias tan difíciles que no vemos la más mínima solución. Quizás hoy tú
te encuentres en una de esas situaciones, ya sea en el aspecto económico, o en
lo relativo a la salud o a las relaciones familiares, o en cualquier otra área.
Y probablemente el diablo te esté sugiriendo de alguna manera que no hay forma
de que puedas resolver tu problema, así como Saúl trató de convencer a David de
que era totalmente imposible que él pudiera vencer a Goliat.
Pero lo primero que hizo David fue recordar las
maravillas que Dios había hecho en su vida y las veces que lo había librado de
circunstancias sumamente difíciles. Y en esos recuerdos basaba su fe y su
confianza en la victoria. Por eso dijo con absoluta seguridad: “Yahweh, que me
ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me
librará de la mano de este filisteo”. Y se dispuso a enfrentarse al gigante
Goliat. Dice el versículo 45 de este mismo capítulo: “Entonces dijo David al
filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el
nombre de Yahweh de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a
quien tú has provocado. Yahweh te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y
te cortaré la cabeza”. Y a los pocos minutos, aquel gigante yacía muerto a los
pies del joven pastor de ovejas. No por sus fuerzas, sino por la fuerza y el
poder del Dios todopoderoso.
Cuando nos encontramos en situaciones difíciles, en medio
de las presiones y la incertidumbre del momento es muy fácil que nos olvidemos
de todas las ocasiones en las que el Señor nos ha ayudado en el pasado, y
comencemos a dudar de su amor por nosotros y de su poder para resolver nuestro
problema. Piensa un momento en todo lo que Dios ha hecho en tu vida, en las
situaciones de las cuales te ha librado en el pasado. ¿Crees que ahora el Señor
te abandonará? ¡Por supuesto que no! Él ha prometido estar con sus hijos todos
los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). También dice: “No te
desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). De igual forma nos recuerda: “De
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo
que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:6).
No importa cuán grande te parezca tu problema, Dios es
infinitamente más grande que él. Así como David se enfrentó al enorme gigante,
enfréntate a ese problema sin temor, en el nombre del Señor. Y obtendrás la
solución.
ORACIÓN:
Padre mío, hoy pongo delante de tu trono de gracia esta
situación que para mí es imposible de resolver. Pero confío que tu poder es
mayor que todos mis problemas. Por favor ayúdame así como lo has hecho en otras
ocasiones, en el nombre de Jesús Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
"¿QUIÉNES FUERON LOS AUTORES DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA?"
"¿QUIÉNES FUERON LOS AUTORES DE LOS LIBROS DE LA
BIBLIA?"
2 Timoteo 3:16 nos dice que la Biblia fue “inspirada” por
Dios.
La Biblia fue escrita por aproximadamente 40 hombres de
diversas procedencias, a través de un período de 1500 años. Isaías fue un
profeta, Esdras fue un sacerdote, Mateo fue un cobrador de impuestos, Juan fue
un pescador, Pablo fue un fabricante de tiendas, Moisés fue un pastor.
No obstante de haber sido escrita por diferentes autores
a través de 15 siglos, la Biblia no se contradice a sí misma, tampoco contiene
error alguno. Todos los autores presentan diferentes perspectivas, pero todos
ellos proclaman al mismo único y verdadero Dios, y el mismo único camino para
la salvación – Jesucristo (Juan 14:6; Hechos 4:12). Pocos libros de la Biblia
nombran específicamente a su autor. Estos son los libros de la Biblia, junto
con el nombre de quien la mayoría de los eruditos bíblicos asumen que es el
autor, así como la fecha aproximada de su autoría:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio = Moisés
– 1400 a.C.
Josué = Josué – 1350 a.C.
Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 Samuel = Samuel / Natán / Gad –
1000 – 900 a.C.
1 Reyes, 2 Reyes = Jeremías – 600 a.C.
1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías = Esdras – 450
a.C.
Ester =
Mardoqueo – 400 a.C.
Job =
Moisés 1400 a.C.
Salmos = muchos diferentes autores, principalmente David
– 1000 – 400 a.C.
Proverbios, Eclesiastés, Cantares = Salomón – 900 a.C.
Isaías = Isaías – 700 a.C.
Jeremías, Lamentaciones = Jeremías – 600 a.C.
Ezequiel
= Ezequiel – 550 a.C.
Daniel =
Daniel – 550 a.C.
Oseas =
Oseas – 750 a.C.
Joel =
Joel – 850 a.C.
Amós =
Amós – 750 a.C.
Abdías = Abdías – 600 a.C.
Jonás = Jonás – 700 a.C.
Miqueas = Miqueas – 700 a.C.
Nahúm = Nahúm – 650 a.C.
Habacuc = Habacuc – 600 a.C.
Sofonías = Sofonías – 650 a.C.
Hageo = Hageo – 520 a.C.
Zacarías = Zacarías – 500 a.C.
Malaquías = Malaquías – 430 a.C.
Mateo = Mateo – 55 d.C.
Marcos = Juan Marcos – 50 d.C.
Lucas = Lucas – 60 d.C.
Juan = Juan – 90 d.C.
Hechos = Lucas – 65 d.C.
Romanos, 1 Corintios, 2, Corintios, Gálatas, Efesios,
Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2
Timoteo, Tito, Filemón = Pablo 50 – 70 d.C.
Hebreos = desconocido, principales posibles son Pablo,
Lucas, Bernabé, o Apolos – 65 d.C.
Santiago = Santiago – 45 d.C.
1 Pedro, 2 Pedro = Pedro – 60 d.C.
1 Juan, 2 Juan, 3 Juan = Juan – 90 d.C.
Judas = Judas 60 d.C.
Apocalipsis = Juan – 90 d.C.
LA BIBLIA contiene la mente de Dios, la condición del
hombre, el camino de salvación, el destino de los pecadores y la
bienaventuranza de los creyentes. Sus historias son verdaderas y sus decretos
son inmutables. Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para
ser santo. Contiene luz para guiarte, alimento para sustentarte y consuelo para
animarte. Es el mapa del viajero, es el bastón del peregrino, la brújula del
piloto, la espada del soldado, el cielo es abierto y las puertas del infierno
son descubiertas. Cristo es su tema principal, nuestro bienestar es su
propósito y la gloria de Dios es su finalidad. Debe llenar la mente, gobernar
el corazón y guiar los pasos. Léela con calma, con frecuencia y con oración. Te
ha sido dada en la vida, será abierta en el juicio y será recordada para
siempre. Incluye las mayores responsabilidades, recompensará los mayores
trabajos y condenará a todos los que tratan con ligereza su sagrado contenido.
¡Gracia y Paz!
jueves, 19 de febrero de 2015
¿TIENES DUDAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS?
Salmos 111:3
“Gloria y hermosura es su obra, y su
justicia permanece para siempre”
¿De qué obras está hablando este salmo? El contexto da a
entender de dos extraordinarias obras de Dios. La creación y la redención.
Sus obras son prueba contundente de su existencia. Tú no
te atreverías a pensar que la sofisticada computadora portátil vino a existir
como fruto de la evolución. Tiene que haber un fabricante detrás de todo. ¿Cómo
es posible, entonces, pensar que el cuerpo humano y los asombrosos misterios de
la naturaleza aparecieron en el universo por azar?
Si la computadora es la prueba de la existencia de un Ingeniero
en informática, la creación es también la prueba de un Creador. De ninguna
manera somos fruto de la casualidad. Sabemos de dónde venimos y, en
consecuencia, la vida tiene sentido.
La Biblia enseña que cuando la obra maravillosa de la
creación estaba concluida, vino el enemigo y echó a perder todo. Al introducir
él la mancha del pecado condenó a la creación a su autodestrucción. El ser
humano se iría deteriorando, consumido por su propio egoísmo y arrastraría a la
naturaleza entera.
Entonces apareció nuevamente la mano misericordiosa de
Dios. Nada está condenado, aunque el enemigo intente desfigurar sus planes
divinos.
El plan de la redención es el programa de restauración de
un mundo perdido. Es como si el artista reconstruyese una pintura famosa,
deteriorada por las inclemencias del tiempo y del abandono.
Dios tiene el control del universo y de las vidas. Nada
sucede sin su consentimiento. Todo es con un propósito o por una consecuencia. La
justicia es la base del trono desde el cual Dios gobierna el universo. Las
vestiduras divinas son su gloria y su majestad. Dios es excelso y grande. No
conoce imposibles.
Por si acaso hoy estas pasando por una situación difícil ¿Cómo
puedes tú pensar que esa circunstancia no tiene solución? ¡Mira las obras de
Dios! Esas obras pueden ser realidad en tu vida si como hijo indefenso corres a
los brazos protectores del Padre Celestial, porque: “Gloria y hermosura es su
obra, y su justicia permanece para siempre”.
¡Gracia y Paz!
Camino a Jesús
¿VIVES TU VIDA COMO DIOS QUIERE QUE LA VIVAS?
Eclesiastés 1:1-9
“Palabras del Predicador, hijo de David, rey
en Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades,
todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se
afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre
permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de
donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de
continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y
el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para
correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede
expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue?
Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada
hay nuevo debajo del sol”
En esta escritura, el rey Salomón muestra una visión de
la vida que a simple vista parece pesimista, pero lo cierto es que es muy
realista. Si analizamos el paso del tiempo a través de la historia podemos
concluir que, aparte de los cambios progresivos en las áreas de la ciencia y la
tecnología, los aspectos fundamentales de la vida son prácticamente los mismos
desde hace siglos. La historia se repite una y otra vez. El hombre nace, crece,
procrea, envejece y muere. Generación tras generación se repite el mismo ciclo.
Pero, ¿es esta simplemente la vida que Dios creó para nosotros? Ciertamente no.
El hombre se concentra en sus propias metas y planes, y pierde totalmente la
visión del plan de Dios para la humanidad.
Ty Cobb, uno de los más grandes jugadores de béisbol
profesional de todos los tiempos, dijo algo muy revelador: “Durante años yo
comía béisbol, soñaba con béisbol, hablaba de béisbol, pensaba en el béisbol,
vivía el béisbol”. Y entonces agregó: “Pero cuando uno pasa de esos años de
jugar béisbol profesional, la vida es entonces muy vacía”. En sentido general,
a todo ser humano le sucede más o menos lo mismo. Pone todo su enfoque en
aquello que le agrada, o en lo que cree le va a traer la felicidad, y quizás
durante un tiempo la consigue, pero después desaparece, pues todo es temporal
en esta vida. “Todo es vanidad”, dice el Predicador en el pasaje de hoy. Todo
es una ilusión, una vana fantasía. ¿Y después, qué?
Hay, sin duda, una gran diferencia entre vivir con un
propósito y simplemente vivir. Pero, ¿cuál sería un propósito digno de nuestra
existencia? Un famoso escritor cita en uno de sus libros que la vida en la
tierra es como “una preparación para la eternidad”. Indudablemente, el
propósito de Dios es que mientras estemos en este mundo vayamos siendo
transformados y finalmente seamos hechos “conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos
8:29). El apóstol Pablo, después de su encuentro con Jesús en el camino a
Damasco (Hechos 9), hizo suyo ese propósito. Por eso dijo: “Para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Es decir, conocer a Cristo,
vivir para Cristo y por Cristo y confiar en él es la única forma de vivir la
vida abundante y llena de bendiciones que Dios ha planeado mientras caminamos
por este mundo, y cuando llegue el final de nuestros días, junto a él por toda
la eternidad. Entonces podremos decir “El morir es ganancia”.
La eternidad junto al Señor es la fase final del plan de
Dios, en donde todo es tan perfecto y maravilloso que no podemos imaginarlo.
Así lo describe el apóstol Juan conforme a la revelación que le dio el Señor
Jesucristo: “Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni
calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y
los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos
de ellos” (Apocalipsis 7:16-17). ¡Qué preciosa visión para un futuro glorioso!
Vive tu vida con esa visión en tu mente. Busca el rostro
del Señor diariamente, orando, leyendo su palabra, aplicándola a tu vida,
sirviéndole, tratando de agradarle en todo. Entonces comenzarás a vivir la
verdadera vida abundante, llena de paz y de gozo que Dios desea que vivas aquí
en la tierra y por toda la eternidad.
ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, gracias te doy por tu precioso
plan para mi vida. Dame la sabiduría, el discernimiento y la fe para caminar
conforme a tus planes cada día de mi vida y así poder disfrutar plenamente de
todas tus bendiciones. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Salmo 115:16
Salmo 115:16
“Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha
dado la tierra a los hijos de los hombres”.
En 1923, un grupo de renombrados y valientes hombres de
negocios de los Estados Unidos, Jesse Livermore, el mago de Wall Street; León Fraser,
presidente del Banco Internacional Settlement; Iván Kruegar, el hombre
principal del mayor monopolio financiero; Charles Schwab, presidente de la
mayor compañía independiente de acero; y Richard Whitney, presidente de la
Bolsa de Valores de Nueva York; se reunieron en el hotel Edgewater Beach, de
Chicago. Aquel grupo era una leyenda. Juntos, aquellos hombres tenían más
dinero que todo el tesoro americano. Los diarios y las revistas contaban sus
fabulosas historias. Todo mundo los veían como símbolo del éxito.
Veinte años después, la historia era completamente
diferente. Iván Kruegar, se habían suicidado. Charles Schwab, murió en la mayor
miseria; y Richard Whitney, estaba en prisión.
Las Santas Escrituras nos dicen hoy que Dios les dio la
tierra a los hijos de los hombres. La tragedia de la criatura humana es pensar que,
porque Dios le confió la tierra, la tierra es suya. Entonces trabaja, lucha,
conquista; acumula dinero, fama, poder y cultura y borra a Dios de su vida, se
transforma en su propio dios, pero ignora que todo sucede porque Dios lo
permite. Después de todo, fue él quien les dio la tierra a los hijos de los
hombres, ¿o no?
Pero, "los cielos son de Yahweh", y desde allí Él
controla el destino de las naciones y de las personas. Felices son los que
tienen conciencia de esta verdad y entienden que por encima de la tierra están
los cielos. Tú podrás decir: Haré esto hoy, y mañana aquello, pero si Dios no
lo permite, no sucederá (Santiago 4:15).
La fortuna pasa, como pasó el poder, la fama y el dinero
de aquellos hombres poderosos. La tierra se desgasta, envejece y muere, pero
los cielos son eternos. ¡Ay de aquel que construye sus sueños y realizaciones
basándose solamente en valores terrenales!
Dedica hoy unos momentos para mirar en dirección a los
cielos. Observa la inmensidad del infinito y verás que tus conquistas y logros
son insignificantes.
Al salir hoy a cumplir tus responsabilidades, o si te
quedas en casa, piensa esto: "Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha
dado la tierra a los hijos de los hombres".
¡Gracia y Paz!
Camino a Jesús
miércoles, 18 de febrero de 2015
FIDELIDAD Y PERFECCIÓN (Salmo 101:6)
Salmos 101:6
“Mis ojos pondré en los fieles de la tierra,
para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me
servirá”
En este salmo se destacan dos características de los herederos
del reino: fidelidad y perfección.
Al decir “el que
ande en el camino de la perfección”, David muestra que la experiencia de la
rectitud, santidad, fidelidad, justicia (o como tú la quieras llamar), es una
experiencia dinámica. Andar o caminar es moverse hacia adelante, es dar un paso
después de otro, es avanzar. Nadie anda para atrás, solo los cangrejos.
Crecer en Cristo lleva tiempo. El Espíritu Santo solo
requiere de un instante para convertirnos, pero toda una vida para enseñarnos a
andar. Al principio caemos, resbalamos. Con el tiempo y con los dolores,
aprendemos a ser cuidadosos y vigilantes. Caer no hace a nadie un derrotado.
Permanecer caído, sí.
Es necesario practicar el ejercicio de la paciencia. Al
comienzo nos puede dar la impresión de que no avanzamos, o que nunca lo
conseguiremos. En esos momentos, debemos tomarnos del brazo poderoso de nuestro
Padre y creer en él. Dios nunca nos dejará ni nos abandonará.
Cuando Dios dice que sus ojos buscarán a los fieles de la
tierra, se está refiriendo a todos los que seamos hijos sinceros que,
reconociendo nuestra fragilidad, lo busquemos a fin de recibir de Él fuerzas
para una vida de avance. El resultado de esta búsqueda diaria es la FIDELIDAD y
la rectitud.
Aceptémosla gratuitamente de Cristo. Si tratamos de tener
estas características sin la participación directa de Cristo ciertamente caeremos
en el terreno del moralismo, alimentado por el orgullo y el egoísmo. El
moralismo no es cristianismo, en ningún caso.
Hagamos del día de hoy un día de comunión con Cristo.
Andando, comprando, vendiendo, trabajando o estudiando. Cualesquiera cosa que hagamos,
hagámosla en Cristo y para Cristo Permitamos que Cristo participe en nuestra experiencia.
Tomemos la mano poderosa del Salvador, porque Él dice: “Mis ojos pondré en los
fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la
perfección”.
¡Gracia y Paz!
Camino a Jesús
CRISTO VIENE PRONTO
Mateo 24:29-31
“Pero inmediatamente después de la
tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERÁ, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS
ESTRELLAS CAERÁN del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces
aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus
de la tierra harán duelo, y verán al HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE SOBRE LAS NUBES
DEL CIELO con poder y gran gloria. Y El enviará a sus ángeles con UNA GRAN
TROMPETA y REUNIRÁN a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de
los cielos hasta el otro”.
Pronto, muy pronto presenciaremos el momento más anhelado
por los que amamos al Señor y esperamos con ansias la venida de nuestro amado Salvador.
Él es nuestra esperanza en medio de este mundo de caos y desastre. Cristo vendrá
con gran poder y gloria, hay de aquellos que lo rechazan, se lamentaran en ese
gran día.
Todo verdadero cristiano, que ama al Señor, sabe y siente
en lo más profundo de su corazón que el día está cerca. ¡Cristo viene! qué
hermoso será ese día, Él limpiara toda lagrima y quitara todo dolor. ¿Que mas
podemos pedir?, nosotros que no merecíamos el sacrificio de Jesús en la Cruz
del Calvario.
Gocémonos del privilegio de servir a Cristo, es un honor
tan grande que día con día debemos esforzarnos en hacer todo lo que Dios manda
en su Palabra, para que Él este complacido con nosotros y en ese glorioso día nos
diga: “…Bien, siervo bueno y fiel […] entra en el gozo de tu señor”.
¡Gloria al Dios vivo y verdadero, al que vive y Reina
para siempre, al Él sea toda la gloria, alabanza, majestad, imperio y potencia,
ahora y por los siglos de los siglos, Amen!
¡Gracia y Paz!
martes, 17 de febrero de 2015
Romanos 6:1-2
Romanos 6:1-2
"¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos
en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?"
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“ORAR EN EL ESPÍRITU” ¿QUÉ QUIERE DECIR ESTO?
Judas 20-21
“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre
vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de
Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”.
En esta escritura, parte de su epístola a “los llamados,
santificados en Dios Padre”, el apóstol Judas los exhorta a edificarse en la fe
“orando en el Espíritu Santo”. El apóstol Pablo, al escribir a los efesios les
habla sobre la necesidad de vestirse “de toda la armadura de Dios, para que
podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:10-18).
Entonces les dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos”. Y en su primera carta a los corintios Pablo escribe: “¿Qué, pues?
Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento” (1 Corintios
14:15).
“Orar en el Espíritu.” ¿Qué quiere decir esto?
La palabra griega traducida “orar en” el Espíritu, puede
traducirse como “con la ayuda de” o “en conexión con”. Orar en el Espíritu es
orar de acuerdo a la dirección del Espíritu. Es orar por las cosas que el
Espíritu nos guía a que oremos. Cuando “oramos en el Espíritu” sentimos
intensamente en el corazón el deseo de que se haga la voluntad de Dios y que su
nombre sea glorificado en nuestra petición. Eso es orar en el Espíritu, no “hablar
en lenguas” como dicen algunos. Cuando oramos en el Espíritu podemos tener la
seguridad de que, aunque no sepamos exactamente cómo y qué pedir, el Espíritu
Santo nos ayudará en nuestra debilidad, escudriñando nuestros corazones, y
haciendo llegar nuestra súplica hasta Dios (Romanos 8:26).
Orar en el Espíritu quiere decir pedir en la misma
dirección en que obra el Espíritu de Dios. Con mucha frecuencia oramos
dirigiendo las cosas a nuestra manera y capricho, es decir guiados por los
deseos de la carne. Por eso no recibimos. Así dice Santiago 4:3: “Pedís, y no
recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Por ejemplo, un
joven siente admiración por la que le gustaría fuera su compañera, y ora de la
siguiente manera: “Señor, envía a esa mujer a mi vida. Es exactamente lo que
deseo para mí”. ¡Mucho cuidado! Alguien dijo: “Debemos ser cuidadosos al orar.
Quizás nuestra oración sea contestada”.
Orar en el Espíritu implica buscar la voluntad de Dios en
una determinada situación de nuestras vidas, y desear actuar conforme a sus
preceptos. También es necesario estar preparados para aceptar un sí o un no de
parte de Dios. ¿Estoy dispuesto a esperar en el Señor? ¿Descanso al rendirme a
Dios, especialmente cuando su voluntad difiere de la mía? ¿Tengo la seguridad
de que el plan de Dios es lo mejor para mí y los que me rodean? En el huerto de
Getsemaní, Jesús oró en el Espíritu en medio de su agonía diciendo: “Padre mío,
si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. Y
Dios envió un ángel para fortalecerlo (Lucas 22:43). Después se dirigió a la
cruz y ofreció su vida por cada uno de nosotros conforme al divino plan de
salvación para la humanidad.
En Hechos 4:29-30 leemos que, habiendo llegado a oídos de
los apóstoles que había planes contra ellos de parte de los líderes principales
de la ciudad, clamaron a Dios diciendo: “Concede a tus siervos que con todo
denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan
sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”.
Esta es, en breves palabras, la voluntad de Dios, la cual exclamaron aquellos
hombres orando bajo la dirección del Espíritu Santo en lugar de pedir
protección para ellos como es humanamente natural. Y seguidamente dice la
Biblia que “cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló;
y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de
Dios”.
Esto es “orar en el Espíritu”. Pedir confiando que la
voluntad de Dios es lo mejor que puede pasar en nuestras vidas aunque a veces
no la entendamos. Es orar buscando agradar a nuestro Padre celestial y no a
nuestros propios deseos. Cuando oramos de esta manera, recibiremos abundantes
bendiciones, en el tiempo del Señor y conforme a sus planes para nuestras
vidas.
ORACIÓN:
Amado Padre, te ruego me ayudes a discernir tu voluntad,
y a orar siempre conforme a ella y no buscando mi propia satisfacción, para que
tú seas glorificado en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla