Si te interesan los temas de salud, te proponemos esta pagina:

Salmo 51:1-2



Salmo 51:1-2

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado…”

Apocalipsis 22:12


Apocalipsis 22:12
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según su obra”

¿Estás preparado para el encuentro con él? No es solo cuestión de haberle recibido como Salvador. Esto garantiza el perdón de pecados y la vida eterna, pero habrás notado que el texto dice que Jesucristo “trae su galardón, para recompensar a cada uno según su obra”. Esto significa que tan pronto como nos encontremos con Jesucristo, entraremos a una ceremonia de entrega de premios. Los premios o los galardones o las recompensas serán otorgados según la obra que hayamos hecho para el Señor mientras estamos en la tierra.

Nuestra obra será evaluada por el Señor. Lo que hicimos para su gloria nos servirá para recibir recompensas. Lo que hicimos para nuestra propia gloria será quemado con fuego y por ello no recibiremos ninguna recompensa. Si ya somos del Señor, ¿Para quién estamos viviendo en este mundo? ¿Para nosotros mismos o para el Señor? No corramos el riesgo de llegar a la presencia del Señor con las manos vacías de obras realizadas para su gloria. ¡Comencemos a vivir para el Señor hoy mismo!


¡Gracia y Paz!

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Juan 14:6


Juan 14:6

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí”.

martes, 24 de febrero de 2015

¿OBEDECES EN TODO AL SEÑOR?



Lucas 5:1-11
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”.

Aquí vemos una situación en la que Simón probablemente se vio tentado a decir que no. Después de todo, él había estado toda la noche trabajando sin haber pescado nada, y con seguridad estaba cansado y con deseos de irse a casa a descansar. Sin embargo, persuadido por las palabras de Jesús, Simón fue receptivo aún en contra de lo que su razonamiento le indicaba. Y esto abrió las puertas para las bendiciones que vendrían después. Esta historia destaca varias verdades fundamentales:

1. Obedecer a Dios en las cosas pequeñas es un paso esencial para recibir grandes bendiciones.
La primera petición de Jesús, es decir que apartara la barca de tierra un poco, fue simple, pero era el primer paso para lo que vendría después.

2. Obedecer a Dios requiere en ocasiones hacer algunas cosas que quizás no nos parezcan razonables. Simón era un experimentado pescador. Había pasado toda la noche en ese lugar sin pescar absolutamente nada. No tenía sentido echar las redes de nuevo. Sin embargo, siguió las instrucciones del Señor.

3. Obedecer a Dios nos asegura que nunca seremos defraudados. La pesca fue tan abundante que las redes se rompían. Pero aun más importante, este Simón, a quien más tarde el Señor le llamó Pedro fue uno de sus discípulos más cercanos durante su ministerio en la tierra.

¿Alguna vez has dejado de obedecer la Palabra de Dios en algo que has considerado “insignificante” o “de poca importancia”? Si es así, es muy probable que te hayas perdido de grandes bendiciones. Desde hoy hazte el firme propósito de obedecer la voluntad de Dios, aún en aquellas pequeñas cosas que parecen intrascendentes, y haz todo lo que el Señor te pida en su palabra que hagas. De esta manera, estarás asegurando muchas bendiciones para ti y tus seres queridos.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me perdones por las veces que te he desobedecido, aún en aquellas cosas que yo he considerado sin importancia. Ayúdame a obedecerte siempre sin aplicar mi razonamiento o mis propias conclusiones. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

¡CUIDADO CON LOS FALSOS PROFETAS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS!



2 Pedro 2:1-3
“Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán su libertinaje, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. 3 Llevados por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera”. 

En los últimos días, muchos van a seguir a estos falsos maestros: “pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones” (2 Timoteo 4:3). Por dondequiera abundan los cultos falsos, iglesias liberales, movimientos ocultistas y falsas doctrinas de todo tipo están proliferando rápidamente en todo el mundo; todos hablando en nombre de “Jesús” o “el Cristo”, pero nunca de “nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.

Estos falsos maestros niegan la doctrina de la redención por la sangre de Cristo (2 Pedro 2:1); tuercen las Escrituras a sus propias creencias: “Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21).

Ellos codician el dinero y el prestigio (2 Pedro 2:3) y: “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad” (2 Pedro 2:14-15).

Son elocuentes y atraen al público: “Hablando palabras infladas y vanas, seducen con pasiones de la carne y vicios a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error” (2 Pedro 2:18).

Son engañosos: “recibiendo la recompensa de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Éstos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros se recrean en sus errores” (2 Pedro 2:13).

Son sensuales y seductores, promoviendo la carnalidad: “y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en placeres e inmundicia, y desprecian el señorío; Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición” (2 Pedro 2:10, 14).

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

Jesús dijo a sus discípulos que los falsos profetas harían grandes maravillas: “porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24; Marcos 13:22).

Se nos advierte probar a cada uno de ellos, y si no perseveran en la doctrina de Cristo, debemos rechazar sus enseñanzas y no tener ninguna comunión con ellos. “Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa ni le digáis: “¡Bienvenido!”, porque el que le dice: “¡Bienvenido!” participa en sus malas obras” (2 Juan 1:9-11). Porque, ellos son peligrosos y: “vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15).

Oremos y leamos la Biblia cada día para no correr el riesgo de ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” (Efesios 4:14).

Pidamos discernimiento al Señor y capacidad para pensar con claridad; para ver lo correcto e incorrecto, entre la verdad y el error; usando la Biblia como nuestro único manual de vida. Esto nos permitirá caminar por un sendero de verdad y sin desviaciones.


¡Gracia y Paz!

lunes, 23 de febrero de 2015

¿TE GUSTA TORCER LAS ESCRITURAS PARA JUSTIFICAR TUS PECADOS?



 2 Pedro 3:16b
“…los indoctos e inconstantes tuercen… las otras Escrituras para su propia perdición”

El Dr. P. J. Van Gorder acostumbraba hablar de un letrero, colocado fuera de una carpintería, que decía: “Se hacen toda clase de torceduras y vueltas”. Los carpinteros no son los únicos que sirven para esto; muchos que profesan ser “cristianos” también tuercen y dan vueltas a las Escrituras cuando les conviene. Algunos, como dice el versículo, tuercen las Escrituras para su propia perdición.

Muchos somos expertos para justificar nuestra desobediencia pecaminosa, ofreciendo elogiosas explicaciones o atribuyendo motivos dignos según nuestra conveniencia. Torcemos las Escrituras para que se acomoden a nuestra conducta. Damos razones plausibles, aunque falsas, que den cuenta de nuestras actitudes. Aquí hay algunos ejemplos:

Un cristiano y hombre de negocios sabe que está mal recurrir a los tribunales contra otro creyente (1 Corintios 6:1-8). Más tarde, cuando se le pide cuentas por esta acción, dice: “Sí, pero lo que él estaba haciendo estaba mal, y el Señor no quiere que se quede sin castigo”.

Mari tiene la intención de casarse con Carlos aún cuando sabe que él no es creyente. Cuando un amigo cristiano le recuerda que esto está prohibido en 2 Corintios 6:14, ella dice: “Sí, pero el Señor me dijo que me casara con él para que así pueda guiarle a Cristo”.

Sergio y Carmen profesan ser cristianos, sin embargo viven juntos sin estar casados. Cuando un amigo de Sergio le señaló que esto era fornicación y que ningún fornicario heredará el reino de Dios (1 Corintios 6:9,10), replicó: “Eso es lo que tú dices. Estamos profundamente enamorados el uno del otro y a los ojos de Dios estamos casados”. Una familia cristiana vive en lujo y esplendor, a pesar de la amonestación de Pablo de que debemos vivir con sencillez, contentos con tener sustento y abrigo (1 Timoteo 6:8). Justifican su estilo de vida con esta respuesta ingeniosa: “Nada hay demasiado bueno para el pueblo de Dios”.

Otro hombre de negocios codicioso, trabaja día y noche para amasar ávidamente toda la riqueza que puede. Su filosofía es: “No hay nada de malo con el dinero. Es el amor al dinero la raíz de todo mal”. Nunca se le ocurre pensar que él podría ser culpable de amar al dinero.

Los hombres intentan interpretar sus pecados mejor que lo que las Escrituras les permiten, y cuando están resueltos a desobedecer la Palabra y esquivarla como puedan, una excusa es tan buena (o mala) como la otra.

¡Gracia y Paz!

(Del libro DE DÍA EN DÍA, Editorial CLIE)

Asamblea Betel

¿NO SABES CÓMO SER PACIENTE?


Santiago 5:10-11
“Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”

Era la hora punta y todo el mundo parecía estar movido por un sentido de urgencia para llegar a su destino. Justo cuando la luz del semáforo cambió de rojo a verde en una transitada intersección, el auto de Roberto se paró en medio del congestionado tráfico. El trató por todos los medios de encender el motor del automóvil, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Inmediatamente todos los que se encontraban detrás de él, comenzaron a tocar las bocinas de sus vehículos lo que hizo la situación mucho peor. Ante la incapacidad de poder resolver el problema, Roberto hizo una corta oración. Después se bajó del auto, caminó hacia el vehículo que se encontraba detrás del suyo, y amablemente le dijo al chofer: “Lo siento mucho, caballero, pero no puedo hacer que mi auto camine. Si usted fuera tan amable de intentarlo, yo me quedaré en el suyo y continuaré tocando la bocina por usted”.

Como nos enfrentamos a este tipo de situaciones dice mucho de nosotros mismos. ¿Cómo reaccionarías tú si te encontraras en medio de un tráfico congestionado de automóviles y ya se te ha hecho tarde para llegar al trabajo? ¿Qué harías si tu vuelo es retrasado por problemas mecánicos o por mal tiempo? ¿Cómo actuarías tú si se acaba el papel de la caja registradora justamente cuando te van a cobrar? Suponte que apenas tienes el tiempo exacto para llegar a una cita muy importante, y vas a pasar por unas vías de ferrocarril en el momento en que baja la barrera que indica que va a pasar un tren. ¿Puedes respirar profundo y esperar cinco o diez minutos tranquilamente?

La manera de reaccionar en situaciones como estas depende fundamentalmente de la paciencia de cada persona. “Paciencia”, según el diccionario de la Real Academia Española, es “la capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse”. Otra definición de paciencia es: “Facultad de esperar con calma cuando algo se desea mucho”. Lamentablemente nuestra naturaleza carnal carece de estas habilidades, y por regla general tenemos la tendencia a irritarnos ante la tardanza o la adversidad. Proverbios 14:29 nos muestra el espíritu que hay detrás de esta actitud. Dice así: “El que tarda en airarse es grande de entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad”. Solamente una estrecha comunión con el Señor puede darnos el entendimiento y la capacidad para actuar pacientemente en medio de un problema inesperado, un contratiempo o una contrariedad imprevista, pues la paciencia es fruto del Espíritu Santo, dice Gálatas 5:22. En el Salmo 40:1, David nos muestra la actitud correcta en medio de las pruebas: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”. Y Hebreos 6:15 nos dice que Abraham, “habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa”.

No pierdas el control la próxima vez que tus planes sean interrumpidos o cambiados repentinamente. Pide al Señor paciencia para mantenerte en calma y con gozo en medio de una de estas situaciones. Recuerda siempre que los planes que Dios tiene para ti no se deshacen por las tardanzas ni las dificultades. Muchas veces es exactamente lo contrario, para que los planes de Dios se lleven a cabo es necesario esperar a su tiempo, y esto, por regla general a nosotros nos parece una espera demasiado larga. El pasaje de hoy menciona “la paciencia de Job”. Todos conocemos la miseria y los sufrimientos por los que pasó este hombre. Pero él actuó con gran paciencia y al final Dios lo recompensó aumentando al doble todo lo que había perdido (Job 42:10).

Hazte el firme propósito de reaccionar con paciencia en situaciones de demora o tardanza. Ponte a orar, repite algún versículo de la Biblia, o entona un himno o un corito de alabanza al Señor. El Espíritu Santo tomará control de la situación, y te resultará fácil esperar pacientemente. Y el plan de Dios en tu vida se llevará a cabo sin problemas.

ORACIÓN:
Padre amado, te ruego me llenes de tu paz y de tu gozo cuando las cosas no suceden de la manera o con la rapidez que yo deseo, y que tu Santo Espíritu produzca en mí la paciencia que necesito para esperar tus bendiciones. Por Cristo Jesús te lo pido. Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla


¡¡VIVE ESTE DÍA CON LA CERTEZA DE QUE DIOS ESTÁ CONTIGO!!



TRANQUILÍZATE, AL FINAL TODO SALDRÁ BIEN. De manera milagrosa, Dios hará que los efectos de esta adversa situación que estas viviendo, no te toquen. Él, en su soberanía tiene sus métodos perfectos, ilógicos, únicos y oportunos para hacer que todo resulte de manera diferente, y no como tú piensas que sucederá.

Nada te afectará aunque así lo parezca. La fuerza de “las olas” no te golpeará ni te hundirá. Aquí se aplicará en tu vida la alentadora promesa que nos da por medio del profeta Isaías: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” (Isaías 43:2).


¡Gracia y Paz!

sábado, 21 de febrero de 2015

5 FORMAS EN LAS QUE ESTÁS DESTRUYENDO A TU ESPOSA Y TERMINANDO CON TU MATRIMONIO —SIN SABERLO.


El siguiente es un tema que trata de las consecuencias que provoca la falta de interés y atención del marido hacia su esposa. Y esto no solo ocurre entre los matrimonios no cristianos, también ocurre dentro de los matrimonios entre cristianos. ¿Increíble verdad? Leamos:

Hay cosas que no sabes que pueden hacerte daño. Estos cinco hábitos están destruyendo a tu esposa y lastimando tu matrimonio.

Es difícil ser hombre en estos días. Se espera que los hombres modernos sean sensibles, cariñosos y estén en sintonía con sus sentimientos; al mismo tiempo se espera que sean fuertes, protectores y capaces de arreglar cualquier cosa que se rompa. Los hombres no pueden ser demasiado sensibles porque no estarían siendo buenos protectores. Por otra parte, no pueden ser sobreprotectores porque no estarían siendo suficientemente sensibles.

Como hombres tratamos de mantener este equilibrio entre ser cariñosos y ser fuertes y debido a que puede ser una línea tan borrosa, hay muchas veces que fallamos. Por lo mismo, hay cosas que hacemos a diario que están haciendo daño a nuestras esposas y destruyendo nuestros matrimonios. Te las comparto a continuación:

1. No proveer lo básico para la familia

Como hombre es tu responsabilidad proveer para tu familia, independientemente de si tu esposa trabaje o no. A veces esto significa trabajar algunas horas extras para que tus hijos puedan tener los zapatos nuevos que tanto necesitan. Y a veces esto significa que te las tengas que aguantar cuando tu jefe te trata mal porque necesitas estabilidad económica para tu familia. Sin embargo, vale la pena cuando llegas a casa por la noche y ves las sonrisas en las caras de todos.

2. El pesimismo

Desde que eras niño se te enseñó a "ser hombre", y "no llorar", y aceptar el hecho de que te van a pasar cosas malas en la vida. Si bien este es un buen consejo, a veces tu esposa también necesita que seas optimista. La relación necesitará recuperarse de todo tipo de retos, fracasos, sentimientos heridos, y problemas de salud. Tu esposa no necesita que alguien le diga que deje de llorar, ella necesita un hombro donde que le pueda brindar consuelo.

3. Abstenerse de dar afecto físico

Sí, los hombres también hacen esto. El afecto físico es algo más que las relaciones sexuales. Incluye darle un abrazo antes de salir para el trabajo, ir de la mano cuando salen de compras y acercarla cuando estén viendo una película en el sofá. Si no estás haciendo estas cosas con ella, estás reteniendo el afecto físico que la nutre. El afecto que intentas demostrarle en la cama nunca compensará el afecto físico que se demuestra fuera del dormitorio.

4. Darle prioridad a otras cosas

De todas las chicas que conociste y con quien saliste, tu esposa fue con quien elegiste pasar el resto de tu vida. Ella necesita saber que todavía es la elegida. Cada vez que revisas tu teléfono cuando salen juntos o cada vez que vas a llegar tarde a casa del trabajo sin avisarle, le envías un mensaje de que ella no es importante para ti. En consecuencia, ella se pregunta si todavía te importa tanto como cuando se casaron.

Tu trabajo es importante, pero no te olvides por lo que trabajas. Recuerda que no hay nada en tu teléfono que sea más importante que lo que está pasando a tu alrededor.

5. No hablar su idioma

Las mujeres necesitan saber que son amadas y tu esposa necesita saber que estás agradecido por tenerla. Uno cree que demuestra su amor al ir a trabajar todos los días y traer el sueldo cada mes, así que la mayoría de las veces uno no hace mucho más que eso.

Pero ella necesita más que eso para sentir tu amor y ella necesita que le demuestres que estás haciendo todo para ella. Así que toma un poco más de tiempo y haz algo especial. Envíale un par de mensajes de textos durante el día o tráele flores de vez en cuando. Te podría sorprender la reacción que tendrá.

Traducido y adaptado al español por Miriam Aguirre del artículo original: "5 ways you are unknowingly destroying your wife and killing your marriage" por Aaron Anderson.

¡Gracia y Paz!

Edificando Matrimonios conforme al Propósito de Dios

¿CONOCES LAS CONSECUENCIAS DE LA SOBERBIA?



Daniel 5:18-21
“El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place”.

Estas palabras fueron pronunciadas por el profeta Daniel a Belsasar, rey de Babilonia, cuando éste le llamó con el fin de que interpretara una escritura que había aparecido en la pared de uno de los salones del palacio (Daniel 5:1-5). Daniel entonces le contó acerca del reinado de su padre Nabucodonosor muchos años antes, y de la actitud de soberbia del mismo, y las consecuencias de esa actitud.

En el capítulo 4:29-32 de este libro, vemos la descripción de este evento al cual se estaba refiriendo Daniel. Dios le había dado a Nabucodonosor el reino y la gloria. Y un día, paseándose en el palacio real, mientras contemplaba todas sus riquezas, el rey dijo en voz alta: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?” Inmediatamente después que Nabucodonosor pronunció estas palabras llenas de orgullo y soberbia se escuchó la voz de Dios que le decía: “A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere”.

En el Nuevo Testamento encontramos otra historia que refleja una actitud similar con sus correspondientes malas consecuencias. Se trata del rey Herodes Agripa, el cual “echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro” (Hechos 12:1-3). Más adelante la Biblia dice que “un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre!” El rey no los corrigió, ni se mostró en desacuerdo con los halagos de la multitud, sino todo lo contrario, se envaneció y se llenó de orgullo. Y “al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos” (Hechos 12:23).

Quizás estos ejemplos puedan parecer extremos en cuanto a los resultados de la soberbia de esos dos hombres, pero siempre debemos aprender de lo que leemos en la Biblia. En mayor o menor grado la persona soberbia tendrá que sufrir malas consecuencias. La Biblia lo resume en Santiago 4:6: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. La humildad es una característica que está relacionada con la obediencia y la sumisión a la voluntad de Dios. El ejemplo por excelencia lo tenemos en Jesús, el cual dejó su gloria y “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Por eso Dios “le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:7-9). Y en Mateo 11:29, Jesús nos exhorta a imitarle cuando dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.

La persona soberbia no tiene en cuenta para nada la autoridad de Dios, pues su orgullo le hace pensar que no necesita del Señor. Tampoco agradece sus bendiciones pues cree que todo se lo merece. Por eso su vida va dirigida al fracaso.

Reflexiona en esta enseñanza y hazte el firme propósito de conocer la voluntad de Dios leyendo su palabra y orando diariamente. Entonces sé humilde y obedece sus instrucciones. Y sobretodo agradece todas sus bendiciones.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego me ayudes a asimilar esta enseñanza y a aplicarla a mi vida, de manera que yo pueda actuar con humildad siempre, obedeciéndote y agradeciéndote todas tus bondades para conmigo. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

viernes, 20 de febrero de 2015

¿CREES QUE TU PROBLEMA ES MUY GRANDE?



1 Samuel 17:32-37
“Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Yahweh, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.”

Este pasaje nos narra los momentos que precedieron a uno de los acontecimientos bíblicos más conocidos por todos: la pelea entre David, un jovencito judío, pastor de ovejas, cuyo armamento se limitaba a una simple honda y algunas piedras, y Goliat, un enorme gigante filisteo, experimentado guerrero, armado hasta los dientes. David había llegado al campamento del ejército de Israel con el fin de traer un encargo de su padre para sus hermanos mayores. Allí se enteró que este gigante filisteo estaba retando a que saliera un hombre de entre los israelitas para que peleara con él. Entonces David se ofreció como voluntario para pelear contra el gigante.

Sin duda, la situación a la que se enfrentó David era extremadamente difícil. Desde el punto de vista humano, las posibilidades de éxito eran prácticamente nulas. Muchas veces nos encontramos en medio de circunstancias tan difíciles que no vemos la más mínima solución. Quizás hoy tú te encuentres en una de esas situaciones, ya sea en el aspecto económico, o en lo relativo a la salud o a las relaciones familiares, o en cualquier otra área. Y probablemente el diablo te esté sugiriendo de alguna manera que no hay forma de que puedas resolver tu problema, así como Saúl trató de convencer a David de que era totalmente imposible que él pudiera vencer a Goliat.

Pero lo primero que hizo David fue recordar las maravillas que Dios había hecho en su vida y las veces que lo había librado de circunstancias sumamente difíciles. Y en esos recuerdos basaba su fe y su confianza en la victoria. Por eso dijo con absoluta seguridad: “Yahweh, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo”. Y se dispuso a enfrentarse al gigante Goliat. Dice el versículo 45 de este mismo capítulo: “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Yahweh de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Yahweh te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza”. Y a los pocos minutos, aquel gigante yacía muerto a los pies del joven pastor de ovejas. No por sus fuerzas, sino por la fuerza y el poder del Dios todopoderoso.

Cuando nos encontramos en situaciones difíciles, en medio de las presiones y la incertidumbre del momento es muy fácil que nos olvidemos de todas las ocasiones en las que el Señor nos ha ayudado en el pasado, y comencemos a dudar de su amor por nosotros y de su poder para resolver nuestro problema. Piensa un momento en todo lo que Dios ha hecho en tu vida, en las situaciones de las cuales te ha librado en el pasado. ¿Crees que ahora el Señor te abandonará? ¡Por supuesto que no! Él ha prometido estar con sus hijos todos los días hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). También dice: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). De igual forma nos recuerda: “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:6).

No importa cuán grande te parezca tu problema, Dios es infinitamente más grande que él. Así como David se enfrentó al enorme gigante, enfréntate a ese problema sin temor, en el nombre del Señor. Y obtendrás la solución.

ORACIÓN:
Padre mío, hoy pongo delante de tu trono de gracia esta situación que para mí es imposible de resolver. Pero confío que tu poder es mayor que todos mis problemas. Por favor ayúdame así como lo has hecho en otras ocasiones, en el nombre de Jesús Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

"¿QUIÉNES FUERON LOS AUTORES DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA?"



"¿QUIÉNES FUERON LOS AUTORES DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA?"

2 Timoteo 3:16 nos dice que la Biblia fue “inspirada” por Dios.

La Biblia fue escrita por aproximadamente 40 hombres de diversas procedencias, a través de un período de 1500 años. Isaías fue un profeta, Esdras fue un sacerdote, Mateo fue un cobrador de impuestos, Juan fue un pescador, Pablo fue un fabricante de tiendas, Moisés fue un pastor.

No obstante de haber sido escrita por diferentes autores a través de 15 siglos, la Biblia no se contradice a sí misma, tampoco contiene error alguno. Todos los autores presentan diferentes perspectivas, pero todos ellos proclaman al mismo único y verdadero Dios, y el mismo único camino para la salvación – Jesucristo (Juan 14:6; Hechos 4:12). Pocos libros de la Biblia nombran específicamente a su autor. Estos son los libros de la Biblia, junto con el nombre de quien la mayoría de los eruditos bíblicos asumen que es el autor, así como la fecha aproximada de su autoría:

Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio = Moisés – 1400 a.C.
Josué = Josué – 1350 a.C.
Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 Samuel = Samuel / Natán / Gad – 1000 – 900 a.C.
1 Reyes, 2 Reyes = Jeremías – 600 a.C.
1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías = Esdras – 450 a.C.
Ester = Mardoqueo – 400 a.C.
Job = Moisés 1400 a.C.
Salmos = muchos diferentes autores, principalmente David – 1000 – 400 a.C.
Proverbios, Eclesiastés, Cantares = Salomón – 900 a.C.
Isaías = Isaías – 700 a.C.
Jeremías, Lamentaciones = Jeremías – 600 a.C.
Ezequiel = Ezequiel – 550 a.C.
Daniel = Daniel – 550 a.C.
Oseas = Oseas – 750 a.C.
Joel = Joel – 850 a.C.
Amós = Amós – 750 a.C.
Abdías = Abdías – 600 a.C.
Jonás = Jonás – 700 a.C.
Miqueas = Miqueas – 700 a.C.
Nahúm = Nahúm – 650 a.C.
Habacuc = Habacuc – 600 a.C.
Sofonías = Sofonías – 650 a.C.
Hageo = Hageo – 520 a.C.
Zacarías = Zacarías – 500 a.C.
Malaquías = Malaquías – 430 a.C.
Mateo = Mateo – 55 d.C.
Marcos = Juan Marcos – 50 d.C.
Lucas = Lucas – 60 d.C.
Juan = Juan – 90 d.C.
Hechos = Lucas – 65 d.C.
Romanos, 1 Corintios, 2, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 Tesalonicenses, 2 Tesalonicenses, 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito, Filemón = Pablo 50 – 70 d.C.
Hebreos = desconocido, principales posibles son Pablo, Lucas, Bernabé, o Apolos – 65 d.C.
Santiago = Santiago – 45 d.C.
1 Pedro, 2 Pedro = Pedro – 60 d.C.
1 Juan, 2 Juan, 3 Juan = Juan – 90 d.C.
Judas = Judas 60 d.C.
Apocalipsis = Juan – 90 d.C.

LA BIBLIA contiene la mente de Dios, la condición del hombre, el camino de salvación, el destino de los pecadores y la bienaventuranza de los creyentes. Sus historias son verdaderas y sus decretos son inmutables. Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para ser santo. Contiene luz para guiarte, alimento para sustentarte y consuelo para animarte. Es el mapa del viajero, es el bastón del peregrino, la brújula del piloto, la espada del soldado, el cielo es abierto y las puertas del infierno son descubiertas. Cristo es su tema principal, nuestro bienestar es su propósito y la gloria de Dios es su finalidad. Debe llenar la mente, gobernar el corazón y guiar los pasos. Léela con calma, con frecuencia y con oración. Te ha sido dada en la vida, será abierta en el juicio y será recordada para siempre. Incluye las mayores responsabilidades, recompensará los mayores trabajos y condenará a todos los que tratan con ligereza su sagrado contenido.



¡Gracia y Paz!

¿TIENES DUDAS DE LA EXISTENCIA DE DIOS?



Salmos 111:3
“Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre”

¿De qué obras está hablando este salmo? El contexto da a entender de dos extraordinarias obras de Dios. La creación y la redención.

Sus obras son prueba contundente de su existencia. Tú no te atreverías a pensar que la sofisticada computadora portátil vino a existir como fruto de la evolución. Tiene que haber un fabricante detrás de todo. ¿Cómo es posible, entonces, pensar que el cuerpo humano y los asombrosos misterios de la naturaleza aparecieron en el universo por azar?

Si la computadora es la prueba de la existencia de un Ingeniero en informática, la creación es también la prueba de un Creador. De ninguna manera somos fruto de la casualidad. Sabemos de dónde venimos y, en consecuencia, la vida tiene sentido.

La Biblia enseña que cuando la obra maravillosa de la creación estaba concluida, vino el enemigo y echó a perder todo. Al introducir él la mancha del pecado condenó a la creación a su autodestrucción. El ser humano se iría deteriorando, consumido por su propio egoísmo y arrastraría a la naturaleza entera.

Entonces apareció nuevamente la mano misericordiosa de Dios. Nada está condenado, aunque el enemigo intente desfigurar sus planes divinos.

El plan de la redención es el programa de restauración de un mundo perdido. Es como si el artista reconstruyese una pintura famosa, deteriorada por las inclemencias del tiempo y del abandono.

Dios tiene el control del universo y de las vidas. Nada sucede sin su consentimiento. Todo es con un propósito o por una consecuencia. La justicia es la base del trono desde el cual Dios gobierna el universo. Las vestiduras divinas son su gloria y su majestad. Dios es excelso y grande. No conoce imposibles.

Por si acaso hoy estas pasando por una situación difícil ¿Cómo puedes tú pensar que esa circunstancia no tiene solución? ¡Mira las obras de Dios! Esas obras pueden ser realidad en tu vida si como hijo indefenso corres a los brazos protectores del Padre Celestial, porque: “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre”.

¡Gracia y Paz!

Camino a Jesús

¿VIVES TU VIDA COMO DIOS QUIERE QUE LA VIVAS?





Eclesiastés 1:1-9
“Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol”

En esta escritura, el rey Salomón muestra una visión de la vida que a simple vista parece pesimista, pero lo cierto es que es muy realista. Si analizamos el paso del tiempo a través de la historia podemos concluir que, aparte de los cambios progresivos en las áreas de la ciencia y la tecnología, los aspectos fundamentales de la vida son prácticamente los mismos desde hace siglos. La historia se repite una y otra vez. El hombre nace, crece, procrea, envejece y muere. Generación tras generación se repite el mismo ciclo. Pero, ¿es esta simplemente la vida que Dios creó para nosotros? Ciertamente no. El hombre se concentra en sus propias metas y planes, y pierde totalmente la visión del plan de Dios para la humanidad.

Ty Cobb, uno de los más grandes jugadores de béisbol profesional de todos los tiempos, dijo algo muy revelador: “Durante años yo comía béisbol, soñaba con béisbol, hablaba de béisbol, pensaba en el béisbol, vivía el béisbol”. Y entonces agregó: “Pero cuando uno pasa de esos años de jugar béisbol profesional, la vida es entonces muy vacía”. En sentido general, a todo ser humano le sucede más o menos lo mismo. Pone todo su enfoque en aquello que le agrada, o en lo que cree le va a traer la felicidad, y quizás durante un tiempo la consigue, pero después desaparece, pues todo es temporal en esta vida. “Todo es vanidad”, dice el Predicador en el pasaje de hoy. Todo es una ilusión, una vana fantasía. ¿Y después, qué?

Hay, sin duda, una gran diferencia entre vivir con un propósito y simplemente vivir. Pero, ¿cuál sería un propósito digno de nuestra existencia? Un famoso escritor cita en uno de sus libros que la vida en la tierra es como “una preparación para la eternidad”. Indudablemente, el propósito de Dios es que mientras estemos en este mundo vayamos siendo transformados y finalmente seamos hechos “conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). El apóstol Pablo, después de su encuentro con Jesús en el camino a Damasco (Hechos 9), hizo suyo ese propósito. Por eso dijo: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21). Es decir, conocer a Cristo, vivir para Cristo y por Cristo y confiar en él es la única forma de vivir la vida abundante y llena de bendiciones que Dios ha planeado mientras caminamos por este mundo, y cuando llegue el final de nuestros días, junto a él por toda la eternidad. Entonces podremos decir “El morir es ganancia”.

La eternidad junto al Señor es la fase final del plan de Dios, en donde todo es tan perfecto y maravilloso que no podemos imaginarlo. Así lo describe el apóstol Juan conforme a la revelación que le dio el Señor Jesucristo: “Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Apocalipsis 7:16-17). ¡Qué preciosa visión para un futuro glorioso!

Vive tu vida con esa visión en tu mente. Busca el rostro del Señor diariamente, orando, leyendo su palabra, aplicándola a tu vida, sirviéndole, tratando de agradarle en todo. Entonces comenzarás a vivir la verdadera vida abundante, llena de paz y de gozo que Dios desea que vivas aquí en la tierra y por toda la eternidad.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, gracias te doy por tu precioso plan para mi vida. Dame la sabiduría, el discernimiento y la fe para caminar conforme a tus planes cada día de mi vida y así poder disfrutar plenamente de todas tus bendiciones. En el nombre de Jesús, Amén.


¡Gracia y Paz!

Salmo 115:16



Salmo 115:16
“Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres”.

En 1923, un grupo de renombrados y valientes hombres de negocios de los Estados Unidos, Jesse Livermore, el mago de Wall Street; León Fraser, presidente del Banco Internacional Settlement; Iván Kruegar, el hombre principal del mayor monopolio financiero; Charles Schwab, presidente de la mayor compañía independiente de acero; y Richard Whitney, presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York; se reunieron en el hotel Edgewater Beach, de Chicago. Aquel grupo era una leyenda. Juntos, aquellos hombres tenían más dinero que todo el tesoro americano. Los diarios y las revistas contaban sus fabulosas historias. Todo mundo los veían como símbolo del éxito.

Veinte años después, la historia era completamente diferente. Iván Kruegar, se habían suicidado. Charles Schwab, murió en la mayor miseria; y Richard Whitney, estaba en prisión.

Las Santas Escrituras nos dicen hoy que Dios les dio la tierra a los hijos de los hombres. La tragedia de la criatura humana es pensar que, porque Dios le confió la tierra, la tierra es suya. Entonces trabaja, lucha, conquista; acumula dinero, fama, poder y cultura y borra a Dios de su vida, se transforma en su propio dios, pero ignora que todo sucede porque Dios lo permite. Después de todo, fue él quien les dio la tierra a los hijos de los hombres, ¿o no?

Pero, "los cielos son de Yahweh", y desde allí Él controla el destino de las naciones y de las personas. Felices son los que tienen conciencia de esta verdad y entienden que por encima de la tierra están los cielos. Tú podrás decir: Haré esto hoy, y mañana aquello, pero si Dios no lo permite, no sucederá (Santiago 4:15).

La fortuna pasa, como pasó el poder, la fama y el dinero de aquellos hombres poderosos. La tierra se desgasta, envejece y muere, pero los cielos son eternos. ¡Ay de aquel que construye sus sueños y realizaciones basándose solamente en valores terrenales!

Dedica hoy unos momentos para mirar en dirección a los cielos. Observa la inmensidad del infinito y verás que tus conquistas y logros son insignificantes.

Al salir hoy a cumplir tus responsabilidades, o si te quedas en casa, piensa esto: "Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres".
  
¡Gracia y Paz!

Camino a Jesús

miércoles, 18 de febrero de 2015

FIDELIDAD Y PERFECCIÓN (Salmo 101:6)



Salmos 101:6
“Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá”

En este salmo se destacan dos características de los herederos del reino: fidelidad y perfección.

Al decir “el que ande en el camino de la perfección”, David muestra que la experiencia de la rectitud, santidad, fidelidad, justicia (o como tú la quieras llamar), es una experiencia dinámica. Andar o caminar es moverse hacia adelante, es dar un paso después de otro, es avanzar. Nadie anda para atrás, solo los cangrejos.

Crecer en Cristo lleva tiempo. El Espíritu Santo solo requiere de un instante para convertirnos, pero toda una vida para enseñarnos a andar. Al principio caemos, resbalamos. Con el tiempo y con los dolores, aprendemos a ser cuidadosos y vigilantes. Caer no hace a nadie un derrotado. Permanecer caído, sí.

Es necesario practicar el ejercicio de la paciencia. Al comienzo nos puede dar la impresión de que no avanzamos, o que nunca lo conseguiremos. En esos momentos, debemos tomarnos del brazo poderoso de nuestro Padre y creer en él. Dios nunca nos dejará ni nos abandonará.

Cuando Dios dice que sus ojos buscarán a los fieles de la tierra, se está refiriendo a todos los que seamos hijos sinceros que, reconociendo nuestra fragilidad, lo busquemos a fin de recibir de Él fuerzas para una vida de avance. El resultado de esta búsqueda diaria es la FIDELIDAD y la rectitud.

Aceptémosla gratuitamente de Cristo. Si tratamos de tener estas características sin la participación directa de Cristo ciertamente caeremos en el terreno del moralismo, alimentado por el orgullo y el egoísmo. El moralismo no es cristianismo, en ningún caso.

Hagamos del día de hoy un día de comunión con Cristo. Andando, comprando, vendiendo, trabajando o estudiando. Cualesquiera cosa que hagamos, hagámosla en Cristo y para Cristo Permitamos que Cristo participe en nuestra experiencia. Tomemos la mano poderosa del Salvador, porque Él dice: “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección”.

¡Gracia y Paz!

Camino a Jesús

CRISTO VIENE PRONTO



Mateo 24:29-31
“Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERÁ, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS ESTRELLAS CAERÁN del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE SOBRE LAS NUBES DEL CIELO con poder y gran gloria. Y El enviará a sus ángeles con UNA GRAN TROMPETA y REUNIRÁN a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro”.

Pronto, muy pronto presenciaremos el momento más anhelado por los que amamos al Señor y esperamos con ansias la venida de nuestro amado Salvador. Él es nuestra esperanza en medio de este mundo de caos y desastre. Cristo vendrá con gran poder y gloria, hay de aquellos que lo rechazan, se lamentaran en ese gran día.

Todo verdadero cristiano, que ama al Señor, sabe y siente en lo más profundo de su corazón que el día está cerca. ¡Cristo viene! qué hermoso será ese día, Él limpiara toda lagrima y quitara todo dolor. ¿Que mas podemos pedir?, nosotros que no merecíamos el sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario.

Gocémonos del privilegio de servir a Cristo, es un honor tan grande que día con día debemos esforzarnos en hacer todo lo que Dios manda en su Palabra, para que Él este complacido con nosotros y en ese glorioso día nos diga: “…Bien, siervo bueno y fiel […] entra en el gozo de tu señor”.

¡Gloria al Dios vivo y verdadero, al que vive y Reina para siempre, al Él sea toda la gloria, alabanza, majestad, imperio y potencia, ahora y por los siglos de los siglos, Amen!


¡Gracia y Paz!

Isaías 55:6



Isaías 55:6

"Busquen al SEÑOR mientras puede ser hallado, Llámenlo en tanto que está cerca".

Romanos 6:1-2



Romanos 6:1-2

"¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?"


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Proverbios 23:13



Proverbios 23:13

"No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá".

“ORAR EN EL ESPÍRITU” ¿QUÉ QUIERE DECIR ESTO?



Judas 20-21
“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”.

En esta escritura, parte de su epístola a “los llamados, santificados en Dios Padre”, el apóstol Judas los exhorta a edificarse en la fe “orando en el Espíritu Santo”. El apóstol Pablo, al escribir a los efesios les habla sobre la necesidad de vestirse “de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:10-18). Entonces les dice: “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Y en su primera carta a los corintios Pablo escribe: “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento” (1 Corintios 14:15).

“Orar en el Espíritu.” ¿Qué quiere decir esto?

La palabra griega traducida “orar en” el Espíritu, puede traducirse como “con la ayuda de” o “en conexión con”. Orar en el Espíritu es orar de acuerdo a la dirección del Espíritu. Es orar por las cosas que el Espíritu nos guía a que oremos. Cuando “oramos en el Espíritu” sentimos intensamente en el corazón el deseo de que se haga la voluntad de Dios y que su nombre sea glorificado en nuestra petición. Eso es orar en el Espíritu, no “hablar en lenguas” como dicen algunos. Cuando oramos en el Espíritu podemos tener la seguridad de que, aunque no sepamos exactamente cómo y qué pedir, el Espíritu Santo nos ayudará en nuestra debilidad, escudriñando nuestros corazones, y haciendo llegar nuestra súplica hasta Dios (Romanos 8:26).

Orar en el Espíritu quiere decir pedir en la misma dirección en que obra el Espíritu de Dios. Con mucha frecuencia oramos dirigiendo las cosas a nuestra manera y capricho, es decir guiados por los deseos de la carne. Por eso no recibimos. Así dice Santiago 4:3: “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Por ejemplo, un joven siente admiración por la que le gustaría fuera su compañera, y ora de la siguiente manera: “Señor, envía a esa mujer a mi vida. Es exactamente lo que deseo para mí”. ¡Mucho cuidado! Alguien dijo: “Debemos ser cuidadosos al orar. Quizás nuestra oración sea contestada”.

Orar en el Espíritu implica buscar la voluntad de Dios en una determinada situación de nuestras vidas, y desear actuar conforme a sus preceptos. También es necesario estar preparados para aceptar un sí o un no de parte de Dios. ¿Estoy dispuesto a esperar en el Señor? ¿Descanso al rendirme a Dios, especialmente cuando su voluntad difiere de la mía? ¿Tengo la seguridad de que el plan de Dios es lo mejor para mí y los que me rodean? En el huerto de Getsemaní, Jesús oró en el Espíritu en medio de su agonía diciendo: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. Y Dios envió un ángel para fortalecerlo (Lucas 22:43). Después se dirigió a la cruz y ofreció su vida por cada uno de nosotros conforme al divino plan de salvación para la humanidad.

En Hechos 4:29-30 leemos que, habiendo llegado a oídos de los apóstoles que había planes contra ellos de parte de los líderes principales de la ciudad, clamaron a Dios diciendo: “Concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús”. Esta es, en breves palabras, la voluntad de Dios, la cual exclamaron aquellos hombres orando bajo la dirección del Espíritu Santo en lugar de pedir protección para ellos como es humanamente natural. Y seguidamente dice la Biblia que “cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.

Esto es “orar en el Espíritu”. Pedir confiando que la voluntad de Dios es lo mejor que puede pasar en nuestras vidas aunque a veces no la entendamos. Es orar buscando agradar a nuestro Padre celestial y no a nuestros propios deseos. Cuando oramos de esta manera, recibiremos abundantes bendiciones, en el tiempo del Señor y conforme a sus planes para nuestras vidas.

ORACIÓN:
Amado Padre, te ruego me ayudes a discernir tu voluntad, y a orar siempre conforme a ella y no buscando mi propia satisfacción, para que tú seas glorificado en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla