Hay realidades lamentables que
debemos aceptar. Si las iglesias están con un testimonio no grato a Dios y a
los hombres, se debe actuar de acuerdo a la sabiduría del Señor, cabeza de la
iglesia. Y para actuar, se deberá primeramente, juzgar. Juzgar siervos,
manifestaciones, maneras de proceder, y todo lo necesario, para luego tomar las
medidas que Dios quiere, hasta lograr recuperar el buen testimonio, tan
necesario.
La gran mayoría no puede actuar
porque antes, debe juzgar, y el problema es que se ha implantado una doctrina o
enseñanza que considera, el juzgar, prohibido por Dios.
Actualmente, en casi todas las
iglesias, es incorrecta la enseñanza sobre el tema “el juzgar”, la cual es muy
importante para que los predicadores, misioneros, pastores, y demás servidores
se conduzcan bien y logren corregir de manera efectiva, las excesivas malas
conductas actuales de los cristianos.
Dios en su Palabra nos enseña
cómo juzgar.
Examinemos según las escrituras
este tema, ya que Mateo 7:1-5, es una porción bíblica muy mal empleada.
Mateo 7:1 dice: “No juzguéis,
para que no seáis juzgados”. Significaría, no juzgar. Y así a nadie juzgaríamos
ni nadie nos juzgaría. Pero, si seguimos leyendo, en los versículos del 2 al 5
del mismo capítulo, podemos darnos cuenta que el versículo 1 se refiere a un
juicio incorrecto e hipócrita. El hermano que tiene una viga (un pecado mayor)
en su propio ojo, no debe juzgar a otro que tiene una paja (un pecado menor) en
el suyo. No puede juzgar a otro de su pecado si él no está limpio para ver bien
y luego poder juzgar correctamente.
Dios nos quiere mostrar la
necesidad de examinarnos, juzgarnos, y corregirnos a nosotros mismos. Y una vez
que estemos bien delante de sus ojos, recién entonces, podremos juzgar,
exhortar, enseñar, o corregir a los demás.
Queda en claro que si una persona
tiene buen testimonio, puede juzgar a otro. Y si no está bien delante de Dios y
de los demás, es probable que su juicio no sea justo.
Los pastores, siervos, y
hermanos, debemos juzgar de acuerdo a la Palabra de Dios, así advertimos a las “ovejas” de
los lobos rapaces.
A través de toda la palabra,
encontramos la enseñanza de que debemos identificar a los malos o falsos
pastores, obreros o hermanos, y delatarlos.
También es clara, la enseñanza de
Dios respecto a dar sus nombres específicamente, aclarando concretamente sus
errores doctrinales o pecados que están cometiendo.
“Por sus frutos los conoceréis…”
(Mateo 7:16-17). Aquí el Señor simboliza con árboles, los servidores. Nos manda
juzgar el árbol (persona), por el fruto de su vida y su doctrina.
Por lo tanto Jesús nos manda
conocer a los servidores, juzgando lo que hacen, teniendo en cuenta su palabra
para juzgar, y no las enseñanzas del mundo o nuestro parecer o sentir, sino el
del Señor. Por eso dice: ”No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con
justo juicio” (Juan 7:24).
Entonces “… juzguemos con justo
juicio”.
1 Corintios 5:1-13. Pablo “juzgó”
(versículo 3) al hombre (inmoral, malvado – versículos 1 y 13.) a pesar de que
estaba ausente, y dijo a la iglesia de Corinto que deberían “juzgar” (versículo
12) a los que estaban dentro.
Se tiene madurez espiritual
cuando se es capaz de discernir entre el bien y mal. ”Pero el alimento sólido
es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los
sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).
Tenemos que darnos cuenta que al
enseñar que no se debe juzgar, los falsos maestros, falsos apóstoles, falsos
profetas, falsos hermanos, entran en las congregaciones con sus doctrinas del
enemigo para inundar de levadura y maldad a los hermanos, y como se enseñó a
“no juzgar”, nadie corrige, y nadie se opone a los lobos con vestidos de ovejas
que no tienen ningún reparo para saquear el rebaño, y así, en plena libertad, destruyen
a muchos.
¿Conoces a Jesús…? ¿Es mundano…?
¿Es simpático con los mentirosos, con los amantes del dinero, con los
inmorales, con los que se creen dioses y se idolatran…? ¿Acaso todo lo permitió
en el templo…?
Jesús es el mismo ayer, hoy y
siempre. Su lenguaje es claro, directo y
duro. No espera para tomar medidas contra los burladores, los mercaderes del
templo o los mentirosos.
Podemos comprobar que no fue
manso y humilde con los falsos maestros. Les decía “hipócritas”, “guías
ciegos”, “sepulcros blanqueados”, “serpientes”, y “generación de víboras”
(Mateo 23:23-34). Cuando halló en el templo a los que vendían, haciendo un
azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, con todo lo que tenían para
vender, y esparció las monedas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían:
“Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan
2:13-16)”. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada
casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones” (Marcos 11:17).
Pablo dijo señalando… “Porque
éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo” (2 Corintios 11:13). Pablo explica en versículos 14-15 que
estos predicadores son ministros de Satanás.
En estos días puedes comprobar
que los siervos contaminados, y algunos, a los que se le debe llamar falsos,
hasta predican con una Biblia “deportista” mundana. La divulgan como la mejor.
Hacen nula la enseñanza de la santidad que debe tener un hijo de Dios. Venden
sus libros, su música, sus imágenes, su asistencia sicológica-diabólica, sus
coberturas y sus seminarios para hacer discípulos iguales a ellos.
A tal punto ha llegado la
confusión en el testimonio de los cristianos, que la gente ya no sabe
distinguir quien es verdadero cristiano y quien no.
Los pastores deben discernir todo
lo que llega a la iglesia. Es correcto que los pastores no permitan falsos
maestros y que enseñen quiénes son y cómo evitarlos, puesto que Jesús así lo
enseña.
La iglesia de Efeso tuvo el buen
testimonio de haber “probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y
los has hallado mentirosos” (Apocalipsis 2:2). La iglesia de Pérgamo fue
reprendida porque “toleraba a los que tenían la doctrina de Balaam y la
doctrina de los Nicolaítas, la que yo aborrezco” (Apocalipsis 2:14-15).
Muchos pastores, predicadores y
profetas se manifiestan en programas de televisión para que se pacte con Dios
dando una suma de dinero a cambio de una bendición. En la Palabra de Dios esa
enseñanza no es aprobada (3 Juan 9 – Judas 11).
Existe la creencia de que los
considerados “muy poderosos” no pueden ser denunciados o nombrados, como los
pastores de iglesias gigantescas, o aquéllos con grandes audiencias en radio y
televisión. Cualquier cosa que digan o hagan, no importa que tan contraria de la Biblia sea, debe tomarse
por correcta.
Sin embargo, David era un siervo
de Dios, ungido, reconocido como uno de los de mayor autoridad en el pueblo de
Dios, pero era un adúltero en lo secreto, y según las prácticas de hoy, no
podía ser reprendido por un simple profeta. Pero Natán fue a la presencia de
David, reveló el pecado, y le dijo al enfurecido David, “Tu eres aquel hombre…”
(2 Samuel 12:7; 2 Samuel 12:7) Entonces dijo Natán a David: --Tú eres ese
hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey de Israel y
te libré de manos de Saúl.
Es correcto “contender
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3).
Debemos cuidarnos de los “falsos maestros que introducen encubiertamente
doctrinas destructoras” (2 Pedro 2:1) y se debe juzgar con justo juicio (Juan 7:24)
a los que están adentro. A los del mundo los juzgará Dios.
Rescatando, (en tanto se pueda), a
quienes han caído en el error y en las mentiras de los falsos apóstoles
modernos. “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad,
y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su
camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (Santiago
5:19.20).
Ejemplos donde se debió juzgar y
otros referentes al tema.
Romanos 16:17
Tito 1:10-16
2 Tesalonicenses 3:6-15.18
1 Timoteo 6:3.5
1 Timoteo 1:18.20
2 Timoteo 4:10.14.15
2 Timoteo 2:15-18
2 Corintios 11:4.13
Gálatas 2:11-14
3 Juan 9
2 Pedro 2:15-21.22
Números (capítulos 22 al 25)
Judas 11
Apocalipsis 2:2.14
¿Tú crees que el Señor Jesús
permitiría que los que alaban a Dios, comercien su música, vendan sus libros, que
vendan sus propias imágenes, que se hagan propaganda, que vendan entradas en
las iglesias, o que se enseñe psicología y mundanalidad como Palabra de Dios…?
El pueblo de Dios debe salir de
la apostasía, el error y las falsas doctrinas, pero para ello es necesario que
cada uno vuelva al estudio de las escrituras, que mantenga una “VERDADERA” relación
con Dios, y que guarde, por sobre todas las cosas, su corazón. Es necesario
volver una vez mas a las sendas antiguas que transitaron los grandes hombres de
Dios, y a predicar el verdadero evangelio, el cual es uno solo, y es el evangelio de la cruz, del
arrepentimiento, del perdón de nuestros pecados a través de la fe en el unigénito
Hijo de Dios, y de morir a nosotros mismos, cargar nuestra cruz, y seguirle
solo a El
“Así que, hermanos, cuando fui a
vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de
palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna
sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad,
y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras
persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder
de Dios” (1 Corintios 2:1-5).
“Gracia y Paz”
Aprendiendo la Sana Doctrina
Sal y Luz