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lunes, 5 de agosto de 2013

¿CUÁL “GOLIAT” TIENES DELANTE DE TI?



1 Samuel 17:28-37
“Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
17:29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes. Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo”.

(Estudia y medita 1 Samuel 17:1-37)


David, el joven pastor de ovejas, se enfrentó a Goliat, el gigante filisteo. Por confiar en el poder de Dios para salvarlo, David venció a su adversario.

Al igual que David, nosotros, también enfrentaremos pruebas más grandes que nosotros. Pero el Señor quiere que tengamos una fe vencedora como la de David, y que podamos triunfar.

¿Cuáles son los componentes de esta fe?

Una motivación piadosa. El deseo de David era defender a su pueblo y al nombre de Dios. Nosotros debemos examinar nuestros motivos, para asegurarnos de que están centrados en Cristo, no en nosotros mismos.

El reconocimiento del tipo de batalla. Para los creyentes, toda incidencia es un asunto espiritual. La lucha de David en el ámbito físico era contra Goliat, pero la verdadera batalla era espiritual (Efesios 6:12).

• El recuerdo de las victorias anteriores. La confianza de David no se basaba en lo que estaba sucediendo en ese momento, sino en la manera en que Dios lo ayudó al enfrentarse a leones y osos en el pasado. Imagínese una película que destaque todos los momentos en que Dios le proveyó a usted de fuerzas y resistencia. Véala una y otra vez hasta que esté listo para la pelea.

• El rechazo del mal consejo. David estaba seguro del propósito de Dios para él, y por eso se negó a escuchar la acusación de su hermano acerca de sus supuestos motivos impuros. También rechazó la opinión del rey Saúl, de que era muy joven. Más bien, el joven pastor inclinó su oído para escuchar al Señor. ¿Cuál “Goliat” tienes delante de ti? Recuerda que en Cristo podemos ser vencedores (1 Juan 5:4).

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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