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viernes, 18 de enero de 2013

CUIDADOS PARA ESTA ÉPOCA INVERNAL



En esta época invernal las enfermedades respiratorias son muy frecuentes, tenemos cuatro recomendaciones para que combatas la gripe.

1. Consume alimentos ricos en zinc como: carne, pescado, yema de huevo, cereales integrales, soya, entre otros.

2. Descansa lo suficiente para que el organismo recobre las defensas y energía que ha perdido.

3. Hidrátate correctamente, toma dos litros de agua al día.

4. Toma tés, especialmente el té verde, el de jengibre y el de salvia.


SIEMPRE CONSULTA A TU MEDICO, para que mantengas tu cuerpo sano; “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer” (Génesis 1:29). “He aquí Yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad” (Jeremías 33:6), “¿o ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 corintios 6:19).

“Gracia y Paz”
Publicado por: Carlos Martínez M.
Fuente: Medicamentos Accesibles

¿EN QUÉ TE BASAS AL TOMAR UNA DECISIÓN?



Deuteronomio 30:19
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”.

En este pasaje, Moisés presenta al pueblo de Israel dos opciones totalmente opuestas: la vida o la muerte. La bendición o la maldición. Y, desde luego, les exhorta a que escojan la vida. Pero en última instancia, ¿quién tomaría la decisión? El pueblo de Israel, por supuesto. Al crear al hombre, Dios le dio libre albedrío, es decir la capacidad de tomar sus propias decisiones. Eva primero y Adán después lo usaron para tomar una muy mala decisión. Por ello sufrieron las consecuencias de ser expulsados del Jardín del Edén, rompiendo su relación con Dios, y perdiendo todas las bendiciones que hasta ese momento estaban disfrutando.

Cuando llegó el momento de reemplazar a Moisés como líder del pueblo de Israel, Dios dio la inmensa responsabilidad de guiar a este pueblo hasta la tierra prometida a un joven judío llamado Josué. El nuevo líder se dirige a los israelitas y les dice: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:14-15). Josué los exhorta a temer a Dios y a servirle íntegramente, y les plantea la necesidad de que ellos tomen una decisión. Por último, les expresa claramente cual es su propia decisión. Como resultado de su decisión, Josué tuvo el privilegio de guiar a los israelitas a tomar posesión de la tierra prometida por Dios.

Tenemos que entender que una cosa es tener la capacidad de tomar decisiones, y otra cosa es tomarlas incorrectamente, guiados por nuestros impulsos o por nuestros propios análisis o nuestra “sabiduría”. ¿Qué haces tú cuando te enfrentas a una decisión crucial? Si tú dependes de tus propios cálculos para analizar una decisión importante en tu vida, no hay absolutamente ninguna garantía de que tus acciones reflejen los planes de Dios, y por lo tanto no hay ninguna seguridad de que los resultados serán buenos. Aunque seas capaz de hacer una elección inteligente, tu incapacidad para ver lo que está por delante limita tu capacidad de decisión. Pero Dios, que ve todas las cosas, ha planeado bendecirte y darte esperanza para tu futuro. Si se lo permites, él se asegurará de que escojas el camino correcto. Dice Proverbios 3:5-6: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Cree esto de todo corazón y aplícalo a tu vida en toda situación en que se requiera tomar una decisión.

El rey David tuvo que tomar decisiones muy importantes en su vida, de las cuales dependía no solamente su futuro sino el futuro de su pueblo. Conciente de su incapacidad para asegurar de manera absoluta el éxito, David acudía a Dios en busca de ayuda. En el Salmo 25:4-5 él escribió: "Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día".

Al mismo tiempo que Dios proveyó al ser humano con la capacidad para decidir, también le ofreció su ayuda para hacer una buena elección. Busca a Dios en oración antes de tomar cualquier decisión. Clama a él por su dirección, y entonces escucha atentamente, y espera pacientemente hasta que tengas la absoluta seguridad de que Dios te ha hablado. Entonces actúa.

ORACIÓN:
Padre santo, reconozco que muchas veces en mi vida he tenido fracasos y sufrimientos por causa de mis malas decisiones. Yo quiero darte a ti absoluto control de mis decisiones. Capacítame para ver claramente el camino que tú me muestras, y dame la fuerza para seguirlo aún en contra de mi voluntad. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

¿CÓMO ESCUCHA USTED LA PALABRA DE DIOS?



Mateo 13:1-9
“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”.

La Biblia contiene información importantísima para todos los seres humanos, pero las personas la interpretan de maneras muy diferentes. El pasaje de hoy identifica a cuatro tipos de personas: Los que tienen…

Una mente cerrada. Esto no se refiere exclusivamente a los incrédulos. Los cristianos, también, pueden escuchar de manera pasiva, sin la intención de poner en práctica lo que oyen. La semilla no puede germinar porque el terreno es muy duro. Esos creyentes son superficiales, hasta que deciden prestar atención a Dios y obedecer.

Una mente nublada. Están representados por el suelo rocoso; escuchan la Palabra y se emocionan. Pero después no dedican tiempo para estudiarla, echar raíces y permitir que la verdad de Dios penetre en sus corazones. Por tener poco fundamento espiritual o conocimiento de Dios, tienen dificultades para sobrellevar los rigores de la vida.

Una mente afanada. Los afanes de la vida son para el cristiano lo que son los espinos y la maleza para un jardín. Una mente intranquila tiene poco o ningún espacio para que la Palabra de Dios brote y florezca.

Una mente dedicada. Dios puede hacer grandes cosas por medio de alguien cuya mente sea como el suelo fértil. Solamente una persona dispuesta a escuchar y aprender puede ser transformada.

A todos nos gustaría tener la bendición mencionada en la lectura de hoy —una gran cosecha de lo sembrado. Pero, para que eso sea cierto en nuestra vida, necesitamos evaluar sinceramente si tenemos una actitud dispuesta a aprender. Como dijo Jesús: “El que tenga oídos para oír, oiga”.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

EL AMOR AL PRÓJIMO



Juan 13:34
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos á otros: como os he amado…”.

Si amamos a una persona, no le mentimos, no le robamos ni lo maltratamos; al contrario, lo ayudamos. Por eso, Pablo dice en Romanos 13:10 que, “El amor no hace mal al prójimo: así que, el cumplimiento de la ley es el amor.” ¿Qué hace el amor cuando mira que alguien tiene hambre, que tiene sed, o no tiene ropa? Le ayuda a tal persona. En el principio, Dios miraba a este mundo de ignorancia, pecado y corrupción, completamente entregado al amor propio, a los malos deseos, el orgullo, y la envidia, y viviendo en las tinieblas y en el pecado. Así fue nuestro mundo en aquel entonces, y así es hasta la fecha. ¿Acaso Dios nos dejó en esta condición sin remedio? ¡De ninguna manera! El amor conduce a la acción. Dios hizo un plan para nuestra redención y salvación. Su plan fue mandar a su hijo a este planeta perdido para ser crucificado en nuestro lugar, así pagando con su muerte el precio de nuestros pecados, sufriendo en la crucifixión lo que nosotros merecíamos sufrir. El verdadero amor nos lleva a la acción. ¿Tendrás tú amor en tu corazón? ¿Y a cuales acciones te conduce este amor? El amor se demuestra por los hechos.

“Gracia y Paz”
Un Versiculo de la Biblia cada Dia